"¿Qué puedo decir de la donación voluntaria?", le respondió a UNO Eduardo Altinger, el primer donante voluntario de sangre del Hospital Materno Infantil San Roque de Paraná. Y seguidamente expresó: "Son 30-40 minutos de tu vida, para salvar una vida. Con un 3% de la población de Paraná que solo sean donantes una vez al año, se lograría cubrir las necesidades anuales del hospital San Roque, digo un 3% y tomo la población que en teoría podría donar sangre, o sea aquellos que estén entre 18 y 65 años, y que puedan cumplir con los demás requisitos (pesar más de 50 kilos, tener buen estado de salud)".
Eduardo sigue contagiando el gesto voluntario de donar sangre
Por Dina Puntín
Hospital Materno Infantil San Roque
Donar sangre. Un gesto que Eduardo Altinger compartió con su hija Julieta.
Foto: UNO/Mateo Oviedo
Foto: UNO/Mateo Oviedo
Eduardo lleva cerca de 100 donaciones voluntarias a lo largo de su vida y hace pocos días también sumó a su hija Julieta en una acción tan importante como necesaria.
"Porque el Hospital no empieza ni se termina en los ladrillos de su edificio, ni en el personal que allí trabaja. El Hospital también se extiende hacia la comunidad que colabora y participa de su vida. Y no sólo estamos hablando de pacientes y sus familiares, también de nuestros queridos Donantes Voluntarios de Sangre", señaló el hospital San Roque en su página y destacó el acto de amor de Eduardo y Julieta.
"Hoy compartimos un poco de la historia de Julieta, quien vino a donar sangre por primera vez, junto a su papá, Eduardo Altinger, quien ya ha donado sangre y plaquetas en casi 100 oportunidades (unas 80 en nuestro servicio de Hemoterapia). ¡Gracias Julieta y Eduardo!", manifestaron.
En el día nacional del Donante Voluntario de Sangre, UNO recordó la historia de Eduardo para contagiar a más personas a sumarse porque la sangre es un elemento imprescindible para vivir. En algunos casos, como cirugías, accidentes y algunos tratamientos se realizan transfusiones sanguíneas. Como la sangre no se puede fabricar ni reemplazar por alguna otra sustancia artificial, la única manera de obtenerla es a través de la donación.
El superhéroe del sillón
"La primera vez que doné sangre fue por reposición para un familiar, en Buenos Aires, el año 96. Y tuve que ser un poquito fuerte, porque era la primera vez, pensé: '¿me va a doler?'. Y cuando comprobé que no dolía, dije: 'vamos a seguir entonces'", señaló y agregó: “Lo que demora o el tiempo que ‘se pierde’ cuando vas a donar sangre es entre 45 minutos y una hora. La extracción en sí (llenar la bolsa con aproximadamente medio litro de sangre) es de 5 a 10 minutos, pero hay una entrevista previa para completar un formulario y conocer al donante. Una vez finalizada la donación y de acuerdo a cada persona, debe aguardar unos minutos antes de retirarse”.
La importancia de acercarse a donar la explica el mismo Altinger: "Más de una vez voy y me dicen ‘sos el único en todo el día’, y pregunto cuántos hubo el día anterior y me contestan ‘hubo dos’, cuando por día se necesitan unos seis o siete dadores de sangre para mantener el banco".
Donar sangre para Eduardo es sinónimo de solidaridad: "Te sentís bien. Sobre todo cuando empecé a ir al San Roque y sabés que podés ayudar a esos chicos que necesitan sangre, en una situación en el que siempre se está 'al borde del colapso', como se dice vulgarmente, porque los chicos necesitan mucha sangre".
Hoy se celebra el Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre en conmemoración de la fecha de 1914 en la que el médico e investigador Luis Agote realizó la primera transfusión en el país.
En esa fecha, según explica el Ministerio de Salud de la Nación, se realizó “la primera transfusión de sangre con un método revolucionario que impedía su coagulación mediante la adición de citrato de sodio y, desde entonces, permitió salvar cientos de miles de vidas en todo el mundo”.
“Se trata de un hito de la ciencia argentina, que nunca fue patentado, pero cambió la historia de la medicina habilitando la creación de los bancos de sangre”, profundizaron.
Los bancos de sangre son quienes proveen al sistema de salud los productos sanguíneos fundamentales para la atención de: trasplantes, accidentados, cirugías, obstetricia, quemados y pacientes con cáncer.
La donación de sangre y productos sanguíneos es un acto de solidaridad que salva millones de vida cada año, y permite mejorar la calidad de vida de muchas personas. Para garantizar el acceso a transfusiones a quienes las necesitan, los sistemas de salud deben contar con cantidades suficientes de sangre y productos sanguíneos seguros. La contribución de los donantes voluntarios y habituales es indispensable para ello, dado que son la fuente más confiable para sostener su suministro.