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“Que sepan que yo era un ciudadano de bien, no lo que ellos pensaban, soy un padre de familia”, dijo Rubén Lacoste. El hombre, hace cinco años y medio, había salido de su casa en el barrio Mosconi en Paraná para hacer un mandado. Cuando regresaba, una camioneta de la Policía de Entre Ríos lo paró, los efectivos lo golpearon sin razón y se lo llevaron a la comisaría quinta. El calvario que le tocó vivir terminó recién ayer con un acuerdo de juicio abreviado, donde cuatro de los seis policías acusados admitieron lo que hicieron, y otros dos fueron absueltos. Cumplirán tres años de prisión condicional y deberán hacer un curso de derechos humanos.
En la audiencia realizada ayer a la mañana en Tribunales, ante el juez Pablo Vírgala, los policías formalizaron el acuerdo: se trata del oficial Jerónimo Lapera, de 32 años, y los cabos Ramón Sosa, de 35, Nicolás Sosa, de 32, y Carlos David Moreyra Osoro, de 30. Los otros dos que estaban imputados eran Juan Pablo Pereyra y Mauricio Palacio, quienes ante falta de pruebas fueron absueltos por el beneficio de la duda.
El hecho ocurrió entre las 23 del 30 de octubre de 2010 y las 0.10 del día siguiente. En esa hora y 10 minutos Lacoste fue interceptado en calle 538, entre Estado de Palestina y República de Siria, por los uniformados que iban a bordo de una Renault Trafic blanca número 243, de la Jefatura Departamental. Con insultos y a lo guapo le pidieron el documento, como no lo tenía, el hombre les dijo que iba hasta la casa a buscarlo, pero comenzaron a golpearlo. De manera totalmente arbitraria e ilegítima, lo subieron al patrullero y lo pasearon por varias calles de la ciudad, mientras continuaban con la golpiza. El viaje terminó en la comisaría quinta, donde lo desnudaron y lo tiraron en el patio, le dieron un cepillo para que limpiara su ropa ensangrentada, y seguía recibiendo piñas y patadas. Además, para que no pudiera reconocerlos, le tiraron gas pimienta en los ojos. Cuando la entonces jueza de Instrucción Marina Barbagelata supo de la detención y que se estaba ante un delito, ordenó la inmediata libertad de Lacoste. Pero al irse, no le devolvieron los cigarrillos, el encendedor ni 100 pesos que tenía en un bolsillo.
La víctima fue revisado por el médico forense, quien constató múltiples lesiones como consecuencia de los golpes de puño, patadas y bastonazos que recibió de los policías en todo el cuerpo, en la cabeza y en el rostro. El hombre radicó la denuncia y se presentó como querellante, con el abogado Guillermo Vartorelli.
Ayer a la mañana debía iniciar el juicio oral y público, pero por pedido de los defensores de los policías, Hugo Gemelli y Matías Argüello de la Vega, se inició un diálogo con la fiscal Matilde Federik para llegar a un acuerdo de juicio abreviado, en el cual se tuvo la anuencia de Lacoste y su abogado.
Así fue que los cuatro mencionados aceptaron ser condenados por los delitos de Privación abusiva de la libertad, severidades y vejaciones, y Hurto calificado. El juez les consultó si entendían de qué se trataba el juicio abreviado: Lapera y los Sosa dijeron que “para que esto termine rápido y volvamos a nuestra vida normal”, y sólo Moreyra Osoro expresó que aceptaba su responsabilidad en el hecho.
En los próximos días Vírgala dará a conocer la sentencia en la que homologaría el acuerdo, donde además de la pena condicional se impone la prohibición para ejercer cargos públicos por el doble de tiempo, es decir que estarán seis años sin vestir el uniforme.
“Fue un hecho muy grave”
El abogado querellante Guillermo Vartorelli destacó que, además de la condena, se impusieron pautas de conducta, entre ellas la realización de un curso de Derechos Humanos, el cual posiblemente se hará en la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader). “Esto es muy importante porque sería a través de la educación la reparación del daño causado”, dijo el abogado.
Además el querellante aseguró que “fue un hecho muy grave”, y recordó “se intentó por parte de este grupo de funcionarios crear una causa para justificar la golpiza donde de manera mendaz se trató hacer pasar un hecho de resistencia a la autoridad. Cosa que no ocurrió, porque Lacoste estaba en una actitud absolutamente pacífica”. También, Vartorelli valoró que su representado “fue interiorizado antes de la audiencia sobre el acuerdo de pena y dio su conformidad, en una actitud realmente de mucha nobleza”.
“Tenía miedo de cruzarlos”
Luego de la audiencia que le puso fin a cinco años y medio de proceso judicial, Rubén Lacoste dijo a UNO que le parece bien que los policías que le pegaron y humillaron hagan un curso de Derechos Humanos “para que no vuelvan a hacer lo mismo el día de mañana”. Al recordar el hecho, dijo que además de las dolencias físicas producto de la golpiza luego “tenía miedo de cruzármelos en la calle, estaba con temor”. Respecto del acuerdo, manifestó estar “tranquilo con el resultado, la verdad que se hizo justicia”, y que asistió a la audiencia para “que sepan que yo era un ciudadano de bien, no lo que ellos pensaban, soy un padre de familia, así que ya me quedo tranquilo”.
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Datos
1) El 30 de octubre a la noche, Rubén Lacoste hacía un mandado a un kiosco del barrio Mosconi, un móvil policial lo paraba y comenzaba una hora y 10 minutos de terror.
2) La jueza Marina Barbagelata y la fiscal Laura Cattáneo, ordenaron medidas para esclarecer el hecho.
3) Al inicio de la causa, fueron siete los policías imputados.
4) En la rueda de reconocimiento, Lacoste no pudo reconocer a los agresores, porque le habían tirado gas pimienta.
5) Finalmente, en abril de 2011, la jueza procesó a seis de los policías. Dos de ellos terminaron absueltos y cuatro condenados. Pasaron cinco años desde entonces.