El fuerte impacto de la inflación, que en diciembre fue del 25,5% y marcó un récord en los últimos 30 años –acumulando un alza de 211,4% interanual–, se advierte no sólo en los hogares de quienes redoblan sus esfuerzos para llegar a fin de mes, sino en los ámbitos en que la ayuda social se despliega periódicamente para acompañar a quienes más lo necesitan. En este contexto, las ONG, asociaciones barriales, comedores comunitarios y merenderos abocados a esta tarea son receptores en estos tiempos de una mayor demanda, y a la vez, deben hacer malabares para conseguir donaciones para poder seguir asistiendo a aquellas personas más vulnerables.
La demanda de ayuda supera posibilidades de grupos solidarios
Por Vanesa Erbes
Gentileza: Suma de Voluntades
Suma de Voluntades dio cuenta de que hoy existe una gran demanda de ayuda.
Así lo confirmó a través de su testimonio Verónica, una de las referentes del merendero Multi Color, de barrio Los Berros, una zona signada por las necesidades, en la que funcionan además tres espacios similares debido a la cantidad de niños y adultos que precisan asistencia alimentaria. En este marco, contó a UNO: “Nosotros trabajamos en base a donaciones más que nada, y últimamente nos está costando mucho conseguirlas, pero por suerte siempre hay alguien que dona algo”.
“Son alrededor de 35 familias a las que le estamos entregando la comida, y después hay como 64 gurises. Son mucho más de 100 personas las que buscan una vianda, que hacemos comida los lunes, miércoles y viernes; y este mes tratamos de cocinarle además a los chicos al mediodía acá en el merendero. Y martes y jueves, cuando tenemos para cocinarles al mediodía, también lo hacemos, y sino les damos una merienda de tarde”, comentó Verónica, y explicó: “Los chicos no van al comedor escolar ahora en verano, por eso nosotros decidimos cocinar al mediodía, ya que muchos de ellos realmente no tienen para comer en sus casas”.
Asimismo, confió: “A veces son muchas porciones las que hacemos. Más que nada preparamos guiso para cuando retiran la vianda. El jueves al mediodía cocinamos un guiso de lentejas en una olla grande hasta el tope y no nos alcanzó, porque vinieron muchas familias. Así que tuvimos que sacarle un poco a todos los tuppers para poder llenar cinco recipientes más para que alcance. Tratamos de no dejar a nadie sin comida”.
“Después acompañamos a las familias que a veces necesitan, por ejemplo, un arroz para cocinar a la noche”, agregó Verónica, quien recordó que hace ocho años funciona este espacio, donde hoy tienen un salón de madera, una cocina y un baño comunitario con agua caliente. “Ahí las madres y los padres del barrio se pueden bañar y bañar a los chicos, porque la mayoría no tienen baño en su casa”, expresó, en referencia a las carencias que padecen.
Sobre los servicios básicos que faltan en el barrio, destacó que en el 2023, año eleccionario, hubo quienes se acordaron por fin de los vecinos, y en este marco mencionó: “Un día antes de la primera elección anduvieron repartiendo boletas y nos pusieron los caños que correspondían acá a la calle y nos tiraron broza”.
Quien quiera colaborar, puede contactarse a través de Facebook: Merendero Multicolor, o de Instagram: @merendero.multicolor; también por teléfono: (343) 154641993. “Acá se necesita de todo, pero lo que más se precisa son los alimentos frescos y las verduras, como papa y cebolla”, indicó.
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También en calle Gutiérrez 2119, en el barrio Gaucho Rivero de Paraná, funciona el comedor comunitario Construyendo Sueños, donde brindan una vianda los lunes y los miércoles de tarde, y una merienda los martes y jueves. Como las donaciones en la actualidad son escasas, elaboran algún producto que puedan vender y abastecerse para poder preparar la comida y la leche que le dan a chicos y grandes, junto con algunas galletitas que les entregan desde el municipio. “La última donación que recibí fue en noviembre más o menos. Siempre pido alimentos secos, porque lo que es carne y verdura por ahí se consigue. Pero como ahora subió todo, la gente no está ayudando mucho y hace falta de todo”, dijo a UNO Noelia Enrique, la impulsora de este espacio, quien refirió: “Hacemos algún producto, como tortas fritas, bizcochuelos, y lo vendemos. Ahora estuvimos haciendo prepizzas para comprar el gas, porque se fue por las nubes. Antes entre todas poníamos un poquito y comprábamos dos garrafas al mes, pero ahora es imposible”.
