La ola de calor extrema que atraviesa a todo el país hace semanas afecta con particularidades la salud de los niños. Según informaron a UNO desde la Guardia Pediátrica del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná, se vienen atendiendo numerosos cuadros de gastroenteritis, aunque la cantidad no es extraordinaria para esta época del año, y otros síntomas derivados de las altas temperaturas. La cantidad de consultas ya volvió a niveles previos a la pandemia.
Gastroenteritis y golpes de calor, los cuadros más frecuentes en el hospital San Roque
Foto UNO/Juan Manuel Hernández
La ola de calor afecta con particularidades la salud de los niños.
Marcelo Itharte, jefe de la Guardia Pediátrica Central del Hospital, explicó que es habitual en el verano atender muchos pacientes con gastroenteritis, que llegan al nosocomio con vómitos y diarreas. "Son cuadros virales comunes para esta época del año. Pero algunos chicos necesitan ser internados", indicó.
El hospital materno infantil cuenta con espacio de "internación abreviada" para estos niños. "Se los interna, se rehidratan por vía oral o endovenosa y luego, recuperados, se los manda a la casa", graficó Itharte.
El médico advirtió que están atendiendo muchas intoxicaciones alimentarias, derivadas de la ingesta de aderezos, cremas, helados y algunas carnes que no mantuvieron una adecuada conservación y resguardo de la cadena de frío.
Respecto de los golpes de calor, el jefe de la Guardia mencionó: "Estamos viendo cefaleas, dolores de panza, náuseas y chicos con temperaturas altas. de hasta 39 o 40 grados. Son cuadros derivados de la exposición al sol y previos a la insolación". Y aclaró: "No ha sido una cantidad exorbitante, nada grave".
"Comparado con años anteriores ha habido un pequeño aumento, pero porque venimos de más de dos años de pandemia y hemos estado muy encerrados. Volvimos a niveles previos a la pandemia", dijo Itharte sobre la cantidad de atenciones pediátricas en la Guardia.
En diálogo con UNO, el médico también se refirió a la cantidad de accidentes protagonizados por niños, que habitualmente crecen en el verano. Lo explicó por la mayor concurrencia a parques, piletas y el incremento del tránsito en rutas. "En esta época del año hay una combinación peligrosa dada por la salida de personas que no están acostumbradas a manejar en la ruta con la circulación de autos que no están en condiciones y la falta de respeto a las normas de tránsito", alertó.
Al igual que los cuadros clínicos, Itharte informó que aumentaron respecto de las últimas dos temporadas, pero que "no son cifras superiores a los años anteriores a la pandemia".
Y llamó a la reflexión de los adultos que tienen niños a su cuidado. "Lamentablemente, los accidentes en piletas que estamos viendo son por descuidos, como siempre. Los accidentes son patologías prevenibles", consideró.
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Recomendaciones
El jefe de la Guardia Pediátrica del hospital capitalino aclaró, en primer lugar, que ante la aparición de síntomas en los menores se debe consultar a un médico y evitar soluciones o curaciones caseras. En particular, enfatizó que "el niño debe tener su médico de cabecera", un hábito que se perdió en los últimos años debido a la pandemia.
En cuanto a las precauciones en estos meses de altas temperaturas, repasó la necesidad de tomar agua en abundancia, dos litros por día como mínimo. Y subrayó: "Hay que tomar agua, no bebidas azucaradas, porque deshidratan. Y se debe insistir a los niños aunque sean reacios a tomar". También aconsejó colaciones con yogures, alimentos frescos, frutas y verduras, y no comer "copiosamente".
Sobre los cuidados ante el sol, dijo: "No estamos preparados para exponernos mucho tiempo. De 11 a 16 horas, no hay que estar dando vueltas al sol. Lo ideal es hacerlo fuera de esos horarios y buscar la sombra de los árboles, preferentemente, o sombrillas". Asimismo, recordó que los menores de seis meses no pueden exponerse al sol y que no vienen protectores solares para estas criaturas. "Los mayores de esa edad protectores de 50 o más altas. Hay que renovarlo cada dos horas o cada vez que vuelve de estar en el agua", añadió.
Por último, se refirió a la lactancia y las necesidades de los menores de dos años y las madres. Itharte sugirió: "Las madres suelen terminar con sed después de amamantar. Tienen que tomar más agua de lo habitual y ofrecerle más seguido la teta al bebé, que no puede expresar si tiene sed o no".