Este martes 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, una fecha que tiene como objetivo concientizar y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la prevención y de un diagnóstico temprano, que muchas veces se logra con controles periódicos, en un contexto en el que los tipos más habituales de cáncer son el de mama en la mujer y también es que causa más muertes; el cuello de útero; y el de colon, tanto en hombres como en mujeres.
Día Mundial contra el Cáncer: acompañar a quienes reciben su diagnóstico es clave
Anclados a la Vida es una ONG de Diamante que formaron personas que superaron el cáncer y hoy ayudan a otros a afrontar esta instancia
Por Vanesa Erbes
Anclados a la Vida es una ONG que acompaña a pacientes con cáncer.
Recibir un diagnóstico sobre a enfermedad en la mayoría de los casos genera incertidumbre en los pacientes, que no sólo deben afrontar el temor ante la falta de información con la que cuentan en ese momento, sino que además deben iniciar un largo camino en su tratamiento, en el que en ocasiones hay que lidiar con la burocracia de las obras sociales y otras barreras. Para acompañar a aquellos que lo requieran, en Diamante se formó hace casi ocho años Anclados a la Vida, una ONG impulsada por personas que superaron algún tipo de cáncer y asumieron la misión de ayudar a quienes transitan este proceso compartiendo sus experiencias; también realizando campañas y gestionando equipamiento y atención médica que puedan contribuir a la prevención o la detección precoz de esta dolencia.
Roxana Sánchez es una de sus referentes, y contó a UNO: “Buscamos orientarlos con el tema de la detección de la enfermedad, así como nos pasó a nosotros en su momento, que uno no sabe a qué médico ir, adónde, cómo hacer los trámites en las mutuales. Todo eso es complicado y buscamos orientar un poco a los pacientes, dentro de lo que podemos y sabemos sobre eso; y también brindar contención desde la compañía, tratando de estar para fortalecer y sostener a la persona para que no decaiga”.
Hacia un abordaje más humando
La mujer subrayó que a veces los pacientes se encuentran con un diagnóstico que se comunica con tecnicismos y sin un enfoque más humano para que el paciente pueda procesar esa información que está recibiendo. “Por eso nosotros salimos a dar charlas, sobre todo a los chicos que estudian enfermería, para que contemplen ese aspecto. Porque está muy bueno capacitarse y ser mejor en lo que uno se forma, pero sin olvidar el lado humano, porque el único contacto entre las cuatro paredes en las que estamos nosotros internados y ante el médico son ellos, los enfermeros. Aunque sea el hecho de que te aprietan la mano y te digan ´cómo estás´ ya ayuda”, aseguró.
En su caso, fue diagnosticada con leucemia linfática aguda en diciembre de 2017, tras una serie de análisis que le realizaron un día que se descompensó en su trabajo. Roxana previamente se había sentido cansada, pero creyó que era producto del esfuerzo en sus labores cotidianas. Cuando los estudios revelaron este tipo de cáncer en la sangre, inmediatamente la internaron en aislamiento durante meses. “Cuando me descompuse pensé en realidad que era un infarto lo que tenía, por el dolor tan fuerte en el pecho y en la espalda. Llegué como pude a mi casa y casa por medio vivía mi hijo, que es enfermero en el Sanatorio Adventista, que me llevaron allá, entré a la guardia y ya ahí en los primeros análisis tenía solamente 13.000 plaquetas. Hicieron otros estudios más, que los tuvieron que llevar a Rosario para contrastar qué era específicamente y de ahí al primer piso aislada. De un día para otro se terminó mi trabajo y quedé encerrada, realmente me cambió la vida”, rememoró.
Tratamiento contra el cáncer
Sobre este punto, contó: “Nueve meses estuve allá, de los cuales cuatro meses fui internada aislada. Sólo entraban vestidos de bata el enfermero y una vez al día la doctora; y a la noche 15 minutos uno de mis familiares y mi hijo que trabajaba ahí, nadie más. Mi contacto con el mundo era el teléfono, por el tema de las bacterias y todo eso, así que yo le digo a la gente que viví mi propia pandemia, porque estuve aislada tanto tiempo. Uno aprende ahí a mantener la calma, a rezar mucho cuando estás mal y a vivir de otra manera para salir adelante, y a mantener la fe. Gracias a Dios lo pude superar. Después seguí de manera ambulatoria por tres meses más, de lunes a jueves, por las quimio”.
Luego de un año y medio recibió el alta y fue entonces cuando lloró. “En todo ese año y medio no había descargado en lágrimas todo lo que sentía y ahí sí, no pude contenerme y me largué a llorar por la emoción. En ese momento me di cuenta de todo lo que había atravesado. Hubo días terribles de dolores y otros días muy complicados, de los que me enteré después con el tiempo: estuve dos veces al borde de la muerte y yo no sabía. Tengo en mi haber 90 dolores de sangre. Otra cosa que siempre hacemos son campañas para pedirle a la gente que por favor que done sangre, que eso salva vidas. Un donante puede ayudar a cuatro personas, entre sangre y plaquetas. Eso es fundamental”, remarcó.
El apoyo es fundamental
“Cuando uno recibe el diagnóstico no sabe dónde está parado”, afirmó Roxana, y explicó: “Es un mundo nuevo que hay que aprender a andar, a ver cómo hacer y también otra de las cosas que yo siempre les digo es que me tocó vivirlo a mí en carne propia es el mantenerse fuerte en la fe por sobre todas las cosas, cualquiera sea la religión que se tenga, no hay que bajar los brazos jamás. Siempre le digo a las chicas acá ´pisen fuerte y miren de frente, no importa si nos cae el cabello, llevamos turbantes o lo que sea, seguimos siendo las mismas personas que éramos y en la medida de lo posible que nos dé nuestro cuerpo; hay que seguir ocupando la cabeza en nuestro trabajo o en lo que hagamos en el día a día porque eso ayuda. No es bueno estar encerrado porque ahí es cuando la gente empieza a pensar cosas que no están buenas. Es muy importante mantenerse conectado en el día a día”.
Por último, destacó: “Ahora estoy yendo solamente control una vez al año y me toca el próximo en marzo. Lo que quiero decirle a la gente que está atravesando esta enfermedad es que no baje los brazos. Yo la pasé muy mal, pero sin embargo estoy aquí de pie y para contarles que se puede. Procuro no olvidar lo que he vivido, y lo mínimo que puedo hacer es tratar de ayudar a otras personas. Entre todos tenemos que concientizar sobre este tema, para que la gente preste atención y vaya a hacerse controles tempranamente y no esperen a lo último ante algún síntoma”.
Para poder conocer más sobre la labor de la ONG o requerir acompañamiento, se puede escribir a la Fanpage: Anclados por la Vida; o ponerse en contacto con Roxana llamado o escribiendo al celular 343-4550247.