Noelia pertenece a una organización social que también ayuda “para llenar las ollas”, y refirió: “Dentro de ese movimiento, tenemos alrededor de 13 barrios con olla y merienda. En algunos lados hacemos dos ollas; en otros una, más una merienda. Y no nos está alcanzando. Por ejemplo, yo acá en casa preparo una olla de 100 litros y en mi barrio todos los días viene gente a pedir que la anote para retirar las comidas, pero lamentablemente ahora tengo que estar diciendo que no, porque no llego. Tengo alrededor de 150 porciones de lunes a jueves”. Para contactarse con Noelia y colaborar, se puede escribir vía WhatsApp al +5493435029157.
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En la ONG Suma de Voluntades, que entre sus obras acompaña a diario a personas en situación de calle, y también semanalmente a vecinos de los barrios San Martín, Mosconi Viejo, y Antártica Antártida Argentina, coincidieron: “Hoy estamos bastante complicados con el tema de la asistencia. En muchos casos, como nunca nos ha pasado, tenemos que decir que no y priorizar primero el dispositivo de las infancias; y también las recorridas, porque van muchos niños”.
Sobre este punto, Anabella Albornoz, una de sus referentes, adelantó: “Ahora vamos a hacer un nuevo relevamiento de las recorridas, porque no nos está alcanzando para terminar el recorrido completo. Entonces, necesitamos analizar bien la situación y la particularidad de cada familia, porque no todos están en situación de calle, sino que hay gente que se acerca porque no tiene qué comer”.
“Hoy la realidad nos dice que hay personas que van a las plazas en busca de comida porque no tienen el sustento en su casa. Nosotros necesitamos datos duros para poder procesarlos y analizarlos, y ver también la posibilidad de poder organizarnos con organismos del Estado para llegar con más eficiencia y acompañar a las familias de manera integral también, que no sea solamente el plato de comida, sino ver cómo generamos esa red de contención. Estamos trabajando en eso y organizamos una nueva campaña para buscar voluntarios”, sostuvo.
Anabella también comentó que hace dos meses brindaban 8.235 platos de comida, y lamentó: “Hoy en muchas ocasiones no hemos podido responder, sobre todo cuando van a pedir alimentos en la sede, porque no solamente están yendo a las recorridas. Los voluntarios terminan muy agotados por la carga emocional que eso tiene. Hay gente que va a tocar la puerta con mucha tristeza y tratamos de contenerla lo máximo posible, y lo vemos sobre todo en personas que relativamente tenían un buen pasar, que comían en su casa, que no dependían de ningún bolsón ni de un comedor comunitario y hoy tienen que hacerlo”.
“Estamos notando mucha angustia, desazón y desesperación, que se nota en los ojos de la gente. Por eso los voluntarios no sólo asisten, sino que acompañan, tienen esa escucha activa. La ayuda también trasciende la asistencia. Tiene que ver con ese encuentro, con esa palmada de decir ´está todo bien, acá estamos´. Creo que hoy es necesario volver a esa cultura del encuentro que logramos y profundizamos en pandemia, porque realmente creemos que acá tenemos que dejar todo el individualismo de lado y pensar colectivamente, porque hay gente que la está pasando mal”, dijo.
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Por último, reflexionó: “Todavía estamos en carrera, que eso es lo importante, porque la crisis también llegó a todas las organizaciones. La parte alimentaria hoy es una emergencia. Así que estamos preocupados, pero también esperanzados en buscar estrategias comunitarias para poder ayudarnos entre todos. Creemos que acá nadie se salva solo y que es necesario trabajar para ayudarnos entre todos. Por eso no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer siempre a la comunidad que siempre acompaña, porque sino nada de lo que se hace sería posible”. Para colaborar con Suma de Voluntades, se puede escribir a las redes sociales: Suma de Voluntades Paraná, comunicarse al 5493435196796, o asistir a la sede de calle Alem 470.