Patronato perdía 1 a 0 ante Estudiantes de Río Cuarto en el sur cordobés. El Rojinegro era dominado claramente en el campo de juego. En ese contexto el entrenador Rodolfo de Paoli convocó a Santiago Bellatti cuando el cronómetro marcaba 31 minutos. El juvenil cumplió el sueño de debutar en Primera División al reemplazar a Sergio Ojeda.
Santiago Bellatti: "Siento que puedo dar muchísimo más"
Por Matías Larraule
Siete días después la secuencia se repitió. El pibe que se sumó al semillero del Santo a inicios de 2022 volvió a saltar a escena desde el banco de suplentes para suplantar a otro compañero que acusó una molestia física. En esta ocasión fue Lucas Kruspzky quien le cedió espacio al gurí nacido en Paraná.
Bela, como lo bautizaron cuando era un niño de 9 años, cumplió una buena performance. Se ganó el reconocimiento del hincha que destacó el rendimiento del juvenil en las redes sociales. De Paoli también resaltó la labor del defensor que lució el dorsal número 13.
El paso de los días ayudó a manejar con mayor tranquilidad la emoción. Lo experimentado es una fuente de motivación para Santiago, que está satisfecho por el espacio que adquirió. Claro que no se conforma. Su camino en el profesionalismo recién comienza “Siento que puedo dar muchísimo más”, afirmó, en diálogo con Ovación.
Raíces.
Santiago comenzó a jugar a la pelota cuando era un niño de 3 años. Su primer contacto con la redonda tuvo un objetivo claro: socializar en plena infancia. “Me costaba mucho compartir y jugar en la etapa de jardín. Mi abuelo me llevó a la escuela Los Naranjitos. En ese entonces funcionaba en un galpón con una cancha de césped sintético ubicado sobre calle Churruarín, a la vuelta del club Patronato”, recordó.
Como la mayoría de los niños, Bela aspiró a elaborar un vínculo con la máxima emoción: el gol. “Apenas arranqué tomaba la pelota con la mano. Después Néstor (Giacinti) me ubicó de nueve porque quería jugar de delantero a toda costa. Después por la altura comencé a jugar atrás, porque remataba fuerte, hacía goles de mitad de cancha. Ahí empecé a jugar de central. Desde los 6 años que juego en esta posición”, relató.
Gran cambio.
El fútbol era un juego para Santiago hasta que el deporte tomó mayor transcendencia en plena adolescencia. Antes de celebrar su cumpleaños número 14 armó los bolsos y se mudó a Córdoba para sumarse a las categorías de Belgrano. “Maduré mucho en Córdoba”, aseveró. “Estuve en la pensión del club con chicos que compartían la misma ilusión. Nos apoyamos entre nosotros. Había días en los que extrañábamos de más, queríamos volvernos a nuestro hogar. En esos momentos nos dábamos empujoncitos para seguir peleando”, revivió.
En el Pirata transitó por distintos momentos. “Era otro mundo”, describió. “Pasar de jugar en una escuelita a un club me llevó a transitar por un periodo de adaptación, sobre todo con el juego y el mayor compromiso que implicó a la hora de entrenar. Muchas cosas pequeñas fueron cambiando. Pasé por un montón de momentos buenos y otros malos, como todos”, detalló.
En esos cambios no contó con el respaldo físico de la familia, aunque el círculo cercano siempre está presente. “Tenía parientes en Córdoba. Ellos me dieron una mano cuando me sentía mal, especialmente los fines de semana. Me iba a comer con ellos los domingo. Mis viejos realizaron un esfuerzo enorme para viajar y verme algún partido. A veces pedían dinero prestado para trasladarse. Valoré mucho eso cuando estuve allá”, subrayó.
Defendiendo el escudo del Pirata se afianzó en su división. Su buen rendimiento lo llevó a formar parte del preseleccionado nacional juvenil. Una lesión ligamentaria lo llevó a perder un año de competencia. Se rehabilitó. Volvió a jugar, pero a fines de 2021 cerró su etapa en el equipo de barrio Alberdi, uno de los lugares más emblemáticos de la capital de La Docta.
Volver a los pagos.
A inicios de 2022 se presentó en el predio La Capillita. Superó la prueba que realizó junto al plantel de división reserva. Se integró al elenco de cuarta división. Meses después fue promovido a la antesala de Primera División. “Debutó en una derrota ante Independiente”, citó Bela.
El descenso de categoría le quitó espacio a los pibes que actuaron en este nivel. Santiago fue promovido al equipo de Primera División. “Me costó muchisimo, sobre todo en los primeros seis meses donde no fue citado”, señaló.
La llegada de Rodolfo de Paoli cambió su realidad. Santiago comenzó a ser incluido en la nómina de citados. Firmó planillas en el ámbito nacional e internacional. El sueño de debutar en la elita era tangible. “Rodo, su cuerpo técnico y mis compañeros me ayudaron mucho en cuanto a la confianza. Antes no quería tener la pelota. Ahora encontré una versión mucho mejor a la que tenía a mitad de año y se que todavía puedo tener una versión mucho mejor”, chapeó.
A la cancha.
El estreno anhelado se produjo el 26 de agosto en Río Cuarto. “Me tocó ingresar de sorpresa porque no esperaba que se lesione un compañero. Ingresé con la cabeza a mil y muchos nervios. Se vinieron muchas imágenes a la cabeza: la familia, mi novia y todo lo que fui pasando. Con el paso de los minutos fui dominando los nervios. Estuve más concentrado y con el compromiso que conlleva estar dentro del campo de juego”, remarcó.
Su segundo juego lo vivió con mayor tranquilidad. Los nervios que se hicieron presente en Córdoba se transformó en adrenalina “Antes de cada partido tengo la fe de poder sumar, aunque sea 10 minutos. Tenía la cabeza preparada por si me tocaba. Además quería debutar en casa, en mi ciudad y con nuestra gente en la tribuna. Fue mi vieja con mi novia a la cancha. Cuando entré no sentí los nervios traicioneros que se hicieron presente en Río Cuarto. Estaba tranquilo porqué sabía que mis compañeros me iban a respaldar. Lo tomé con calma e intenté hacer las cosas lo más sencillo posible”, explicó.
El presente es el premio al esfuerzo realizado. Confía en sus cualidades. “Siento que puedo dar muchísimo más. Hace un año no jugaba. Me falta ritmo de competencia, pero a medida que pase los partidos lo iré adquiriendo”, cerró.