Dentro de dos años y dos meses, la condena de Flavio Santini finalizará. Pero el hombre sentenciado por Trata sexual de una menor en Paraná quiere terminar de cumplirla en su casa. Pasó un año y un mes desde que está en la cárcel cumpliendo la pena de cuatro años y nueve meses de prisión por el grave delito. Hasta entonces había tenido el beneficio de la prisión domiciliaria, pero se constataron múltiples ausencias en su domicilio, por lo que en mayo del año pasado lo enviaron a la cárcel. El hombre insistió mediante un recurso ante la Cámara Federal de Casación Penal para que le devuelvan el beneficio, pero se lo rechazaron.
Rechazan domiciliaria a condenado por Trata que ya la había infringido
Santini es un hombre con historia en el ambiente de la explotación sexual de Paraná. En noviembre de 2020 lo recibió la condena por haber mantenido cautiva y prostituido a una chica menor de edad. A fines de diciembre de 2021, la sentencia del Tribunal Oral Federal de Paraná fue confirmada por la Cámara Federal de Casación Penal. Pero el hombre logró mantener la prisión domiciliaria. En abril del año pasado debía recibir en su casa una notificación del Tribunal, pero quien fue a llevarle la nota, en horas del mediodía, golpeó la puerta y nadie lo atendió. Luego, el Patronato de Liberados llamó a la casa y tampoco le atendieron el teléfono.
La Fiscalía pidió la inmediata revocación del beneficio. Santini dijo que en ambas ocasiones estaba durmiendo, por eso no atendió. El fiscal general José Ignacio Candioti respondió que se trataba de un argumento infantil, que en realidad el condenado no estaba en su casa y había violado la domiciliaria, por lo que insistió en al revocación del beneficio y su envío a la cárcel. El Tribunal coincidió con Candioti y procedió en consecuencia.
Además, el fiscal había planteado otro argumento que tiene que ver con la situación de la víctima: el peligro de que Santini deambule por la calle implica “un intolerable riesgo para la seguridad de la víctima”.
Para poder volver a su casa, Santini cambió de argumento. Sostuvo que necesitaba estar en su vivienda para cuidar a sus dos hijas mientras la madre sale a trabajar. Por ello acudió hasta la máxima instancia nacional de la Justicia penal, que es Casación, en Comodoro Py, Buenos Aires.
La defensa pública oficial habló del peligro en la cual se encuentra inmersa la hija más chica, de menos de dos años, quien se encuentra al cuidado de otra niña, de 10 años, durante el tiempo en que su progenitora sale a trabajar porque no existe otro adulto que pueda colaborar con los cuidados de estas dos menores, encontrándose ambas niñas en situación de desamparo.
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En su voto, el camarista Daniel Antonio Petrone se remitió a los argumentos del vocal del TOF de Paraná, Roberto López Arango, acerca de que podría haber otras personas de la familia que pudieran asistir a la pareja de Santini en el cuidado de las niñas, al momento en que sale a trabajar. Pero además sostuvo que los argumentos no son suficientes porque son los mismos que ya se rechazaron en la instancia anterior, por lo cual declaró inadmisible el recurso presentado. A esta postura adhirieron sus pares Diego Barroetaveña y Carlos Mahiques.
El caso
La historia comenzó a partir de un pedido de auxilio de la víctima. El 17 de diciembre de 2011, a las 17.05, un muchacho recibió un mensaje de texto de su amiga: “Se está poniendo feo, tengo miedo, ayudame”. Dos horas después, a las 19.09, desde el mismo número de línea, el joven recibió otro mensaje que decía: “No hagas nada, si no cagó la pendeja”. Inmediatamente, ese joven le avisó a la madre de su amiga, quien fue a denunciar que su hija estaba secuestrada y siendo prostituida por Santini. La adolescente tenía solo 14 años.
Ese día allanaron la casa del acusado, en calle Los Dragones de Entre Ríos, pero no encontraron a la víctima porque la habían escondido en una casa vecina. Fue la día siguiente cuando pudieron rescatar a la menor en la zona de avenida Ramírez sur. En la investigación se supo que Santini la ofrecía y la hacía prostituir con personas mayores de edad, a a veces concretando los encuentro en su domicilio, o los clientes pasaban a buscarla y la llevaban a otro lugar.