Javier Aragón / Redacción de UNO
[email protected]
Por los choques y accidentes hay más trabajo para chapistas
En Paraná se registran por día cerca de 15 choques, entre los cuales hay que contabilizar personas fallecidas, accidentadas y obviamente vehículos dañados en partes importantes. Uno de los sectores que se vio favorecido por el desmanejo en la vía pública es el de los chapistas que vieron incrementado notoriamente el trabajo a causa de las malas maniobras, colisiones y choques. Pero, como efecto de este panorama ligado incluso con las restricción a las importaciones, tienen dificultades para conseguir repuestos, accesorios y hasta pintura.
La Policía informó a UNO que por día se debe intervenir en no menos de 15 colisiones de todo tipo. Si bien en la mayoría hay una intervención directa de motos, los vehículos de cuatro ruedas que participan en los incidentes viales terminan con abollones o roturas que deben ser solucionadas en los talleres de chapa y pintura.
El hecho policial y judicial tiene como elemento directo la relación a través del seguro o de la intimación tribunalicia para que se arregle en el chapista.
UNO consultó ayer a un par de chapistas, algunos de talleres grandes que trabajan con las concesionarias y con los más pequeños que se ocupan de daños de mediana importancia.
Uno por día
En calle Juan de la Cruz, en el barrio Rocamora de la capital entrerriana está asentado desde hace años uno de los talleres especializados en la reparación de autos destrozados. Con un equipamiento sofisticado y hasta con una cámara de última generación para pintar los vehículos.
El emprendimiento a cargo de Tito Herrera y Héctor Cetto cuenta con un inmueble lleno de vehículos chocados. VW y Renault son la mayoría, habida cuenta de su trabajo directo con las concesionarias. Se admitió desde la empresa, donde cumplen tareas siete personas, que en los últimos meses se incrementó de un modo llamativo el ingreso de vehículos chocados. Todos los días les ingresa un auto o camioneta con daños de distinta importancia.
Una persona que estaba en la puerta del galpón informó a UNO que esta gente “la pega y mucho con los accidentes de tránsito, no dan abasto y me han dicho que el trabajo les creció un 100%”.
“Este taller es uno de los más caros y así y todo, porque trabajan bien, se los busca por la seriedad y calidad”, resaltó el vecino de los chapistas.
Herrera prefirió no dar a conocer el porcentaje de trabajo que aumentó en el taller, pero dijo que era “increíble”.
Al lugar llegan vehículos oficiales, tal como es la camioneta VW que sufrió un accidente con el ministro de Infraestructura, Juan Javier García, que volcó hace un tiempo atrás en la zona de La Picada, o un auto más pequeño perteneciente a un familiar directo del exgobernador Jorge Busti.
En todos los casos, los costos son altos entre la mano de obra y los repuestos para dejar casi como nuevas las unidades.
Herrera indicó a UNO que los precios son importantes ya que un trabajo tiene un 30 a 40% de mano de obra y el resto pertenece a los repuestos.
Ejemplificó que la VW Tiguan que es del gobierno, desde hace tres meses que la están reparando a causa de los daños complejos en la gran parte de la estructura. Recordó que el seguro paga los costos del accidente, que ascienden aproximadamente a los 30.000 pesos de mano de obra y 40.000 en concepto de la compra de los repuestos y otros elementos.
Esto dio pie para marcar que el 90% de los trabajos en el taller son a cargo de las aseguradoras, en tanto que el 10 % restante es para conductores que tienen que afrontar los daños de sus vehículos por poseer seguros contra terceros que se hacen cargo de la reparación del otro rodado que interviene en accidente.
Sin gremio
Un dato que llamó la atención de la charla con los chapistas es que los mismos no están agrupados ni sindicalizados. En más, se notó que hay poca unidad o contacto entre colegas.
Esto llega a determinar que sea tan dispar la relación de precios entre los propios chapistas que cobran con el fin de asegurar la ejecución del trabajo, pero sabiendo de antemano que el seguro observa de reojo el valor presupuestado.
Las motos en la mira
Se hizo notar que un alto porcentaje de los abollones que deben arreglarse en los talleres son producidos, obviamente por choques entre vehículos de cuatro ruedas, pero hay una proporción importante de colisiones en las que intervienen motos.
Rayones, daños y golpes en las puertas u otras partes del auto son moneda corriente en los incidentes con los motorrodados.
“Parece ser que ahora nuestro trabajo es como el del funebrero”, marcó con ironía el responsable del taller de calle Provincias Unidas. “La calle está peligrosa, llena de vehículos, mucha imprudencia y por eso es que existe esta espantosa realidad con choques, lesionados y muertos”.
“Es doloroso ver personas graves o fallecidas en accidentes, pero es tremenda la imprudencia donde parte de los muertos tienen una responsabilidad directa en la desgracia del incidente, lo que sumado a las rutas o calles pésimas y la velocidad de los autos, provocan este negro panorama”, razonó el hombre para alertar: “Nosotros trabajamos y mucho como consecuencia de las malas maniobras”.
Dio a conocer el responsable del taller que cuando llegan con los autos, les “confían que se duermen, o bien que van distraído manejando y hablando por teléfono”.
Zona caliente
Por lo que destacan los chapistas, los choques más graves ocurren fuera de los bulevares o bien en rutas como en caminos vecinales.
Coincidieron que en los últimos meses hubo accidentes muy raros, como son las colisiones con las punteras de los separadores que se colocaron en avenida Ramírez. “Tenemos ingresos con daños menores en las estructuras por los choques con los bloques en esa parte de Paraná”, dijo Herrera.
En la escala de trabajo, destacó que todos los días le ingresa un vehículo chocado y de los que tienen vuelcos o daños que son mayúsculos, atienden al menos uno por semana.
Esperar y esperar
En los talleres se hizo saber que otra de las circunstancias que se aprecian por estos meses, y que está ligada directamente con el presente económico de la población, es que en el caso de vehículos pertenecientes trabajadores de clase media, en caso de no ser tan urgentes o necesarias las reparaciones, por el nivel de los costos de mano de obra como de los repuestos o accesorios, es que prefieren esperar un poco para ingresarlos al taller.
“En un dato que vemos seguido y por ello es que en algunos casos, tuvimos una retracción en los trabajos diarios”, notificó a UNO Humberto Pereira.
Este chapista de la zona de División Los Andes, en la parte sur de Paraná, tiene un taller para la atención de trabajos en autos con problemas medianos o chicos.
Referenció que en su taller, para que se sepa, el costo del trabajo ronda los 1.000 pesos por paño o puerta.
Repuestos limitados
Los chapistas admitieron que pese al aumento de los trabajos, tienen un problema de difícil resolución por el momento: la escasez de repuestos, accesorios y hasta pintura para poder concluir con las reparaciones.
En el mercado hay repuestos originales y por las restricción a las importaciones, los mismos comienzan a escasear. De igual modo, aparecen los de segunda marca que salvan las urgencias.