Jonathan Roda y Brian Fassano son cuñados, pero cada uno dirigía su banda delictiva desde los pabellones 1 y 8 de la cárcel de Paraná, donde cumplen condenas por homicidios. De vez en cuando, se asociaban para concretar algún asalto, balacera u otra operación delictiva en la ciudad. Ambos grupos criminales fueron desbaratados el año pasado tras una investigación llevada adelante por la División Robos y Hurtos y el fiscal Santiago Alfieri. Ahora, los dos principales acusados acordaron penas que les extenderán su tiempo en prisión.
Suman años de cárcel a los presos que vendían drogas y extorsionaban
En la pesquisa, que incluyó escuchas telefónicas, surgieron múltiples delitos cometidos por una veintena de personas involucradas, desde estafas telefónicas hasta balaceras e intentos de homicidios, así como la venta de drogas, tanto dentro como fuera de la Unidad Penal.
En juicios abreviados, Roda y Fassano confesaron los delitos imputados en un juicio abreviado donde, asistidos por el defensor Claudio Berón, acordaron con el fiscal Santiago Alfieri distintas penas que contemplan las que ya estaban cumpliendo en la cárcel. El primero, estará 10 años más en el encierro, y el segundo siete años y medio.
A fines de julio del año pasado, la jueza de Ejecución de Penas, Cecilia Bértora, había denunciado una serie de irregularidades dentro de la cárcel de Paraná. Unos días después, se sucedieron los más de 20 allanamientos en distintos puntos de la ciudad, incluido el establecimiento, donde los policías requisaron dos pabellones y secuestraron celulares utilizados para las extorsiones y elementos utilizados para el ingreso de droga. Se aclaró que no se han advertido complicidades de personal penitenciario, sino más bien omisiones y descontrol que favoreció el despliegue de ambos grupos criminales encabezados por Roda y Fassano.
La pesquisa comenzó en marzo de 2021 por varios hechos ocurridos en la zona de la Escuela Hogar Eva Perón. Se fueron identificando a varias personas y sus vínculos con internos alojados en la Unidad Penal de calle Marcos Sastre, la mayoría por delitos graves como homicidios o violentos asaltos. Siguieron con escuchas telefónicas donde cada personaje hablaba sin códigos ni pelos en la lengua, lo que permitió conocer el entramado de cada grupo.
Al principio se sospechaba que se trataba de una misma organización que coordinaba las distintas acciones para los diversos delitos. De hecho, hubo un caso donde se advirtió una sociedad: en un intento de robo en calle Corrientes, que fue frustrado por la Policía, la banda de Roda aportó la mano de obra con un partícipe y el chofer de un vehículo, y la de Fassano puso la información y la logística.
La investigación inicial se bifurcó en dos. El grupo de Roda estaba encabezado por Jonathan (alias Chocho), alojado en el pabellón 1. Se dedicaban principalmente a la comercialización de drogas dentro de la cárcel y a desplegar la logística necesaria para el ingreso de las sustancias; y también a la conformación de grupos armados para delitos violentos y enfrentamientos con rivales. Además lo integraban otros siete imputados, entre ellos sus hermanos Ezequiel (alias Machuca) y Micaela, un muchacho conocido como Flanders, y un tal Coco, que se dedicaba a patear las pelotas de fútbol con droga adentro que caían en la cancha de la Unidad Penal; entre otros.
La otra estaba dirigida por Fassano, quien se alojaba en el pabellón 8, junto a un conocido asaltante. También entraban droga al penal y se especializaban en llamados extorsivos y estafas a comercios con tarjetas bancarias falsas. Actuaban con tres personas que se encontraban en libertad, como la pareja de Fassano, un pibe que se dedicaba dedicado al cambio de pesos y dólares y la adquisición de drogas, y otro preso.
“Habla el comisario”
Las extorsiones consistían en crear perfiles falsos de Facebook con fotos de chicas jóvenes o adolescentes, mediante los cuales contactaban a hombres e intercambiaban mensajes y fotos íntimos. Luego los llamaban haciéndose pasar por un comisario (con nombre real) y les exigían dinero a cambio de no hacer avanzar una denuncia o de poner la situación en conocimiento de su familia.
