Abel Darío Blasón, ex futbolista nacido en Lucas González, es uno de los máximos goleadores de la historia de Belgrano de Córdoba. El Toro tiene 82 goles en el Pirata y, a pesar de haber pasado por el clásico rival Talleres, es uno de los jugadores más queridos por el hincha de la B. El delantero fue campeón y goleador con Belgrano en el Torneo Regional del 86, lo que hoy se conoce como Nacional B.
Abel "Toro" Blasón: "El fútbol es un negocio de poderosos"
Actualmente, sigue en el mundo del fútbol luego de haber incursionado en la política como concejal. Juega en la Liga de Veteranos de Nogoyá y, por lo que contó a UNO, lo hace en un equipo de jugadores mayores de 40 años. "A pesar de tener 55, juego con ellos y des doy bastante ventaja", alardeó. "Lo importante es divertirse, competir y que me respeten. No ganar", acotó luego.
En diálogo con UNO relató su historia y opinó sobre el momento por el que está pasando el fútbol argentino tanto en la Primera División como en las categorías juveniles
- ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol y cómo llegás a jugar en Belgrano de Córdoba?
- Me inicié jugando en las inferiores del Club Atlético Lucas González, hice ahí las inferiores hasta los 18 años que me tuve que ir al Servicio Militar y ya había hecho pruebas anteriormente en Unión y en Colón y no había tenido buenos resultados. Una vez que salí de la "Colimba" ya tenía 19, acompañé a unos amigos a Córdoba que se iban a inscribir en la facultad, se enteraron otros amigos que estaba ahí y me llevaron a una prueba en Belgrano en la cual anduve bien. Había más de 300 chicos, me dejaron para el otro día donde también anduve bien, hice goles en el poco ratito que estuve, creo que jugué 20 minutos en cada partido y ya llevaba cuatro goles. Me dijeron que era el último entrenamiento que me tenían que ver bien, era un seleccionado de chicos que habían quedado donde jugué, hice dos goles más en poco tiempo así que me volvieron a dejar para el lunes que entrenamos con la local de Belgrano. Hicimos dos partidos y a mí me tocó jugar tiempo completo, hice dos goles más... José Yudica que justo empezaba dijo "el gringuito, el rubiecito de Entre Ríos, traiganló" y, a partir de ahí, empecé a entrenar con la Primera más que nada y con la Tercera.
Hacía todo lo que había que hacer, buscar pelotas, jugar de cuatro, de ocho, de diez, en todos los puestos y así quedé en Belgrano. Yúdica me dio el ok, firmé mi primer contrato y empecé a escalar en el club. Tuve la suerte de hacer una carrera bárbara porque a partir de ese 1982 que quedé, por los próximo cuatro o cinco años salí goleador de todos los torneos que jugaba Belgrano, tuve mucha suerte, predisposición y ganas.
- ¿Cuando tuviste que irte al Servicio Militar, pensaste que se terminaba ahí tu carrera como futbolista?
- Cuando me tocó hacer el Servicio Militar yo ya había dado por finalizada la idea de ser jugador profesional. No me imaginaba que iba a tener alguna otra oportunidad, estaba todo jugado pero a veces es cuestión de suerte porque jugué 20 minutos por partido, que fueron tres y tuve la suerte de hacer goles. Yo digo que alguien me guió a esto.
- ¿Cómo siguió tu carrera después del buen trabajo que habías hecho en Belgrano?
- Después de Belgrano me vendieron a un empresario que manejaba el fútbol colombiano y me prestaron a Talleres de Córdoba por un año, jugué los viejos Nacionales y de ahí pasé al América de Cali, en Colombia, donde estuve seis meses en la época de Gareca, Juan Gilberto Funes, Falcion. Cuando llegué era chico todavía. Regresé y jugué en Chaco For Ever de Resistencia que en ese momento estaba en Primera División, jugué seis meses ahí y me volvieron a llevar a Colombia, a Unión Magdalena de Santa Marta, estuve cuatro meses y cuando regresé a Argentina, jugué en Quilmes en el Nacional B, fui goleador del torneo. Después, tuve la posibilidad de pasar al fútbol europeo, al Montpellier pero no se dio y por eso jugué en Colón de Santa Fe donde también fui goleador y terminé mi carrera ahí.
- Cuántos años estuviste jugando en el fútbol profesional y qué hiciste al regreso?
- Entre idas y vueltas estuve alrededor de 12 años jugando profesionalmente pero siempre las satisfacciones más grandes las tuve en Belgrano, salí campeón argentino de lo que hoy es el Nacional B siendo el goleador del campeonato, y ganando el único título oficial de AFA. Pero, lo más importante son las amistades que hice, los recuerdos gratos de tantos amigos y tantas anécdotas.
Después me vine a mi pueblo, me casé, formé mi familia, mi señora era farmacéutica, falleció hace poco que, fue el golpe más difícil que me ha dado la vida sin ninguna duda pero bueno, todo sigue y hay que seguir por los hijos, yo tengo tres que están todos estudiando por suerte y por ellos hay que seguir.
- ¿Cómo tomó el público de Belgrano que una de sus figuras pase directamente al clásico rival, Talleres?
- El día que pasé de Belgrano a Talleres, jugamos un cuadrangular con River y Boca en Córdoba. Cuando presentaron a todos los jugadores de cada equipo, toda la gente de Talleres me silbó y la de Belgrano me aplaudió y coreó mi nombre. De eso no me olvido más, fue algo fantástico. Tengo un apego muy grande con Belgrano, jamás me cuestionaron el pase a Talleres porque saben que soy bien pirata.
