José Amado/ De la Redacción de UNO
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Pidieron 12 años de cárcel por el asesinato del policía Barzola
Gabriel Barzola recibió un disparo en la cabeza a menos de un metro de distancia, pero hay diferentes versiones de las circunstancias del crimen y de quién es el asesino. Dos testigos afirmaron que la víctima le dio el arma a Emanuel Díaz, quien sin mediar palabra lo asesinó. Por esto, la querella y la Fiscalía pidieron 12 años de prisión. El acusado afirmó que se retiró antes del lugar del hecho, y por falta de pruebas la defensa reclamó la absolución. Los demás testigos indirectos aportaron elementos que tanto la acusación como la defensa utilizaron para sustentar sus hipótesis. Lo que más claro quedó en el juicio, y en lo que todos estuvieron de acuerdo, es que los vecinos del barrio Santa Rita demostraron temor a la hora de declarar la verdad, lo cual dificultó esclarecer el hecho.
El delito “se pudo demostrar”
La fiscal de Cámara Carolina Castagno afirmó que aquel 19 de abril de 2008, a las 5, luego de beber alcohol toda la madrugada, Díaz le disparó a Barzola en la cabeza. La víctima, que era un policía de la División Cuerpo y Guardia, estaba jugando y haciendo alarde con su arma reglamentaria, que luego le cede al acusado. Este tomó la fatal decisión, apuntó y gatilló: el proyectil le ingresó a Barzola en la cabeza de adelante hacia atrás, de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, y cayó muerto en la cortada 994. Luego Díaz se escapó.
Castagno sostuvo su hipótesis en los testimonios que ubican a Díaz en el lugar y el momento del hecho. Principalmente los de Ortiz y Tobares, quienes afirmaron que se encontraban con Barzola y Díaz bebiendo alcohol, y que luego de una discusión por el arma de fuego se produjo el violento episodio. Además, la fiscal afirmó que la versión de Díaz es “poco creíble”. El acusado dijo que había pasado por la casa de Barzola, se retiró y se fue a San Benito. Castagno contrapuso esta versión con los testimonios de vecinos que vieron a Díaz luego del crimen en el barrio, y además mencionó el posible motivo del ataque, ya que Barzola era la expareja de su novia.
“Se pudo demostrar que Díaz estuvo en el lugar, fue el autor de los disparos y puso fin a la vida de Barzola”, afirmó la fiscal, por lo que pidió 12 años de prisión.
“Hoy se mata por cualquier cosa”
A su turno, el querellante en representación de la familia de la víctima, Leandro Dato, dijo que “no han quedado dudas de la autoría de Emanuel Díaz” en el crimen. El querellante coincidió con los fundamentos de la fiscal, y dijo que no hay que buscar un motivo al ataque mortal, ya que tuvieron que ver varias circunstancias. “Es uno de los tristes y desgraciados hechos en que no hay un motivo central”, donde influyó el consumo de drogas y alcohol, la escasa apreciación del valor vida. En este sentido, Dato contrapuso la realidad de la calle con la del Código Penal, que en este tipo de casos están disociadas:
“Hoy se mata por cualquier cosa”, explicó.
Otro de los puntos abordados por el querellante fue el miedo reinante en los testigos, el cual explicó porque “hoy vale más seguir entrando al barrio que decirle toda la verdad a la Justicia”. El personal de Investigaciones intentó buscar información y chocó “contra una pared”, por el miedo de los testigos a las represalias. “Vale más la tranquilidad del barrio” que colaborar para dilucidar el crimen, afirmó el letrado.
Al igual que la fiscal, Dato pidió para Díaz 12 años de prisión por la gravedad del hecho, la edad de la víctima (24 años), quien dejó una pequeña hija, y el grado de violencia del ataque: mientras Barzola estaba agachado, indefenso.
Los testigos son los culpables
Los defensores de Díaz, Iván Varnengo y Jorge Leitner, iniciaron su alegato a partir de la pregunta sobre las razones para que Díaz diera muerte al policía, la cual no tiene respuesta. La versión defensiva sostiene que fueron los principales testigos de la acusación, Ortiz y Tobares, quienes asesinaron a Barzola, y la salida más fácil que encontraron fue echarle la culpa a Díaz, quien había pasado por el lugar poco antes. Además, Varnengo mencionó que la primera sospecha de la familia de la víctima fue contra estos dos testigos, y rescató el testimonio de un vecino que dijo que a los únicos que vio salir del lugar del hecho eran Ortiz y Tobares.
Entre los vacíos de la acusación, el abogado mencionó que el arma no está identificada, nunca se encontró, por lo que no se puede afirmar que se trató del arma reglamentaria de Barzola. En el lugar se secuestró una sola vaina servida, que estaba guardada en el bolsillo del pantalón de la víctima.
Varnengo remarcó las contradicciones de los relatos de Ortiz y Tobares, quienes dijeron cosas diferentes del momento mismo del disparo. Sobre los pocos elementos aportados por los testigos por el miedo, el defensor dijo que el temor no era por Díaz, quien ya estaba detenido, sino por Ortiz y Tobares, a quienes conocían por violentos.
Lo más insostenible para la defensa es que Barzola le haya entregado el arma voluntariamente a Díaz y que este le haya disparado en la cabeza sin mediar palabra.
Por último, Leitner apuntó contra la falta de elementos en la causa: “La prueba es la base del proceso sancionatorio y sin pruebas no puede haber creencia. En nuestro proceso probar le corresponde a la parte acusatoria, que no debe buscar la inconsistencia de la defensa sino su propia consistencia”.
Por esto, pidió la absolución de Díaz, y manifestó que “el hecho debe ser investigado con mayor profundidad, habiendo un testigo presencial que no pudo ser hallado”.
El tribunal de la Sala 2 de la Cámara del Crimen, integrado por Migue Ángel Giorgio, Hugo Perotti y Jose María Chemes, adelantarán el veredicto el miércoles al mediodía.