En la Argentina, en Entre Ríos y en Paraná, lamentablemente se está dando un largo y lento proceso, en el cual la mayoría de las noticias se relacionan directa o indirectamente con el mundo de las drogas, los narcos y sus vínculos con el resto de la comunidad y los hechos de violencia.
Los narcos, las drogas y las noticias
Por Javier Aragón
La respuesta del Estado, desde hace años, es no prestarle atención al problema, tirar la pelota para afuera, y en todo caso, disponer como políticas para combatir a los narcos y al consumo de estupefacientes, iniciativas para “liberar” o alivianar el aspecto penal represivo, y pensar en buscar la solución en los ejemplos de Holanda u otros países del primer mundo, donde claro, no hay tanta pobreza, marginalidad, violencia, desocupación y falta de oportunidades que hoy padecemos los argentinos.
Párrafo aparte, destacan los especialistas, en esos países donde se “liberó en parte el consumo, están retrocediendo con las legislaciones, frente a la profundización de los graves problemas de consumo y violencia.
Será una casualidad, que en Paraná, en Rosario, Buenos Aires, y otras ciudades, las organizaciones narcos, no solo operan con los pobres de los barrios pobres o villas miserias, perdón es cierto que ahora se los denomina barrios populares, para de esa manera no estigmatizarlos, cuando lo mejor sería que más allá de la denominación, se deberían hacer obras y programas para sacar a la gente de la pobreza. Siguen en la marginalidad y la violencia. Sin cloacas, sin servicios, pero con un nombre más elegante.
Ahora los narcos, encabezan empresas capaces de ser dueños de jugadores de fútbol, urbanizaciones, o emprendimientos inmobiliarios, financieros y todo lo que tenga que ver con el mundo de las finanzas. Sino que miren Rosario y la provincia de Buenos Aires.
En esas regiones los crímenes por venganzas, por ajustes de cuentas o por controles de territorios con apoyo de algunas estructuras de poder de las policías, las fuerzas federales, de la justicia y el poder político, han promovido que no exista el Estado de Derecho. Donde los narcos, son los dueños de determinados sectores de la población.
Pobre esa gente que tiene que convivir con los “soldaditos”, los narcos y las bandas rivales en una guerra sin cuartel. O se incorporan a las organizaciones por las buenas o por las malas, o se deben ir del lugar. Si prefieren enfrentarlos, terminan muertos.
Insisto, Rosario pasó todos los límites. Y gran parte de la responsabilidad es de la Política que permitió que eso pasara. Jugando a favor de los narcos, o mirando para el costado, y permitiendo que las fuerzas de seguridad se contaminaran.
¿La solución pasará por enviar 1.400 gendarmes y miembros del Ejército?. Ojalá se pueda empezar a revertir lo que ocurre en la Cuna de la Bandera. Al menos, este Gobierno Nacional, dejó por unos minutos las estúpidas teorías que promocionaban la impunidad, y se puso los pantalones largos, enviando por la emergencia, fuerzas federales y hasta militares con tareas específicas y bien demarcadas para recuperar el territorio perdido por el propio Estado.
Es obvio que hubo desinterés de los intendentes, de los gobernadores de turnos y de la propia Nación en desatender lo que era un problema en crecimiento. No se lo atacó a tiempo, pero por qué?. Por ignorancia, por torpeza, por pensamientos demagógicos, o ¿porque era necesario expandir el negocio narco, con sus millones de pesos y dólares y volcarlos como mecenas en campañas políticas, electorales y hasta en gestiones de gobiernos?.
No es la primera vez que se sospecha de los vínculos de los narcos con los referentes políticos de todos los partidos. Donde la mano de obra, no solo formaban parte de las hinchadas de los clubes, sino tambien en los actos proselitistas.
En Paraná hubo casos judicializados con condenas.
Al menos, lo único para rescatar de todo esto, es que en Entre Ríos, si bien se está muy cerca de Rosario, se está a tiempo de evitar el colapso y la crisis por la guerra narco.
Se deberá tener firmeza, una Justicia provincial y Federal atenta a promover el Debido Proceso con las garantías constitucionales, pero sin que le tiemble el pulso, a los acusados de estas organizaciones que tendrán estructuras de poder para defenderlos desde todo punto de vista.
Se está a tiempo, pero hay indicios muy peligrosos, con una alta cantidad de delitos y graves hechos de inseguridad que están relacionados con el mundo narco en Entre Ríos.