Cada cada 31 de enero la Iglesia Católica recuerda el fallecimiento del fundador de la obra salesiana, San Juan Bosco.
Paraná: parroquia San Juan Bosco recordará a su patrono
En Paraná, la parroquia San Juan Bosco (ubicada en avenida Ramírez 1780) vivirá este miércoles la Solemnidad del santo con misa y procesión. El inicio de las actividades está previsto para las 19 horas.
En tanto que la parroquia Santo Domingo Savio (Miguel David 151) también tendrá misa en su honor Don Bosco, desde las 20, con bendición de la reliquia.
Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en I Becchi, un caserío cerca de Turín, Italia. La pobreza y la orfandad marcarán su infancia campesina, pero con la ayuda de personas muy concretas descubre la paternidad de un Dios que lo sostiene y acompaña en lo cotidiano.
Desde chico siente el llamado al sacerdocio y logró hacer realidad su deseo y continuar sus estudios al tiempo que trabaja en diferentes oficios: dando lecciones particulares, siendo mozo de café y aprendiz de sastre, entre otros.
Don Bosco tenía 26 años cuando fue ordenado sacerdote en Turín. Siguiendo el llamado de Dios, inmediatamente salió a las calles al rescate de los jóvenes. Comenzó trabajando con huérfanos que deambulaban por las calles de Turín y también jóvenes que buscaban refugio. Con el creciente número de niños decidió abrir un hospicio donde su madre lo ayudaría y sería conocida como Mamá Margarita por su ternura y amor que tenía hacia los jóvenes. Juan no sólo alimentó a los huérfanos a quienes acogió, sino que también les proporcionó educación enseñando a leer, escribir y ayudando a encontrar trabajos estables.
Su genial creación, el oratorio, será para los jóvenes casa que recibe con cariño, patio para encontrarse con amigos, escuela que prepara para la vida y parroquia para conocer a Jesús. Desde los talleres y las aulas de Valdocco, el barrio de Turín, que vio nacer su obra, el oratorio se expandió primero a Francia y España, para luego cruzar el océano y llegar a América.
A los 72 años, el 31 de enero de 1888, Don Bosco murió, exhausto por el trabajo de servir, educar y enseñar a los jóvenes abandonados y desprotegidos.
Diez años después de su muerte se inició el camino hacia su beatificación y canonización aunque, oficialmente, el proceso diocesano comenzó el 24 de junio de 1907. Sin embargo, la causa demoró 20 años en el Vaticano, hasta que, el 20 de febrero de 1927 se firmó el decreto de la heroicidad de virtudes del santo.
Su beatificación se efectuó el 2 de junio de 1929 y su canonización, el 1 de abril de 1934; con motivo de esta última, el Papa Pío XI, quien fue amigo de Don Bosco, se refirió a él como “el apóstol de la juventud, completamente entregado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas”.
En el centenario de su muerte, el Papa Juan Pablo II lo declaró “Padre y Maestro de la Juventud”. Su cuerpo descansa en la Basílica de María Auxiliadora en Turín. Su fiesta se celebra el día 31 de enero.