Con el título “Rostros Santos”, los días 14 y 15 se presentará en el Centro Provincial de Convenciones, una muestra baluarte de la cultura rusa: los íconos de la Iglesia Ortodoxa. En tanto, el 16 y 17 de septiembre, la muestra podrá visitarse en el Centro Cultural de Cerrito. Con entrada gratuita, el martes 14 podrá visitarse en horario de 15 a 20, mientras que el miércoles 15 será de 10 a 20. En tanto, el jueves 16, se podrá visitar de 17 a 21, y el viernes 17, de 9 a 19.
Íconos: muestra "Rostros Santos" de la Iglesia Ortodoxa Rusa
La muestra "Rostros Santos" está organizada de forma conjunta por el Iapser, el Gobierno de Entre Ríos, la Municipalidad de Cerrito, la Casa de Rusia en Paraná, la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú – diócesis Argentina y América del Sur, y la Juventud Diocesana de la Iglesia Ortodoxa Rusa. En la inauguración estará presente el Vladika Monseñor Leonid, obispo ortodoxo ruso de Argentina y Sudamérica.
La muestra incorpora más de 50 íconos, obras culturales fundamentales de la herencia religiosa de la humanidad, arte sacro que pertenece al patrimonio espiritual y cultural de Rusia. A pesar de ser una obra de arte, el ícono también es un objeto sagrado para el devoto y tiene una fuerza especial para ayudar en la oración, es decir, no son un simple objeto artístico para la contemplación. Según la iglesia ortodoxa, la especial energía de los iconos deriva del hecho de que en la imagen consagrada del santo está presente el santo mismo. Esto es posible a través de la bendición del icono. Cuando se lo consagra, se establece una conexión entre la imagen y su prototipo, entre quien representa –un santo, Cristo, la Virgen – y la representación misma.
A pesar de ser una obra de arte, el ícono también es un objeto sagrado para el devoto
La historia del arte sitúa el origen del icono en el Antiguo Egipto, es especial en los retratos funerarios de la época helenística. Bizancio, que dio continuidad a la tradición artística de raíz griega, sería la patria de la iconografía cristiana. Desde la actual Turquía, el arte del icono llegó a sus áreas de influencia, en especial a los países balcánicos y el Imperio Ruso, donde alcanzó una enorme popularidad en el siglo XV en las ciudades de Moscú y Novgorod.
Debates teológicos posteriores culminaron con el conocido Cisma de Occidente y la consolidación del icono como pieza clave de la ortodoxia, con dos tendencias artísticas y religiosas diferentes: existe el icono “que no se ha hecho por mano humana” y “el que muestra el camino”. El primero representa a Cristo y tiene su justificación teológica e inspiración artística en las imágenes que el mismo Jesús dejó impresas de forma milagrosa sobre telas, por ejemplo en el caso de la sanación del rey leproso Agbar o en el de la Verónica, que enjugó su cara en el camino al Calvario. O sea que, si el mismísimo Cristo “pintó” su imagen, el artista puede intentar reproducirla para llegar hasta él. La segunda tradición se centra en la figura de la Virgen o Theotokos, portadora de dios. En cierto sentido, la humanidad en conjunto fue bendecida gracias a la inmaculada concepción, y es por eso que éste es otro de los temas posibles en la pintura de iconos. Se dice que el primero en realizar uno fue el evangelista San Lucas, quien en realidad pintó un retrato de la virgen María cuando aún vivía.