Entre Ríos es una de las provincias con mayor incremento poblacional de adultos mayores. Si bien aún todavía no hay datos al respecto en base al Censo Nacional realizado en 2022, el del 2010 indica que alcanzan al 14,3% de los habitantes, superando el porcentaje promedio de ancianos a nivel global que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es del 11%.
Maltrato hacia los adultos mayores: un drama que crece
Por Vanesa Erbes
El organismo internacional proyecta que para el año 2050 la población envejecida representará el 22%. Es por esto que urge atender las problemáticas propias de esta franja etaria y una de las cuestiones en las que hay que seguir trabajando es en la prevención del maltrato. Con este fin, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció conmemorar el 15 de junio de cada año el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.
Se trata de una problemática que prolifera a nivel mundial, y si bien habitualmente las estadísticas no suelen reflejar un tema tan complejo, algunos informes lo confirman. Por ejemplo, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dio cuenta de que entre enero y octubre de 2022 se reportaron un 25% más casos de violencia hacia adultos mayores en comparación con el mismo período del año anterior.
Las personas mayores son las que configuran uno de los sectores más vulnerables al abuso de poder intrafamiliar y doméstico, y muchas veces los sufrimientos infligidos se dan en el seno del hogar. Mariela Sánchez, licenciada en Psicología especialista en Psicogerontología (MP 1304), quien se desempeña en Paraná y Santa Fe, dialogó con UNO sobre esta situación y analizó: “Es un tema que muchas veces no aparece en escena por desconocimiento, porque ignoramos lo que está dentro de la órbita de lo que es un maltrato, o que esté asociado a conductas o acciones que tiene que ver con la violencia. Entonces, a veces para llegar a escuchar lo que un adulto mayor viene transitando dentro de un ámbito privado de un domicilio, hay que hacer una suerte de acompañamiento, generar un espacio seguro, proponer una escucha atenta”.
“Quizás después de esto, sobre todo en el ámbito del consultorio, sí aparecen en el discurso algunas cuestiones asociadas a ir identificando estas conductas o estas acciones que tienen todas las características del maltrato. En mi caso en particular he tenido la posibilidad de escuchar sobre todo acerca de situaciones que van de la mano del maltrato psicológico, con lo que atraviesan las palabras, lo que está relacionado a ciertas omisiones”, añadió, y precisó: “A veces el adulto mayor lo naturaliza, cree que es parte de la convivencia, o a veces inclusive va de la mano del infantilismo cuando hay un vínculo en un contexto familiar que empieza a relegar a la figura del adulto mayor y empieza a ponerse el hijo en un lugar paternalista, que lo que hace es atentar sobre la autonomía del adulto mayor, eventualmente colocándolo en un lugar de imposibilidad, donde quizás un pedido se traduce como un capricho, como una demanda desmedida y quizás el adulto mayor lo que está haciendo es un llamado de atención para que se le pueda prestar tiempo, devolver una mirada, que se lo escuche”.
La dificultad de expresar estas cuestiones puede dificultar la identificación de estos hechos, y al respecto la especialista observó: “En los ámbitos que tienen que ver con lo terapéutico, después de un tiempo, cuando se empieza alojar el discurso, algo de esto empieza a aparecer, o también se empieza a resignificar y se comienza a desplegar en el discurso este padecimiento que a veces está reprimido, silenciado, naturalizado”.
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Otro tipo de violencia que se puede generar en los ámbitos hogareños es la económica. En torno a este punto, Sánchez explicó: “Es bastante común, lamentablemente, esto de la violencia patrimonial, que muchas veces va de la mano de poner al adulto mayor en ese lugar de imposibilidad o de incapacidad. Entonces, desde esa posición de subestimarlo a nivel de autonomía, tanto los hijos o las figuras próximas, como un cuidador o alguien que es frecuente o que tiene una relación directa, se genera una situación de maltrato que tiene que ver con apropiarse en este caso de cuestiones asociadas al dinero, como también aquellas vinculadas a lo material, los espacios, el tiempo, la tomas de decisiones. Muchas veces dentro del ámbito familiar esto está avalado por el mismo contexto. En ocasiones esto se comparte con la familia más amplia y se naturaliza diciendo que ´es lo que corresponde´, ´lo esperable´, que ´ahora le toca a los hijos disfrutar´, que ´es el tiempo de los mas jóvenes´, y desde esas lecturas se respaldan estas conductas. Y esto va de la mano de que por ahí el adulto mayor desconoce sus derechos y a raíz de esto por ahí tampoco exige”.
La experta en Psicogerontología recordó que existe la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, y ellas son las primeras que deben conocer sus derechos: “El primero es el derecho a la vida. También tienen derecho a la libertad y a la toma de decisiones, sobre lo financiero, la vestimenta, la posibilidad de elegir donde vivir, con quien se relacionan; y a que se los escuche y los acompañe, que haya un otro significativo que se haga responsable de este acompañamiento”.
“Quienes nos ocupamos de este acompañamiento en este momento de la vida vamos también transitando un camino de compromiso donde se pueda entender una vejez activa y saludable, con todo lo que esto conlleva, con la posibilidad de la autonomía, de propiciar espacios de escucha, donde todas las intervenciones estén basadas en garantizar estos derechos”, dijo a modo de conclusión.