El mes pasado cerró con un marcado déficit hídrico en Entre Ríos. Según los registros de la Bolsa de Cereales, la provincia acumuló en promedio solo 68 milímetros de lluvias, cuando el valor histórico para este mes es de 112.
Abril se fue seco: las lluvias quedaron por debajo del promedio
Las lluvias estuvieron un 39% por debajo del promedio histórico. El déficit fue generalizado y afecta el balance hídrico del suelo entrerriano
Abril se fue seco: las lluvias quedaron por debajo del promedio
Esta diferencia –de 44 milímetros menos– representa una caída del 39% respecto al comportamiento habitual del mes.
Tanto los promedios como los extremos evidenciaron esta merma: el valor más alto se dio en General Galarza con 130 milímetros y el más bajo fue en Guardamonte (32). En ambos casos, los registros quedaron por debajo de los valores extremos históricos para abril.
Si bien la diferencia no es tanta (9%), el acumulado anual también refleja una tendencia por debajo de lo normal con 445 milímetros acaecidos, cuando el histórico es de 490.
En toda la provincia
A diferencia de lo que ocurrió en marzo, cuando el mapa mostraba contrastes marcados –exceso de lluvias en el norte y escasez en el oeste–, abril fue más “parejo” pero en la sequía. Prácticamente toda la provincia tuvo lluvias por debajo de lo normal.
El sudeste y el noreste fueron los que más agua recibieron, con registros entre 85 y 130 milímetros. En cambio, el centro y el oeste registraron los valores más bajos (32 y 65, respectivamente), con los departamentos Tala, Nogoyá, Diamante, Paraná y La Paz entre los más afectados.
Gran parte del territorio entró en la categoría de “sequía moderada”, sin zonas que presentaran excesos.
El impacto en el suelo
Aunque las lluvias de abril fueron escasas, el impacto sobre el suelo aún no representa una amenaza grave.
Las reservas de humedad se mantienen en niveles aceptables en gran parte del territorio, aunque en varias zonas –especialmente aquellas donde no llueve con fuerza desde hace más de veinte días– comenzaron a clasificarse como “regulares”.
Este retroceso, si bien es lógico por la falta de aportes hídricos recientes, no se considera aún una limitación significativa para el desarrollo de los cultivos ni para las tareas agrícolas en curso.
En áreas donde las lluvias superaron los 40 o 50 milímetros, como el este del departamento Paraná, los suelos incluso muestran signos de exceso hídrico, lo que evidencia una capacidad de absorción limitada. Una recarga generalizada de 20 o 30 milímetros sería suficiente para estabilizar la situación en las zonas más comprometidas, sin frenar el avance de la cosecha.
Tendencia sin sorpresas
De cara al invierno, no se esperan grandes cambios en el comportamiento climático.
Las condiciones del fenómeno El Niño siguen siendo neutrales, y los modelos no anticipan alteraciones en los próximos meses, por lo que las decisiones agronómicas deberán estar más atentas a las variaciones locales que a los grandes indicadores globales.