Su gesto altruista fue destacado por el hospital materno infantil San Roque de Paraná al informar a través de su página: “Eduardo Altinger es el primer donante voluntario de sangre de nuestro hospital. Ha concurrido voluntariamente más de 60 veces”. Sin embargo, su solidaridad a través de este gesto comenzó muchos años antes, por lo que ya sumó más de 80 extracciones a lo largo de su vida.
Eduardo donó sangre más de 80 veces en sus 51 años
Por Dina Puntín
No es ningún superhéroe, sino que es un ciudadano de 51 años, secretario de un consultorio donde atiende su esposa Silvina que es obstetra. Es papá de dos hijas adolescentes Ana Laura y Julieta, disfruta del campo y de cultivar su huerta.
En diálogo con UNO, señaló el origen de una práctica habitual para él, que es de vital importancia para salvar las vidas de madres y niños
“Estando en Buenos Aires doné para un pariente de una tía. Esa fue la primera vez, tenía un poco de miedo, sobre todo cuando vi la aguja, pero en realidad fue más dolor de ojos que en sí al tacto. En ese momento estaba estudiando Agronomía y me propuse por cada materia que iba sacando donar sangre. Así que empecé a ir al hospital San Martín entre los años 96-97 y hasta el 2000”, explicó.
La crisis del 2001 lo obligó a emigrar a Alemania, donde vivió hasta 2003 cuando regresó a Paraná. “Mi mujer era obstetra en el hospital de niños San Roque y reclamaba seguido la falta de sangre cuando se complicaba algún parto o cesárea. Así que me dije, ‘voy a donar’ y desde 2003 hasta la fecha lo hago cada tres meses. Son unas cuatro extracciones por año, así que ya pasé las 60 donaciones”, confiesa orgulloso Eduardo que en total ya lleva más de 80 gestos solidarios.
El tiempo que demanda la donación de sangre es mínimo para lo que significa en salud. “Lo que demora o el tiempo que ‘se pierde’ cuando vas a donar sangre es entre 45 minutos y una hora. La extracción en sí (llenar la bolsa con aproximadamente medio litro de sangre) es de 5 a 10 minutos, pero hay una entrevista previa para completar un formulario y conocer al donante. Una vez finalizada la donación y de acuerdo a cada persona, debe aguardar unos minutos antes de retirarse”, explicó.
En el hospital San Roque a los voluntarios se les entrega un cartoncito donde le indican cuándo pueden realizar la próxima donación. “Yo voy cada menos tiempo de lo que aconsejan porque mi cuerpo está acostumbrado. Previo a la donación te hacen un análisis para ver como estás de hierro, y siempre se sorprenden porque estoy perfecto, no tengo problemas. ‘Lo tuyo es increíble’ me dicen. Según los especialistas, una donación salva tres vidas -porque separan los componentes- para mí con que sea una vida nomás me alcanza y sólo con medio litro de sangre”.
Eduardo también desmitificó los dichos que indican que duele o se tiene que ir en ayunas. “Algunos dicen que donar sangre engorda, eso es mentira. Tampoco duele, además, antes tenías que ir en ayunas y ahora podés ir desayunado, no hay problema. Sólo hay que animarse, completar una serie de pasos en la entrevista con la médica y pensar en el otro que está necesitando tu ayuda”.
Para quienes deseen donar en tiempos de pandemia hay que comunicarse antes. Las extracciones en el hospital San Roque son de lunes a viernes por turno que se coordinan de 8 a 20 a los siguientes números de WhatsApp 0343-154050875 (Celina) y 0343-154472454 (Liliana).
“Más de una vez voy y me dicen ‘sos el único en todo el día’, y pregunto cuántos hubo el día anterior y me contestan ‘hubo dos’, cuando por día se necesitan unos seis o siete dadores de sangre para mantener el banco. En la última donación que hice, charlando con la doctora, me dijo que el banco está al límite, al borde. Pero no es de ahora, es de antes del coronavirus”, destacó con preocupación Eduardo, que los primeros días de agosto irá a donar nuevamente porque ya está en condiciones de hacerlo.
Un granito de arena
Según explicó Altinger “en Paraná y alrededores hay más de 350.000 personas. Y con 2.800 o 3.000 donaciones el hospital estaría bien. Y eso solo representa el 2% de la población que está en condiciones de donar sangre, o sea que están entre los 18 y los 65 y que no tienen ninguna enfermedad. Con ese 2% o 3% de personas que fueran a donar sangre una vez al año ya estaría satisfecha la necesidad. No serían necesarias las donaciones por reposición”.