A un año de su inauguración, la plazoleta ubicada detrás de la Iglesia San Miguel volvió a ser escenario de la festividad de San Miguel Arcángel, patrono de Entre Ríos. En medio del contexto de pandemia, con la reciente flexibilización de las restricciones para los oficios religiosos, una gran cantidad de fieles se acercó para participar de la Santa Misa, tanto en el interior del espacio público, o ubicados sobre calle Buenos Aires. Con barbijos, aunque con distancia inferior a los dos metros entre las personas –fundamentalmente mayores de edad–, siguieron la celebración presidida por el cura párroco Damián Retamar y por Alejandro Patterson.
Paraná: en la misa de San Miguel, la Iglesia volvió a criticar al movimiento abortista
Foto UNO/Mateo Oviedo
El reconocido cura oriundo de Sudáfrica, destacado por su fructífera labor social en los barrios El Morro y Maccarone, tuvo a su cargo la homilía.
En el interior del espacio público ubicado sobre calle Buenos Aires, entre Ecuador y Carlos Gardel, los fieles se reunieron en torno al altar y la imagen del santo patrono.
Patterson se explayó acerca de la presencia de los ángeles en nuestras vidas
“San Agustín escribió que el nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntase por su naturaleza, es un espíritu. Si preguntase por lo que hace, te diré que el oficio de estos espíritus es ser mensajeros de Dios”.
“Dios obra a través de sus criaturas, quiere darnos una responsabilidad; Él quiere que nosotros continuemos y mejoremos su creación. Por eso los ángeles tienen también una participación haciendo este mundo más de Dios, y obran discretamente en nuestras vidas, porque son muy humildes y no quieren distraernos en el hecho de que todos los servicios y favores que hacen escondidamente en nuestras vidas, tienen su origen en el amor de Dios a nosotros”.
Acto seguido, Patterson hizo referencia a un pasaje bíblico de San Pablo, que escribió sobre la pertenencia de los ángeles a Cristo. Y en ese contexto, afirmó: “Debemos pedir a San Miguel que no olvidemos que pertenecemos a Dios, como el niño pertenece siempre a su madre y padre; el esposo y esposa para siempre, y a nadie más con los mismo lazos que el matrimonio”, y afirmó: “Pertenece a Dios alma y cuerpo, nuestros cuerpos no pertenecen exclusivamente a nosotros mismos, como dicen algunos y algunas, porque no fuimos creados por nuestros propios cuerpos, que son dones preciosos de Dios, y que están destinados a servir en la gloria celestial, junto con los ángeles”.
La referencia resulta ineludible acerca de la postura del movimiento abortista, que volvió a marchar el lunes en Paraná; “mi cuerpo es mío” afirma el movimiento feminista en sus consignas.
En ese sentido, Patterson insistió: “Nuestros cuerpos no nos pertenecen, porque no somos creadores ni salvadores de nosotros, ni tenemos el poder de glorificarnos”.
Finalmente, tras mencionar a los ángeles caídos “demonios que se rebelaron contra Dios, espíritus malignos que quieren que nos olvidemos que pertenecemos a un Dios de amor, que solo nos puede dar la felicidad que anhelamos (que otros buscan en el materialismo, en el poder, en la riqueza), pidió a San Miguel Árcangel “defendernos porque sabemos que la vida no es un paseo por el parque, es una batalla.
Más adelante de la homilía, cuestinó la “rebelión sexual que ha hecho tanto daño a las familias y a los jóvenes”.
La festividad de San Miguel Arcángel finalizó con una caravana de autos con la imagen del patrono, que se extendió por toda la jurisdicción de la comunidad parroquial.