Por ejemplo, uno de los casos tuvo como víctima a un hombre de Paraná, al que Fassano contactó bajo el nombre falso “Rocío Rodríguez” y fotografías robadas a otra chica. Luego lo llamaba simulando ser el subcomisario de la comisaría Segunda y le decía que “tenía en la dependencia a la familia de la ‘menor’ Rocío Rodríguez haciendo una denuncia”, según se lee en la imputación, que continúa: “Lo mantuvo en conversación en la intimidándolo con presentar las actuaciones en la Fiscalía, le exigió la entrega de dinero y luego la de una Motomel Custom 150, o su valor luego de que la víctima la venda”.
Con la misma metodología hizo caer en la trampa a otro hombre a quien “le planteó que tenía en su poder actuaciones policiales iniciadas por denuncia por un hecho de grooming, y le exigió la entrega de 50.000 pesos para guardarle las cosas, bajarle toda la información y archivarle la denuncia, caso contrario presentaría las actuaciones prevencionales en la Unidad Fiscal”.
Otra extorsión tuvo como víctima a un empresario de Paraná a quien Fassano le exigió dinero y entrega de bienes, porque el hombre “habría intentado acceder a la intimidad sexual de una mujer menor de edad”, que en realidad era el preso. Así, logró la entrega periódica de elementos de valor y dinero. En una de las oportunidades, el empresario coordinó telefónicamente con Fassano y se encontró en una estación de servicios con uno de los hermanos Roda y otra persona que cobraron lo exigido. En otro caso, logró que un hombre les entregara un televisor y un celular.
Revoleo y puntería
En la causa de Fassano, uno de los hechos que le imputaron fue la organización de la venta de drogas en la cárcel y en distintos barrios de la ciudad. Según la imputación, “coordinando tareas con Micaela Roda, Ricardo José Gómez, Emiliano Dehan y personas allegadas a los mismos, realizaron conjunta y articuladamente maniobras para la comercialización de sustancias estupefacientes en la modalidad menudeo, las que concretan dentro de la Unidad Penal N° 1y en inmediaciones del barrio 1 de Julio de Paraná”.
Al detallar los movimientos de la banda, se sostuvo que Gómez vendía en dicho barrio lindero a la Escuela Hogar, y también se encargaba del traslado de la droga y de arrojarla hacia dentro de la Unidad Penal desde el exterior, para lo cual usaba pelotas de futbol y voley. Las abrían, le colocaban la sustancia adentro, las cocían para cerrarlas y las pateaban.
En una llamada telefónica interceptada, quedó grabado que un centinela de la cárcel observó unos de esos episodios y no hizo nada: “¡Gol!”, gritó en una de las oportunidades.
Además, se imputó que Micaela preparaba los bultos y coordinaba las entregas en fluida comunicación con su novio Fassano; en tanto Dehan se ocupaba del almacenamiento de de la droga y de parte de las ganancias obtenidas por el preso, con las que compraba, entre otras cosas, dólares. Cuando allanaron su departamento ubicado en calle San Martín, entre Villaguay y Carbó, le encontraron 1.300 dólares, 10.000 pesos, una máquina contadora de billetes y 540 gramos de marihuana.
Abreviados
En las negociaciones para el juicio abreviado entre el fiscal y el defensor, los dos jefes de las bandas, Roda y Fassano, acordaron unificar las penas que venían cumpliendo con las que les correspondían por los nuevos delitos. Los dos asesinaron a personas para robarles sus motos, en distintos episodios ocurridos en 2014.
Fassano había sido condenado a solo 10 años de prisión por asesinar a balazos con una pistola calibre 9 milímetros a Leandro Richard para robarle la Honda Tornado. Le faltaban cumplir cuatro años de esa pena. Ahora, si se homologa el acuerdo presentado, estará siete años y dos meses más, por cinco hechos de extorsión y uno de narcomenudeo.
Chocho Roda, por su parte, había sido sentenciado a 15 años por el homicidio del contador Ricardo Lizarraga ocurrido en Puerto Viejo, luego de que le robaran la moto de su hijo de alta cilindrada. El reo firmó una unificación por 10 años más en la cárcel, por delitos de venta de drogas agravado por cometerse dentro de un establecimiento penitenciario.
Su hermano Machuca Roda recibió seis años de prisión por varios delitos, además de los que cometió junto a Chocho, como abuso de armas, comercio drogas y extorsiones. Resta determinar cuál será el destino de los otros integrantes del clan Roda, como la madre y la hermana de estos condenados, quienes irían a juicio oral.