UNO contó en su edición de julio la historia del donante voluntario de sangre Eduardo Altinger, que tiene el récord de extracciones en el hospital de Niños San Roque de Paraná. La nota periodística buscó contagiar el gesto solidario de un ciudadano común comprometido con los niños del nosocomio que necesitan transfusiones en caso de operaciones, accidentes o tratamientos médicos. Y como el ejemplo vale más que mil palabras, más allá de la entrevista, el vínculo sirvió para acompañar a Eduardo a una donación y a compartir esta acción segura y frecuente que este año sufrió una merma debido a la pandemia de coronavirus, que provocó que la gente se acerque en un número menor al establecimiento. Por ese motivo se realizaron con más asiduidad colectas externas en clubes y también escuelas y reponer así las unidades.
Yo doné sangre con Eduardo
Por Dina Puntín
Muchos son los motivos por lo que es necesario que la persona que esté en condiciones de donar lo tome como una práctica habitual, como lo hizo Eduardo, para contar con sangre siempre disponible y evitar que el paciente y su entorno deban encontrar donantes.
El tiempo que demanda la extracción es mínimo para lo que significa en salud. Así lo explicó Altinger, que en el hospital San Roque donó más de 60 veces y en sus 51 años de vida unas 80 oportunidades: “Lo que se demora o el tiempo que ‘se pierde’ cuando vas a donar sangre es entre 45 minutos y una hora. El tiempo de extracción en sí (llenar la bolsa con aproximadamente medio litro de sangre) es de 5 a 10 minutos, pero hay una entrevista previa para completar un formulario y conocer al donante. Una vez finalizada la donación y de acuerdo a cada persona, debe aguardar unos minutos antes de retirarse. Sólo hay que animarse, completar una serie de pasos en la entrevista con la médica y pensar que hay otro que está necesitando tu ayuda”.
En tiempo de pandemia se debe concertar antes la cita para la visita por los protocolos sanitarios vigentes. Las extracciones en el hospital San Roque son de lunes a viernes por turno que se coordinan por correo a hemoterapia@hospitalsanroque.gob.ar; al teléfono (0343) 4230460 interno 212 o 217 o por WhatsApp (0343) 154050875 (Celina) y (0343) 154472454 (Liliana). Por día se necesitan unos seis o siete dadores de sangre para mantener el banco y hay días en los que no se presenta nadie.
“Según los especialistas, una donación salva tres vidas -porque separan los componentes- para mí con que sea una vida nomás me alcanza y sólo con medio litro de sangre”, explicó Altinger en su visita a Hemoterapia.
La sangre no se puede fabricar y los componentes para transfundir tienen la siguiente duración: las plaquetas duran hasta cinco días, los glóbulos rojos hasta 42 días y el plasma hasta un año. La sangre obtenida se separa en glóbulos rojos para trasfundir a mamás y a niños anémicos; en plaquetas para transfundir a los niños con enfermedades oncohematológicas y hematológicas y también en plasma.
Esa es la gran utilidad para el paciente, mientras que el donante se beneficia con el equilibrio de los niveles de hierro en el cuerpo, mejora su flujo sanguíneo y a su vez permite conocer parámetros de la salud. Por esto es tan importante hacerse solidario de manera voluntaria y habitual.
El Ministerio de Salud indica que si el 3% al 5% de los ciudadanos concurre a donar dos veces al año se cubre el 100% de las necesidades del país. “En Paraná y alrededores hay más de 350.000 personas y con 2.800 o 3.000 donaciones el hospital estaría bien. Y eso sólo representa el 2% de la población que está en condiciones de donar sangre. Con ese porcentaje que fuera a donar sangre no serían necesarias las donaciones por reposición”, contó Eduardo, que llegó a hospital desayunado y caminando tranquilo; posteriormente respondió los requerimientos médicos y luego se recostó en el cómodo sillón de Hemoterapia para colaborar con los niños y madres que dependen de una transfusión para vivir. Yo doné con Eduardo.