La embajada de Estados Unidos anunció que el buque Cutter James hará trabajos con Prefectura pero ministra, Patricia Bullrich, no completó el trámite exigido por la Ley 25.880 para autorizar el procedimiento. Es que la tripulación del navío realizará ejercicios conjuntos con sus pares de la Prefectura, pero todo ello carece de la autorización del Congreso, requerida por la ley 25.880 sobre el ingreso de personal militar extranjero. En realidad, el trámite para el permiso se inició, pero nunca se completó.
Buque de Estados Unidos realizará maniobras en Argentina sin autorización del Congreso
El buque Cutter James hará maniobras conjuntas con Prefectura Naval pero no tiene permiso del Congreso, como manda la Ley. Patricia Bullrich no completó trámite
Desde el Gobierno transmitieron que “como se trata de un buque que no es militar, si no de guardia costera, no se requiere la autorización”. Pero la ley es específica y marca claramente que la norma abarca también “a los elementos de las instituciones de países extranjeros cuya misiones fueran similares a los de las fuerzas de seguridad del Estado nacional”. La pifiada es de la ministra Patricia Bullrich que el 9 de abril notificó al Congreso, pero no pidió autorización alguna. Como es obvio, el Cutter James no viene a hacer caridad: el objetivo es marcarle la cancha a la presencia China en el Atlántico Sur. Y, ya se sabe, contra los chinos, no hay ley que valga en la doctrina Milei.
Presentaron el pedido a la Comisión de Seguridad Interior, pero allí se alegó que no era su competencia y el trámite pasó a la Comisión de Defensa, porque se pedía el visto bueno para el ingreso de tropas extranjeras. Lo cierto es que el Congreso no produjo ninguna autorización.
En las redes sociales, la embajada de Estados Unidos les dio la bienvenida a los 150 tripulantes del Cutter James y especificó que “realizarán ejercicios conjuntos con sus contrapartes argentinas”. El comunicado señala que es uno de los barcos más grandes y tecnológicamente más avanzados de la Guardia Costera de Estados Unidos y que en el país del norte está dedicado a la lucha contra el narcotráfico y la pesca ilegal.
Washington plantea que los pesqueros chinos se mueven dentro de las 200 millas argentinas, algo que está controvertido: los barcos factoría -de distintos orígenes- argumentan que sólo trabajan de la milla 201 hacia afuera y lo cierto es que, ni en el gobierno anterior ni en el actual, hubo detenciones por violación de la jurisdicción. "Se los mantuvo a raya", dicen los ex funcionarios. Partiendo de esa premisa, todo el objetivo parece geopolítico: impedir la presencia de China en el mar o en la tierra del sur argentino.
La ley votada el 23 de abril de 2004 es muy precisa. El título es “ingreso de personal militar extranjero en el territorio nacional”. En el artículo 2º especifica lo que abarca la norma: “entiéndese por fuerzas nacionales a los efectos de la presente ley, a la Armada Argentina, el Ejército, la Fuera Aérea, la Gendarmería y la Prefectura Naval”. Y en el artículo 3º, aclara que se trata de “fuerzas extranjeras” a las “instituciones de países extranjeros cuyas misiones sean similares a las fuerzas de seguridad del Estado Nacional”. Eso abarca a la Guardia Costera que es una fuerza extranjera dado que su misión es la misma que la Prefectura Naval.
La base geopolítica de la presencia de EE.UU. es que en Washington sostienen que los pesqueros no son pesqueros sino una fuerza naval china -sin ofrecer ninguna evidencia- y que la Argentina no puede controlar el Atlántico Sur, que necesita la ayuda de Estados Unidos. Es la lucha contra el mal, que viene a ser China. “Los zurdos, el comunismo”, como diría el presidente Javier Milei.