Entre Ríos es una provincia magnífica por donde se la mire. Y afortunadamente pude recorrer en los últimos días, gran parte de la ruta 11 y 12, entre Paraná, Diamante, Victoria, Gualeguay y Nogoyá. Y de esa visualización desde el asfalto, siempre se vio la misma imagen de trabajo en el campo y en los pequeños poblados.
El campo estará, pese a los cepos y castigos
Por Javier Aragón
Esto no quiere transformarse en una defensa de ninguna gestión de gobierno, solo marcar que el sector que más sufrió el hostigamiento, persecución, destrato fue justamente el del campo, que sintió en carne propia el hostigamiento de varias gestiones nacionales.
Hoy en la Argentina hay crisis por donde se la mire, con índices inflacionarios que llegaran al 50%, y eso que no se actualizaron las tarifas, donde el dólar está pisado por el Gobierno y donde ya no quedan reservas en el Banco Central. El futuro es muy incierto, y por ello es que la gestión de Alberto Fernández, está desesperada tratando de cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Es obvio que la gestión de Mauricio Macri fue pésima y si se suma esto al Coronavirus, el Gobierno tiene atenuantes, pero por sus propios errores, internas y desaciertos, es que la gente los castigó en las urnas frente al espantoso presente.
El propio gobierno no puede superar sus propios conflictos, donde la vicepresidenta cada vez que puede golpea la gestión de su elegido al sillón de Rivadavia.
En medio de ese caos, donde aumenta la desocupación, la pobreza, y ahora nuevamente hay un llamado de atención con el crecimiento de los contagios y muertes por Covid-19, es que a muchos les llama la atención, la predisposición, fuerza, ganas y terquedad para seguir trabajando por parte del campo.
Ver innumerables trilladoras, más nuevas y antiguas de día y noche cosechando maíz; tractores con tolvas, camiones, casillas en los campos, fumigadoras y otras maquinarias agrícolas, es pensar que todo no está perdido.
Estos productores hoy siguen comprando fiado el combustible, la semilla y el resto de los productos para trabajar el campo, y lo pagan a valor dólar al finalizar la campaña.
Si la trilla es buena, luego de sumar y restar les quedará dinero, que seguramente invertirán en sus maquinarias o el mismo campo, pero si les va mal, comenzarán a hacer lo mismo, buscando la esperanza de levantarse en la próxima campaña.
El efecto multiplicador del campo se ve en los pequeños y grandes poblados que sienten el nivel de compras e inversiones.
Si el campo no mueve la palanca de la producción, esos pueblos quedan paralizados, y esto pasa en todo Entre Ríos.
El trigo podría registrar muy buenos rindes, para que los acopiadores, cooperativas, molinos e industrias tengan la materia prima, y en especial el gobierno nacional que tanto desprecia al campo, le lluevan los dólares para destinarlo a sus prioridades, que muchas veces no son las que desea la sociedad. Sino, habrá nuevamente que recordar el resultado de las últimas elecciones hace pocas semanas.
Hoy el campo tiene limitaciones para poder vender carnes al exterior, retenciones groseras a los cultivos, ataduras impositivas por donde se las mire, y así y todo, la familia rural sigue apostando al trabajo, no al gobierno de turno, ya que es lo único que sabe hacer.
En la Argentina hemos visto en los últimos años, cómo sectores que producían en las ciudades, enojados con las políticas , decidían cerrar las industrias, empresas o fábricas e irse a países vecinos que los contenían con mayores beneficios.
La gente del campo, por el contrario, se queda, invierte, da trabajo, ayuda a los pueblos y en especial trata por todos los medios de apostar al país.
El hombre de campo, no tiene cuentas bancarias en dólares en el exterior, no tiene hoteles o estancias en el sur, no vive en la Recoleta. Por el contrario, piensa en que si baja los brazos, mostrará a los hijos que la pelea que se pierde es la que no se da.
Tal vez porque sepan lo que es generar trabajo y producir, les duele cuando los que nunca estuvieron en el sector productivo, quieren ordenarles cómo manejarse en la vida.
Los que vivieron toda la vida del Estado, sin siquiera sembrar una planta de tomate, son ahora los que se transforman en los grandes guías.
Pese a la crisis, al caos la Argentina tiene presente y futuro, porque el campo siempre estará ayudando como lo hizo en el 2001 y en este caótico presente.