En vulnerabilidad extrema y desprotección, cada año la problemática de las personas en situación de calle en Paraná vuelve a visibilizarse, particularmente en los meses en los que se extiende el frío más crudo.
La repetida y dolorosa realidad de las personas en situación de calle
La grave realidad social y económica acentuada por la cuarentena por la pandemia del coronavirus, vuelve a exponer la realidad de decenas de personas que viven a la intemperie. En tiempos de confinamiento y menor circulación, la sociedad los tiene menos ante sus ojos, pero allí siguen estando.
Las imágenes captadas en los últimos días por UNO exponen que allí siguen estando ellos, testimonios de las crueldades, miserias, infortunios y desgracias con los que a veces sorprende la vida.
Se los puede ver en los lugares de siempre, o en otros. Ya no se los registra masivamente en las plazas, pero permanecen donde pueden: debajo de la pasarela ubicada por encima de las vías del ferrocarril, del barrio Belgrano, en el acceso a la capilla Asunción del Cristo Redentor, y hasta en el desolado predio del exhipódromo Almafuerte. En grupos de dos, tres o cuatro personas, en algunos casos, o solos también.
La dificultad histórica en abordar una solución en la capital provincial no solo desnuda los inconvenientes que a lo largo de los últimos años hubo para delinear una estrategia de trabajo, sino también a una realidad compleja en la que muchas veces resulta difícil hacer comprender a las personas, de habitar bajo un techo junto con otros, tal como resaltan diferentes actores involucrados en la atención y contención de esta población en riesgo.
De acuerdo con la información a la que accedió UNO, desde hace un par de meses se logró unificar toda la contención y albergue a personas en situación de calle, en el Centro Integrador Comunitario (CIC) II ubicado en la zona este de la ciudad. Ubicado en calles Fermín Garay y Roque Sáenz Peña, y la labor de trabajadores municipales las 24 horas, en el lugar se encuentran hoy unas 60 personas.
La sede única se logró habilitar, al tener en cuenta las dificultades existentes hasta el año pasado. Es que el alojamiento del área de Defensa Civil municipal –en calle Enrique Carbó– solo permitía a las personas pernoctar, pero a partir de la necesidad de permanecer en las viviendas que impuso la cuarentena, y la imposibilidad en esa dependencia pública, se trabajó en la habilitación plena y unificada en el CIC II.
Referentes de organizaciones sociales involucradas desde el año pasado en la realidad, y que conformaron una red, reconocieron avances experimentados en estos meses, teniendo en cuenta que el año pasado incluso se debieron habilitar algunos espacios como en Cáritas, para mujeres en situación de calle, o incluso una experiencia de voluntarios que se extendió casi dos meses, en la sede de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, ubicada en calle Perú.
Sin embargo, pese a esos avances, el CIC II tiene hoy cupo completo con casi 60 personas. Por ello, hoy sigue habiendo personas en situación de calle.
La situación observada y testimoniada fotográficamente por UNO fue reconocida ayer, aunque está claro también que existe esa complejidad respecto a la postura de algunas personas en situación de calle, de no asistir a un refugio, por diferentes razones.
En este contexto crítico tanto económico como social, que golpea más fuertemente a los sectores sociales cuyos ingresos provienen de la informalidad, la problemática tiende a agravarse.
En la actualidad, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas pudo ser reubicadas en el CIC, y contemplando las restricciones que impone la cuarentena, la asistencia alimentaria se presta tanto en el CIC, como habitualmente ocurre en el hogar de Cristo, en calle 25 de Junio al final.
Y al detectarse situaciones de personas en la calle, se acercan voluntarios de las organizaciones y está también personal de Desarrollo Social de la comuna.
Hay seguimiento de parte de los voluntarios de Cáritas, Suma de Voluntades y del Hogar de Cristo, sobre lo que ocurre en las calles, para dar aviso. Y sigue presente, aunque con actividades limitadas o suspendidas por la cuarentena, la red constituida por instituciones que además de las antes mencionadas, incluye también a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Paraná, Barrios de Pie, Red Puentes, Un Cielo Nuevo, Ayuda Urbana, Facultad Teresa de Ávila (UCA), Facultad de Ciencias Económica (UNER), Facultad de Trabajo Social (UNER), Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (Uader), y la Confederación de Trabajadores de la Edonomía Popular.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del Covid-19 impidió que se presten, por ejemplo, talleres de capacitación como los que tenía planificada la Facultad de Trabajo Social de la UNER, junto a la Defensoría del Pueblo.
En ese marco, actores involucrados en esta realidad apuntaron como una buena medida, la creación de un área específica en la Municipalidad, dentro de la Subsecretaría de Vivienda y Habitat, un área dentro de Habitat, destinada a desarrollar políticas de trabajo destinadas a las personas en situación de calle.
La preocupante situación, que no es nueva y sigue siendo compleja, aguarda para ser atendida con pasos firmes.
Asistencia
Precisamente, al detectarse estas situaciones, se puede recurrir a los contactos de las instituciones que vienen trabajando activamente en la problemática desde hace tiempo, como Suma de Voluntades, Cáritas y Hogar de Cristo, y también a las áreas de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad.