La nueva dinámica del campo laboral y las transformaciones en otras actividades de la vida cotidiana, consolidaron el uso de dispositivos digitales y un mayor nivel de conectividad. Este fenómeno se consolidó durante la pandemia en función de mejorar las prácticas educativas y de distintas disciplinas, pero también tuvo su correlato negativo: creció el ciberacoso (o “ciberbullying”) que es una problemática que se da entre pares y contempla los agravios o burlas de las que un niño puede ser objeto por otro niño. Pero también se expandió un delito que tiene cierta conexidad con un caso de gran divulgación mediática en los últimos días: la detención del ex Gran Hermano, Marcelo Corazza, acusado de corrupción menores y de ser parte de una organización que captaba menores para explotarlos sexualmente.
Grooming: un flagelo que pone en riesgo a las infancias
Una de las modalidades utilizadas para captar a las víctimas era el grooming: así se denomina la maniobra donde una persona mayor de edad o “groomer” se gana la confianza de un menor a través de cualquier plataforma tecnológica con el objetivo de abusar sexualmente de la víctima y/o generar material de explotación sexual infantil.
Según datos aportados por la Policía de Entre Ríos, este tipo de delito se encuentra en pleno crecimiento y se nutre de las redes sociales o de los juegos virtuales en línea para tomar contacto con las víctimas. A través de perfiles falsos en Instagram o Tik Tok los ‘groomers’ investigan las cuentas de los menores (generando idénticos gustos musicales o deportivos) para luego intentar el contacto con la potencial víctima. En ese intercambio el objetivo del delincuente “es lograr que el menor aporte fotografías o videos de índole sexual para luego seguir con la extorsión y pidiéndole cada vez más material. Por suerte, el encuentro físico es muy poco o muy poco probable que se de. Porque normalmente este tipo de personas ataca a menores de cualquier región y por la distancia se le hace imposible. Normalmente hay muchísimos casos de grooming”, confirmó a UNO el comisario principal ingeniero, jefe de la División Capacitación y Relaciones Institucionales de la Dirección de Inteligencia Criminal, Gabriel Ferro.
Explicó que fueron muy pocos los casos detectados de grooming físico, es decir aquellos donde existe una organización dedicada a captar menores y prostituirlos. En cambio planteó que la prevención es la mejor herramienta de evitar que más niños y niñas sean abusados. Es la estrategia en base a la que se dan las charlas con estudiantes de escuelas secundarias de Entre Ríos. En ese espacio explican a los jóvenes “que al perfil cuando lo miren, van a ver a un chico o chica de su edad, con gustos muy similares a ellos, el mismo equipo de fútbol, los mismos deportes, es decir muchas coincidencias. Porque no es al azar, ya que estas personas primero investigan las cuentas de los menores y en función de esta información eligen uno de los tantos perfiles falsos que tienen a su disposición”.
Ferro aportó que entre los medios de captación también se encuentran los juegos virtuales en línea (Roblox, Free Fire). “Allí se han dado un par de casos, porque hoy por hoy los juegos virtuales en línea siempre tienen algún método de chat. Ya sea dentro de la misma plataforma o en otra plataforma. Ahí también se da la captación de menores”, argumentó.
“Vimos cosas aberrantes”
Si bien todos los menores son vulnerables a este tipo de ataques a su integridad sexual, para el especialista en ciberdelitos entre los más expuestos están los jóvenes de 12 y 13 en adelante. “Hoy por hoy no hay una edad, a éstas personas les gustan los chicos más pequeños posibles. No pueden hacerlo con niños de 3 o 4 años porque no están en el mundo virtual. Hemos visto cosas aberrantes hasta con bebés” , dijo para graficar el nivel de daño.
Y al continuar con su diagnóstico expresó: “No podemos decir la edad que atacan. Por allí los chicos de un secundario son más independiente de la familia y la familia no ejerce tanto un control, se le da libertad para navegar. Hay niños de 12 y 13 años en adelante. Además tenemos la rebeldía de los chicos propio de la edad, que ocultan todo lo que hacen en las redes. Se hace más difícil porque los chicos quieren tener su libertad, su privacidad y no quieren ser controlados”.
Ferro habló del intercambio que mantiene con las familias cada vez que se debate una problemática tan sensible. “Aconsejamos que no se haga un control tan riguroso, por allí instalarles a chicos de esta edad un programa de control parental o algo exagerado porque los chicos se van a sentir encerrados. Entonces va a buscar otros medios”, ilustró.
Así surgen –continuó– muchos casos de muchos chicos y chicas que tenían una cuenta paralela, mientras que la cuenta oficial la conocían padres, abuelos y tíos. “En la cuenta oculta vivían verdaderamente su vida virtual, donde eran completamente distintos. Lo que aconsejamos siempre es charlar con los chicos, el diálogo, que ellos mismos se den cuenta y aprendan a desconfiar de este mundo”, indicó.
