Lo mejor que podemos esperar las y los votantes en Entre Ríos una vez que pasen los comicios es que los dirigentes electos destinen más ingenio y compromiso al diseño de políticas públicas que el que utilizaron para designar sus listas de precandidaturas. La falta de sentidos políticos que rezuman las propuestas electorales, al menos desde los nombres elegidos para definirlas, es prácticamente total.
Las listas, cada vez más lejos de identidades partidarias
Por Ramiro García
Los nombres surgen más de manuales de autoayuda y coaching que de programas y plataformas políticas
El menú de precandidaturas a gobernadores, legisladores e intendentes está colmado de vocablos y consignas surgidos más de manuales de autoayuda y coaching emocional que de programas y plataformas políticas. “Más”, “Ahora”, “Todos”, “Juntos”, “Futuro”, “Mejor”, “Primero”, “Se Puede” y “Creer” son fonemas repetidos en las más de 800 listas que competirán en las PASO del 13 de agosto.
El fenómeno no es nuevo ni exclusivo de la Argentina, y mucho menos de Entre Ríos. Pero esta vez es llamativa la escasez de rótulos que expresen aunque sea mínimamente una identidad política.
En la provincia competirán cinco fuerzas principales. Los extremos ideológicos coinciden en este asunto. Tanto la izquierda del MST como los libertarios seguidores de Javier Milei expresan su identidad en sus listas: “Unidad de Luchadores y la Izquierda” y “La Libertad por Siempre”, respectivamente, se llaman todas sus listas, a nivel provincial y municipal. Por su parte, la Confederación Vecinalista, como es de esperar, pone distancia de cualquier partido tradicional. “Juntos a los Vecinos” (SIC) designa sus propuestas municipales.
Son las fuerzas mayoritarias las que presentan denominaciones más lavadas. El frente dominado por el peronismo escogió “Más para Entre Ríos” para la competencia provincial. La alianza que lideran el PRO y la UCR puja bajo el título de “Juntos por Entre Ríos”, con dos afluentes igualmente edulcorados para su interna: “Ahora Entre Ríos” y “Entre Ríos Cambia”.
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El vacío en los nombres
Hay 410 listas de precandidatos a intendentes y concejales para los 83 municipios de la provincia. Descontando las boletas del MST, La Libertad Avanza y el vecinalismo, el relevamiento que hizo UNO detectó sólo ocho listas que aluden a una identidad política. Siete son del justicialismo: “Frente Peronista”, “Despertar Militancia”, “Compromiso Militante”, “Comunidad Organizada”, “Justicia Social”, “Unión y Lealtad” y “Juana Azurduy”. No viene al caso de qué ciudades son. Además, hay una “Intransigencia Popular”, en Urdinarrain.
Hay cientos de listas que –al menos en sus nombres– evitan con diversos recursos poéticos inscribirse en tradiciones partidarias. El lavaje es efectuado por ambas coaliciones oficialista y opositora.
Un buen lote apela a la simpleza de ‘más’. Por ejemplo “Más por Concordia”, “María + Grande” y “Paraná Está Para +”. Hay 53 listas que se llaman “Ahora ...” junto con el nombre del pueblo o ciudad en cuestión. Y alguien utilizó “Es Ahora”, así a secas.
Muchos recurrieron al gastado 'todos', como “Paranacito Somos Todos”, “Una Hernandarias para Todos” y “Todos por Tala”, sólo por poner un par de casos.
Por supuesto que 'juntos' aparece en decenas de nombres, aunque no es exclusivo de la coalición opositora. “Creciendo Juntos” se presenta una propuesta justicialista en San Jaime, que competirá contra “San Jaime Tiene Futuro”. Esta noción que apela al tiempo que viene, sin transmitir ninguna identidad, se repite en etiquetas como “Tenemos Futuro” o “Gualeguaychú al Futuro”.
