La campaña citrícola 2025 en el Noreste Argentino (NEA) se posiciona como una de las más complejas de los últimos años. Así lo describe Roberto Varela, gerente ejecutivo de la Cámara de Exportadores de Citrus del NEA (Cecnea), quien detalla un escenario atravesado por fuertes heladas, altos aranceles y una reconfiguración forzada de los destinos de exportación.
La helada de julio obliga a Argentina a redirigir sus cítricos hacia mercados de corta distancia
La helada de julio redujo hasta 70% la producción citrícola del NEA y forzó a redirigir exportaciones a mercados cercanos ante costos y aranceles.
La helada de julio obliga a Argentina a redirigir sus cítricos hacia mercados de corta distancia.
Según Varela, el golpe más duro ocurrió a comienzos de julio, cuando una helada excepcional paralizó completamente la actividad. "Tuvimos temperaturas extremadamente bajas durante varios días, justo cuando la exportación estaba tomando ritmo", señaló. El impacto fue inmediato: entre el 50% y el 70% de la producción de naranjas y mandarinas resultó afectada, lo que obligó a suspender los envíos durante un mes. Solo cerca del 40% de la fruta quedó disponible para abastecer el mercado interno, la exportación de corta distancia y la industria.
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La helada de julio fuerza a Argentina a reorientar sus exportaciones de cítricos a destinos cercanos
Ante la imposibilidad de garantizar la calidad necesaria para tránsitos largos (fundamentales para mercados como Europa o Filipinas), las exportaciones debieron redirigirse. "Nadie quería arriesgar envíos de más de 30 días. Por eso concentramos la oferta en destinos cercanos como Brasil y Paraguay", explicó. También se habilitaron volúmenes puntuales hacia Filipinas y se concretó un primer envío a Ecuador.
Pese a la oferta limitada, los precios no lograron compensar los costos crecientes del sector. La caja de naranjas se ubicó en los niveles inferiores del rango de mercado, tanto para mandarinas como para naranjas. Varela remarca que los ingresos se ven restringidos por la estructura impositiva argentina y por el arancel del 16% que pagan los cítricos dulces al ingresar a la Unión Europea, una barrera que reduce la competitividad frente a otros orígenes del hemisferio sur.
En cuanto a las exigencias de los mercados, Varela destaca que la calidad, la inocuidad y las certificaciones de trazabilidad son requisitos cada vez más estrictos, junto con la demanda de calibres específicos. Señala además que muchos destinos (especialmente Estados Unidos, cuya apertura está en proceso) exigen mandarinas sin semillas, una adaptación varietal que el NEA está acelerando.
Respecto al escenario económico argentino, el dirigente reconoce que las reformas del gobierno de Javier Milei han simplificado trámites y agilizado operaciones financieras, aunque todavía no generan un alivio en los costos productivos ni en la carga tributaria. "Los cambios macroeconómicos no se han traducido todavía en una mejora directa para la actividad", sostuvo.
De cara a los próximos años, la Cecnea prioriza el desarrollo de nuevas variedades, la agilización logística (hoy limitada por la baja frecuencia de servicios navieros) y el seguimiento de las negociaciones del acuerdo Unión Europea–Mercosur, que podría redefinir el marco arancelario.
Otro punto central será la gestión del agua. Aunque el NEA dispone de abundancia hídrica, Varela advierte que los excesos también generan problemas: mayor difusión de enfermedades, pieles más gruesas y dificultades de cosecha por plantas mojadas durante la mañana. "El desafío para la citricultura en este campo es encontrar un equilibrio hídrico que permita mantener calidad y competitividad", concluyó.
