Consultado por el nivel de denuncias que se realizan o la cantidad de investigaciones o causas que se tramitan en relación a este flagelo, comentó: “Las denuncias que se hayan realizado en alguna dependencia policial o judicial en Entre Ríos son muy pocas. Donde tenemos muchas causas para investigar es a través de los reportes internacionales que generan las propias redes sociales. Las redes tienen sistemas automatizados con inteligencia artificial que analizan todas las fotos y videos que circulan por las redes. Hasta Whatsapp mira ese material”.
Cuando se detecta una foto donde aparecería un menor semidesnudo o en un acto sexual, se genera un reporte internacional que es dirigido a ONG (Ncmec). La organización recopila los reportes, que luego son enviados a las fiscalías de Buenos Aires; cuando en ese distrito observan que las conexiones son de Entre Ríos, son remitidas a las Fiscalías de Paraná para dar comienzo a las investigaciones. “Tenemos muchos reportes de ese tipo”, completó el profesional.
“El delito más grave”
Hernán Navarro es abogado, fundador y director Ejecutivo de Grooming Argentina, una organización global creada para combatir el grooming en Argentina y en América Latina. En diálogo con UNO se refirió a la realidad de esta problemática y por su avance lo definió “como el delito de mayor gravedad de este siglo en materia digital hacia niños, niñas y adolescentes”. Desde su mirada esta práctica “alimenta a su vez la industria de la pedofilia, es decir la mal llamada pornografía infantil. Vale aclarar que hablamos de la mal llamada pornografía infantil, pero los niños y las niñas no son actores o actrices porno, sino que son víctimas de abusos. Las imágenes, el contenido o el material, la pedofilia lo utiliza para comercializar, para facilitar, para distribuir, para generar trueques a través de la internet profunda u oscura”.
El experto planteó que una de las metas a corto plazo “es ponerle freno a esta industria, porque sino creemos que va a estar equiparándose en términos de capilaridad y de crecimiento a los mismos niveles del narcotráfico, dado la trasnacionalidad de este tipo de delitos.
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En cuanto a las formas de captación, Navarro recordó que hubo varias fases, porque si bien en la pandemia tuvieron mayor prevalencia los juegos en línea, luego esa modalidad se replicó en Whatsapp y en última instancia, a las redes sociales de mayor circulación.
“Se ganan la confianza en un juego, migran a Whatsapp y en una fase, migran a Instagram. Esto se da lamentablemente desde la multiplicidad de las plataformas. Tengamos en cuenta que en plataformas como Roblox, los niños comienzan a utilizarlas en promedio a los 7 años de edad. Para poner un ejemplo, en un aula de cualquier de escuela del país, cuando le preguntamos a niños de 9 años aproximadamente si les propusieron ser sus novios o sus novias en internet: en Roblox particularmente, en promedio 7 de cada 10 levantan la mano”, graficó.
Ante el avance del grooming y el impacto que tiene en provincias como Entre Ríos y Formosa, el entrevistado explicó que “mucho no se habla del tema y a nosotros nos ha costado mucho tratar de instalarlo. Esto no ocurre en otras jurisdicciones, aunque desconozco cuál es el trasfondo de la causa. Lo que decimos es que este delito se conjuga en todo el plano nacional y a la vez en el plano internacional, dado que una víctima la podemos en la provincia de Entre Ríos y el autor podría estar en esa provincia, en Tucumán o en París. Esta lógica de ADN del delito le imprime una gravedad extra dado que estamos ante hechos que trascienden las fronteras”.
Prevención primaria
La organización comenzó a articular acciones con entidades estatales para avanzar en la prevención primaria, acompañada de la sensibilización y la concientización en la sociedad. “Nadie que esté previamente concientizado, pueda estar luego capacitado, por eso las instancias de formación a los distintos actores de la sociedad es de vital importancia. Así lo entendemos y estamos yendo a promover esta instancia de formación con operadores judiciales, a las fuerzas de seguridad, con educadores”, enumeró.
En este caso consideró de vital importancia plantear la problemática en la comunidad educativa dado que “hoy la falta de herramientas y de recursos tecnológicos, la falta de protección en materia de ciberseguridad, ubican a los niños, niñas y adolescentes como potenciales víctimas permanentes. Los chicos y chicas se constituyen con un doble estándar de vulnerabilidad en el ecosistema de internet. Lo que nos hace pensar es que estamos yendo a una guerra contra la pedofilia prácticamente sin armas”.
Sostuvo que la falta de protección de los menores se trasunta en un hecho puntual: sucede cuando los familiares no les pueden transmitir un carácter de conocimiento. al igual que los docentes que están impedidos de asesorarlos. “Esto acorrala a las infancias y a las adolescencias, porque no saben de que se tienen que cuidar, no saben cuál es el peligro latente, justamente por esta ausencia de visión fina del lado B. Estamos dando una batalla que también es cultural porque tenemos que entender que internet vino a cambiar el paradigma de las poblaciones, porque somos todos y todas ciudadanos digitales en la que asumimos identidades digitales en edades cada vez más prematuras. En promedio un niño en la Argentina obtiene su primer teléfono a los 9 años de edad, es decir que se emancipa digitalmente”, cerró.