Hay boletas que explotan la idea de mejoría, indistintamente del partido o alianza que se trate: “Mejor Santa Elena”, “Mejor para Tala”, “Podemos Estar Mejor” y muchas más. Otro recurso repetido sin ningún sentido político se lee en listas como “Primero San Jaime” o “Primero Santa Elena”, entre otras, al igual que precandidaturas que se titulan “San Salvador Puede” o “Uruguay Se Puede”. ¿Se puede qué? Cierta tónica religiosa impregna, por otro lado, listas como “Creer en Bovril” y “Creer en Victoria”.
En el abanico de curiosidades aparecen invitaciones como “Animate Colón” y algún imperativo: “Probá Cambiar”. Asimismo, figuran sugerencias de continuidad, que ofrecen “Alianza Ramirense No Para” o “Crespo en Marcha”.
En cambio, hay decenas de propuestas electorales locales que serían “la nada misma” en términos políticos: “Concordia Presente”. “Concordia lo Siente”, “Vamos Gualeguay”, “Gualeguaychú 2023”, “María Grande Soñada”, “Amor x Paraná”, “Somos Tala”. “La Nueva Era”, “Crear” o “Pensando 2023”.
Finalmente, el repaso encuentra el uso de ciertos conceptos que, aunque tampoco aluden a ninguna identidad política, haciendo cierto esfuerzo se asocian a ‘la cosa pública’, por ejemplo “Responsabilidad, Empatía y Humildad” y “Gestión y Desarrollo”.
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Hablarle al descontento
El licenciado en Ciencias Políticas por la UNER y director de Consultora Eje, Nahuel Baridón, puso en contexto este vaciamiento de sentido político de.... los políticos. “Las identidades partidarias empezaron a diluirse, si bien por supuesto perviven en un montón de gente”, definió. Como trasfondo histórico se remontó a la ‘crisis de los grandes relatos’ tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y mencionó el texto del filósofo estadounidense Francis Fukuyama “El fin de la Historia y el último hombre” (1992) que anunció un supuesto ocaso de las ideologías.
A nivel local, Baridón recordó el desengaño que significó la década del ‘90 para las corrientes peronistas. “Eso en la Argentina tuvo su correlato en el menemismo, que significó que un partido de masas con una fuerte identificación con lo popular lleve adelante un programa neoliberal”, calificó. Luego de esa experiencia sobrevino la “crisis de representación” que derivó de Diciembre de 2001, relató. En contraposición, rescató que el gobierno de Néstor Kirchner “apuntó a reconstruir la identidad política y recuperar la credibilidad, la confianza o el interés de la sociedad”.
Sin embargo, en diálogo con UNO, Baridón advirtió: “Venimos de dos grandes frustraciones. A (Mauricio) Macri en 2015 se lo votó con mucha esperanza para dejar atrás el kirchnerismo y terminó mal, en una crisis económica. Después el Frente de Todos con Alberto Fernández generó expectativa, pero tampoco dio resultado”.
El politólogo incluyó en su análisis el “fenómeno muy traumático”que significó la pandemia y diagnosticó: “Estamos en un momento de clima anti-político o apolítico”. Para Baridón, este proceso constituyó “un combo” que supo canalizar con mayor eficacia el economista y precandidato presidencial libertario Javier Milei. “Habla fuerte y grita. No importa lo que diga, porque logró expresar emocionalmente lo que mucha gente siente”, describió.
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Baridón explicó que “durante muchas décadas la Argentina se organizó de manera bipartidista. Los candidatos organizaban sus discursos en función de electorados más o menos predeterminados. Pero esto dejó de suceder”. Producto de esta crisis de representación, observó que actualmente “todos los partidos de cualquier orientación ideológica intentan persuadir o convencer a gente que no tiene identidad partidaria definida” y orientan sus campañas a los ‘independientes’.
No obstante, aclaró que al analizar más finamente los discursos sí aparecen sus orientaciones ideológicas y tradiciones políticas, aunque “no están tan marcadas como antes”, afirmó el consultor.