- ¿Tu hijo no quiso dedicarse al fútbol como vos?
- Mi hijo tiene 24 años y juega al fútbol en el club de acá del pueblo cuando viene de Rosario donde estudia abogacía. Pero él sabe que la prioridad es el estudio porque le insistí mucho para que así sea. A mí me hubiese gustado nacer 15 años después con los contratos que hay hoy en el fútbol pero a Francisco, mi hijo le dije que se dedique a la abogacía que le iba a dar más y ya esta en quinto año.
- ¿Cuáles son los mejores recuerdos que guardás de tu etapa como futbolista profesional?
- Mi mejor recuerdo fue el Regional que ganamos con Belgrano y me gustaba mucho que mis padres me acompañaran a los partidos. Mi mejor momento fue en el 86, me dieron el Rombo ahí en Córdoba que es un premio muy importante de allá, como el Olimpia; y yo gané la terna donde había figuras así que fue una satisfacción muy grande porque recién arrancaba. Y después, los amigos que sé que están en los momentos buenos y malos y que me los ha dado la profesión al igual que los lugares que me permitió conocer que de otra manera no hubiese podido.
- ¿Cómo ves el fútbol de hoy en día con todos los problemas dirigenciales que se dieron en el último tiempo?
- Evidentemente el fútbol es un negocio, es un negocio de poderosos donde el que más poder tiene seguramente será el mejor equipo, las estadísticas lo van a demostrar. Pero, teniendo una buena infraestructura, una buena planificación se puede, incluso con clubes humildes pero que planifiquen su trabajo y respeten.
Soy un convencido que el interior no está bien explotado, a veces veo porque ando por las ligas del interior y hay jugadores importantes que se ven pero que, lamentablemente, los clubes no predisponen, no tienen un presupuesto o infraestructura para venir a verlos. Estoy convencido de que no es lo mismo ver a un jugador en una práctica cuando se van a probar que verlo el domingo cuando juegan con los equipos de cada uno. La condición técnica se aprecia mucho más, el jugador juega mucho más, da todo. Cuando va a una prueba, el jugador está tenso, nervioso, viene mal dormido, se encuentra con gente que no vio nunca. Esa comparación la hago para el jugador del interior que por ahí le cuesta más llegar.
No sé si en la Provincia, los tres o cuatro clubes grandes que hay tienen la infraestructura como para poder salir a ver gente en el interior, preguntar quienes son los mejores de cada liga y te los puntualicen. ¿Como no vas a sacar de siete u ocho ligas importantes que hay en Entre Ríos, cinco jugadores buenos? Seguro que hay para que jueguen en Juventud Unida, en Atlético Paraná, en Patronato pero todo eso lleva de una infraestructura y un esquema que habría que respetar.
- ¿Es un problema para los equipos chicos estos nuevos torneos largos que se juegan?
- Estoy convencido que los torneos largos benefician a los poderosos, los cortos no porque hay una pelea y obligación de tratar de competir al máximo en esos pocos encuentros; incluso me parece que son más emotivos, hay otros parámetros para mirar, se emparejan los equipos y eso obliga a los más grandes a estar al pie del cañón como se dice vulgarmente.
En el fútbol internacional siempre son los mismos los que pelean o ganan los torneos. La liga inglesa es divina verla porque dejan jugar, no marcan, acá en Sudamérica eso no pasa porque es nuestro estilo. Hay una diferencia abismal entre los poderosos de Europa y los equipos de mitad de tabla para abajo.
- ¿Cómo ves el tema de las inferiores, de los chicos que están empezando y tienen la posibilidad de probarse en un club importante a nivel nacional?
- Pienso que hay que tener mucho cuidado con los chicos que se prueban, que tienen una expectativa y una ilusión muy grande. Los entrenadores, el grupo que rodea a los chicos principalmente, porque no es tan fácil y a veces esa ilusión se consume en instantes.
En una prueba, las exigencias están al máximo y llegan con ganas de triunfar y que todo salga bien pero de pronto se encuentran con un revés y es difícil. Esas pruebas donde se juntan 200 chicos, no se, no entiendo como hacen los profes para verlos a todos y sacar las características de cada jugador. Los chicos se juegan esa chance tan linda y tan grande y se encuentran con un revés que por lo general, de 200 quedan diez u ocho y es una barbaridad si quedan diez u ocho chicos. Pero esa es la gran pregunta que me hago siempre.
Las infraestructuras donde se van a probar es lo principal, que tenga un buen trato porque a veces no es de lo mejor el trato que reciben los chicos. Nos falta mucho crecimiento, primero siempre en casa. Europeizamos el tema que todo lo de allá y lo que viene de allá es mejor y yo no estoy tan convencido de eso. Hace 25 años que no ganamos nada a nivel Selección Nacional y siempre probamos con un 70-80 % de jugadores extranjeros y seguimos con los mismos resultados. No digo que no haya jugadores de afuera, pero estaría bueno probar con tiempo con los de acá, que sean jugadores del medio que se los prepare y que de ahí sea una catarata para los de más abajo, para los juveniles.
No sé si se pueden ver tantos chicos como se dice que se ven y se prueban, es dificilísimo. Estoy convencido de que hay talento, tenemos vida en inferiores, en los chicos del interior, en los chicos de las ligas, que hay jugadores que realmente se pueden sacar y que a veces es cuestión de moverse y estar un poco más concientizado y comprometido, hay que reestructurar mucho el fútbol argentino y hay que darle mucho apoyo a las divisiones inferiores.
Por Antonella Toso Gemelli