Se completan hoy las primeras cuatro semanas desde la vuelta a las aulas con presencialidad plena en las escuelas entrerrianas. Si bien en algunas instituciones todavía conservan la modalidad de burbujas en algunos casos en los que las condiciones edilicias no permiten que haya un curso completo, la mayoría de los chicos pudo reencontrarse con todos sus pares para continuar su trayectoria educativa de manera más tradicional, en un contexto en el que el coronavirus obligó a fuertes cambios en la cotidianeidad de las personas, sobre todo desde que se declaró la pandemia.
Tras cuatro semanas sin burbujas, el resultado es positivo
Por Vanesa Erbes
En términos generales, los protocolos están funcionando bien y las clases continúan de este modo. Pero además de adquirir saberes, la escuela le permite a los chicos vincularse con sus pares y compartir experiencias con gente de su edad, y también transitar con los docentes una sociabilización que es necesaria, sobre todo cuando se trata de una etapa de desarrollo y crecimiento.
En este marco, Sebastián Sigal, psicólogo de Paraná, especialista en diferentes tratamientos, consultor y capacitador, señaló a UNO: “Más allá de que hay chicos que no quieren ir al colegio, lo sienten como necesario y es algo que les hace bien. En principio, el hecho de ir a la escuela tiende a regular el comportamiento de los chicos en lo social y también su salud mental, al hacer actividades, aprender y pasar unas horas ahí. En general, el impacto de la vuelta a la presencialidad ha sido muy positivo”.
“Hay chicos que por ahí se acostumbraron a no ir a la escuela, pero en general la escuela siempre estuvo internalizada de manera presencial”, dijo, y explicó: “Al margen del lapso en que no se podía concurrir de este modo, nunca se perdió la internalización de que la escuela es física, no se pensó en un cambio de paradigma, sino en que la virtualidad y otras formas de compartir saberes eran algo transitorio y los chicos lo tuvieron claro, sabiendo que era un hecho circunstancial pero que iban a tener que volver alguna vez. Y eso a uno lo prepara de manera diferente, tanto en el caso de los grandes y como los chicos”.
Asimismo, reflexionó: “Los papás también pedían esta vuelta a la presencialidad y lo necesitaban, porque no estamos preparados como sociedad a un funcionamiento diferente del formato clásico de organización”.
Las comunidades educativas de distintas escuelas de la capital entrerriana también analizaron cómo repercutió este proceso del retorno a las aulas, como espacio de encuentro y socialización. En este sentido,
Laura Volonté, rectora de la escuela secundaria N° 15 De La Baxada, indicó a UNO: “En nuestra escuela algunos cursos volvieron completos y otros no, porque no contamos con el espacio”. Y señaló que se está realizando una obra de remodelación en el lugar, por lo que la semana que viene podrían contar con las aulas terminadas para completar la asistencia de todo el alumnado con presencialidad plena, tal como está estipulado, integrando todas las burbujas.
Sobre los que ya retomaron esta experiencia, contó: “Mayormente ha sido muy positiva la vuelta a la presencialidad plena. Aunque hay casos en los que hay que trabajar la convivencia, como por ejemplo con dos burbujas que se van a juntar a partir de la semana que viene, cuando las condiciones edilicias lo permitan, y nos han comentado que hay problemas entre los dos grupos”.
“También es bueno para el profesor ver al alumnado mas seguido”, agregó, y destacó que con las nuevas medidas ayer se pudo llevar adelante la estudiantina, un festejo que se hizo en grupos, respetando los protocolos, en un ámbito en el que se vinculan desde la recreación.
Andrea Romero, directora de la escuela primaria N° 21 Benjamín Terán, coincidió en que en términos generales esta instancia es beneficiosa y se pudo concretar básicamente sin mayores obstáculos: “En nuestro caso fue positivo el regreso a las aulas con la presencia de todos los chicos, en el sentido de que se extrañaban entre ellos, y debe atenderse la parte afectiva, la parte social. Nos necesitamos unos a otros en los grupos”, manifestó.
Asimismo, evaluó: “Si bien se conservan las burbujas en algunos casos y aunque se deben respetar las entradas, las salidas y los recreos escalonados, por lo menos hay otras relaciones dentro del grupo. Se están conociendo los más chiquitos, los que han ingresado ahora. Y el resto extrañaba a sus compañeros. Así que desde el punto de vista de lo social lo afectivo es beneficioso haber podido volver todos a las aulas”.
“En cuanto al trabajo de los docentes, previo a la presencialidad plena se habían ido acomodando bastante bien a la tarea con burbujas. Tener menos alumnos, ya que siempre se trabajó con una cantidad de 15 a 20 estudiantes, permitió hacer un seguimiento más personalizado de cada trayectoria. Ahora están volviendo al trabajo cotidiano de lo que siempre fue y creo que las maestras ya tienen un pantallazo general del grupo”.
Yohana Fucks, docente de 6° grado de la escuela Nº 197 Héroes de Malvinas, concordó con que la vuelta al aula resultó provechosa para los estudiantes. “Después de que se pusieron suplentes para las seños de riego y volvimos todos a pleno, y cuando se refaccionaron las aulas y las condiciones edilicias permitieron disponer de más espacio, tuvimos la posibilidad de estar con todas las divisiones completas, que en nuestro caso son de 12 a 15 alumnos, son poquitos”, comentó a UNO.
Con actividades de integración con el nivel medio y festejos del Día del Estudiante de por medio, los chicos pueden socializar entre ellos, con los cuidados correspondientes. “Este tipo de actividades fueron sumamente necesarias, las extrañaban muchísimo. Estuvieron haciendo juegos y sociabilizando con chicos de la Secundaria también. Si bien por protocolo no pueden hacer actividades compartidas, los vieron y se cruzaron en los pasillos, y se evidencia que ellos tienen una necesidad enorme de hacerlo y sobre todo en esta edad en la que a mí me toca darles clases: tienen entre 11 y 13 años y están en pleno cambio de su cuerpo, de sus emociones”, reflexionó.
A su vez, aseguró: “Necesitan muchísimo del contacto con el otro, el ir aprendiendo con el diálogo y en las charlas con sus compañeros”.
Por otra parte, Fucks analizó: “El período de no presencialidad los afectó y por ahí hubo una evidencia de que en algunos casos hicieron retrocesos en cuanto a la participación áulica, a pararse al frente al pizarrón, hablar con sus compañeros o dar sus puntos de vista. Creo que tuvo que ver esto de estar un año entero sin este contacto presencial”.
“Esto los afectó también en cuestiones que hoy no pueden manifestar y no saben bien porqué, qué les pasa. Les genera como ansiedad cualquier actividad que sale de lo común; es como que la viven con 20% o 30% más de energía de lo habitual y uno ve que es porque extrañaron mucho el andar, el compartir, el estar en grupo, el poder saludarse de otra manera”, advirtió.
Por último, observó: “Para mí los más afectados en esta situación sanitaria fueron los niños y los adolescentes, y sin embargo en líneas generales han tenido un comportamiento sumamente positivo y respetuoso de las normas. Hoy a los chicos de 6° grado los veo felices y de a poco volviendo a esa normalidad que tanto desearon y con la que soñaron en este tiempo de encierro”.