Pancracia cerámica artesanal es el emprendimiento de Valentina Cottonaro, una joven que es feliz creando piezas únicas en su taller ubicado en barrio San Agustín de Paraná. Asegura que el oficio milenario la descubrió a ella y no a la inversa. Además, le permitió vivir de manera independiente disfrutando de su trabajo e imprimiendo su impronta en cada taza o cuenco que llega a la mesa de quienes eligen sus creaciones. Ella es ceramista, esa fusión perfecta entre arte y oficio y con Diario UNO descubre las bondades de su profesión.
Ceramista Valentina Cottonaro y la magia de un oficio milenario
Por Dina Puntín
—¿Por qué cerámica artesanal? ¿Cómo se fue dando tu interés por este oficio?
—Hace varios años empecé a intervenir artículos de fibrofácil como hobby, luego empecé a venderlos y al tiempo una amiga me sugirió que me anotara en la escuela de Arte. Ahí conocí el mundo de la cerámica y si bien tenía otras especialidades para elegir, desde el primer momento supe que me iba a dedicar a la cerámica. El interés surge por la magia del oficio y la infinidad de opciones que te da el material al momento de crear. Siempre hay cosas por investigar y combinaciones de materiales para experimentar. Estudio Tecnicatura en Cerámica y Profesorado de Artes Visuales porque creo que allí puedo encontrar una buena base para seguir desarrollando mí trabajo como ceramista.
—¿Cuáles son los elementos que decidís usar para trabajar y por qué?
—Trabajo con distintos tipos de arcillas porque utilizo casi todas las técnicas. Para trabajar por plancha, uso arcilla blanca; para trabajar por molde, utilizo barbotina, que es arcilla líquida; y para trabajar por torno utilizo tanto arcilla blanca como arcilla roja que se extrae del río. Trabajo más por molde porque es una técnica que agiliza bastante el proceso productivo. Y aunque no es la tarea que más me guste, fabrico mis propios moldes. Pero lo que más me gusta es trabajar en el torno porque te da más libertad al momento de crear y es muy difícil replicar tal cual una pieza, lo que hace que todas sean distintas y eso resulta más interesante.
—¿Son caros los insumos?
—El costo más grande que se tiene en este oficio es de tiempo. Es un proceso largo que requiere tiempo de producción, tiempo de secado, tiempo de horneado, tiempo de esmaltado. Los insumos no son tan caros, menos teniendo en cuenta que la materia prima la encontramos en la naturaleza. Obviamente que todo depende del tipo de cerámica que queramos realizar. Sí ,son caras algunas herramientas o maquinarias, como los tornos y hornos, pero al ser una técnica milenaria, existen formas primitivas que permiten lograr buenas producciones, incluso cosas que, por ejemplo, con un horno eléctrico no podrían hacerse.
—Uno mira videos y parece terapéutico trabajar con arcilla ¿Es difícil moldear?
—No es para nada difícil, solo es cosa de práctica, y la arcilla es un material muy noble que permite disfrutar de esa práctica sin problemas. Resulta terapéutico porque estás creando algo con tus propias manos desde cero y eso es muy satisfactorio para las personas. Me pasa a mí y lo veo también en quienes concurren al taller.
—¿Dónde trabajás?
—Tengo el taller en la casa de mis viejos.
—¿Cómo surgió tu marca Pancracia?
—Surgió como joda y quedó. Cuando era chica viajábamos mucho a Diamante a ver a mí abuela y en la ruta vivía un viejito que en el auto bautizamos como Gumersindo, así que desde chica jugábamos con nombres en desuso. Y así nació Pancracia, muchos años después, jugando con niños de la familia o que cuidé en mí época de niñera.
—Imagino que cada trabajo es diferente. ¿Qué sentís en cada producción?
—Sí, sobre todo cuando trabajo en el torno. Es muy difícil realizar dos piezas exactamente iguales, y aunque resultara fácil, tampoco lo haría porque me gusta más esa libertad de sentarme en el torno sin saber cuál va a ser el resultado final.
—¿Cómo elegís los diseños? ¿Vas cambiando las temáticas de acuerdo a algún momento en especial? ¿Qué te gusta contar en tus trabajos?
—Me gusta trabajar formas y diseños simples. Combino mucho formas geométricas con diseños orgánicos y trabajo mucho en los detalles para que los productos de Pancracia remitan a lo natural y a la vez sean parte de lo cotidiano.
—¿Cómo transmitirías este oficio milenario? ¿Cuál es la esencia de tu trabajo?
—La esencia de mí trabajo es la curiosidad. Soy una apasionada de mi oficio porque ha sido muy generoso conmigo. Además de permitirme trabajar de manera independiente, también me enseña todo el tiempo. Nunca dejo de aprender e investigar. Siempre está la curiosidad de saber que va a pasar si cambio los porcentajes de alguna fórmula de esmalte, o mezclo distintos materiales para formar otros tipos de pasta. ¡Y así podría estar todo el día! La mejor manera de transmitirlo, además de los talleres, es contar mí experiencia y dar a conocer las diferentes técnicas porque a pesar de ser un oficio milenario, hay muchas personas que no conocen al respecto y está bueno que la gente se interese por el recorrido que tuvo un cuenco o una taza antes de llegar a su mesa, y eso está genial.
ValenxValen
“Me llamo Valentina, tengo 30 años y desde hace 6 años aproximadamente soy las manos detrás de Pancracia”, se describió.
—¿Cómo es un día tuyo?
—Por lo general, trabajo en el taller por la mañana, y por la tarde junto con mí compañero que es diseñador, trabajamos en la parte de redes sociales. Un día a la semana hago repartos. También me encargo de sacar las fotos de los productos, contestar mensajes y todo lo que implica la venta online. El taller esta ubicado en el barrio San Agustín, en la parte de atrás de la casa de mis viejos, que sin su apoyo junto con el de mí hermano, Pancracia no hubiera sido posible.
—¿Qué te gusta hacer cuando no estás produciendo?
—Cuando no estoy produciendo, me gusta andar en bicicleta, que es el medio de transporte que utilizo para hacer los repartos. También disfruto mucho de unos mates al lado del río. Si todavía no nos conocen, los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales Instagram: pancraciaparana o por el facebook: Pancracia Cerámica Artesanal.