A los 39 años Mariano Torresi sigue disfrutando del fútbol en Concepción del Uruguay. No juega de manera profesional, pero se prepara con la misma seriedad que en los tiempos que defendía la camiseta de Godoy Cruz de Mendoza, equipo del cual surgió, ascendió a Primera y tuvo su estreno en la máxima categoría del fútbol argentino.
Fútbol: de Mendoza a la costa del Uruguay
Por Matías Larraule
En La Histórica el mendocino disfruta a flor de piel el romanticismo del amateurismo. La adrenalina perdura en la previa de cada compromiso, como sucedió durante toda su etapa profesional. Desde hace tres años el mediocampista defiende la camiseta de Atlético Uruguay. El Decano le abrió las puertas cuando Torresi había tomado la decisión de dar por cerrada su carrera. Pero esta etapa no desencadenó en su despedida de los campos de juego. “Es la droga que tiene el jugador del fútbol, es difícil retirarse”, definió.
“Comencé a jugar a los 8 años. Profesionalmente mi carrera comenzó a los 17, cuando firmé mi primer contrato en Godoy Cruz. Prácticamente no sé hacer otra cosa que jugar a la pelota. Cuando uno se retira es una decisión muy difícil. Muchos compañeros han tenido que ir a un psicólogo para sobrellevarlo. Con muchos amigos de Mendoza hablo sobre este tema. Algunos juegan al fútbol de salón, otros en campeonatos amateur. Nunca dejás de jugar al fútbol y en este caso salió la posibilidad de jugar en Atlético Uruguay”, indicó. “Este año comenzamos a jugar el Torneo Regional Amateur. No es profesional, pero es una competencia más difícil que las categorías superiores. No es el mismo nivel de jugadores pero se sufre mucho más porque las canchas son diferentes, los viajes son a pulmón porque los clubes hacen mucho esfuerzo para cumplir con todo. Se vive mucho más porque tiene una cuota de humildad que a mí me atrapa y por eso no dejo de jugar”, relató Torresi, en diálogo telefónico con Ovación desde La Histórica.
El deporte popular lo llevó a transitar por distintos puntos del país. Surgió del semillero de Godoy Cruz de Mendoza. También jugó en Newell’s de Rosario, San Martín San Juan, Instituto de Córdoba, Estudiantes de Buenos Aires, Barracas Central, Deportivo Merlo, Libertad de Sunchales, Cipolletti de Río Negro y Gimnasia de Concepción del Uruguay. El fútbol también lo llevó hacia Chipre, una isla a la que Torresi define como “un paraíso”, y donde compartió plantel con el paranaense Gastón Sangoy en Apollon Limassol. En el exterior también jugó en Dorados de Sinaloa de México.
La vida lo llevó a echar raíces en la costa del Uruguay. “Cuando jugué en Newell’s de Rosario conocí a mi exmujer, que estaba cursando su carrera. Nos pusimos de novio, tuvimos nuestro primer hijo, nos casamos y ella empezó a seguirme. Invertí, compré casa en Concepción del Uruguay y cuando tenía los recesos en los clubes iba 15 días a Mendoza y otros 15 días a Concepción del Uruguay y luego retornaba al club adonde estaba jugando. En 2016 nos radicamos acá por la edad de los chicos. Empezaron a ir a la escuela en Concepción y no me quedó otra (risas). Los grandes sobrellevamos ir de un lado para otro, pero los chicos lo sufren. Por eso decidimos quedarnos en Concepción del Uruguay”, confesó el jugador franquicia del Decano.
En Atlético Uruguay Torresi juega por vocación y amor al fútbol. “Se disfruta más”, confesó. “He ido a jugar a cada cancha que no está en las mejores condiciones, pero veo a compañeros que lo viven con tanta intensidad que te contagian las ganas de estar a la altura. El día que no sienta pasión, no tenga ganas, me de lo mismo ir o no ir a un entrenamiento o sentarme a tomar un mate en un vestuario ahí es donde diré “hasta acá llegué” y colgaré los botines. Todavía disfruto de esas cosas”, resaltó.
Siempre la caprichosa. El fútbol dejó de ser su principal fuente de ingreso. Sin embargo la redonda es el puente que le permite ganarse el sustento económico. “En Concepción del Uruguay invertí. Me compré una casa y también adquirí un complejo de canchas de fútbol 5. Vivo de esto desde que me retiré. En su momento tenía la escuelita de fútbol 5 con otro chico que juega en Atlético. También el complejo se alquila para cumpleaños y eventos. La idea más adelante es realizar clases de entrenamiento funcional y entrenamientos personalizados en formación de jugadores”, contó.
Los predios deportivos son uno de los sectores más afectados por la pandemia de coronavirus. A raíz de la emergencia sanitarias las puertas de los complejos permanecen cerradas. “Nos afecta a todos los que estamos en el rubro”, se lamentó. “Estamos parados desde mediados de marzo. Estamos tratando de ver que se pueda solucionar y buscando la vuelta para reabrir con determinados protocolos que nos permitan habilitarla”, se entusiasmó. De esa manera Torresi continúa ligado a su gran pasión. “El fútbol me dio a mi familia, amigos, me hizo conocer lugares. Me dio la posibilidad de vivir de lo que me gusta. El ambiente futbolístico es lo más lindo que hay, y si alguien tiene la suerte de vivir del fútbol es lo mejor. Te quita muchas cosas, pero es más lo que te da”.