Aarón Mendoza es actualmente el subdirector de Operaciones de los Bomberos Voluntarios de la República Argentina; y forma parte del Cuartel de General Ramírez, ciudad en la que vive y en la que descubrió su gran vocación de servicio, hace más de 20 años. Ayer regresó a su casa y se reencontró con su familia, luego de haber pasado alrededor de dos semanas en China, a más de 19.000 kilómetros de distancia, tras ser seleccionado para participar en el Seminario Latinoamericano de Gestión de Desastres organizado por la Embajada de ese país.
Bombero entrerriano becado para capacitarse en China destacó la experiencia
Aarón Mendoza vive en Ramírez. Bombero hace más de 20 años, hoy es el subdirector de Operaciones a nivel nacional. Estuvo en Beijing y en Shenzhen
Por Vanesa Erbes
Desde el Cuartel de Bomberos de Ramírez destacaron que entre 180 postulantes de toda la Argentina, Aarón fue uno de los dos bomberos elegidos, junto a un colega de Córdoba, para recibir una beca completa para esta actividad.
En diálogo con UNO durante su estadía en el país asiático y también en su viaje de regreso, contó con entusiasmo: “La oportunidad llegó por una invitación que nos hicieron a través de la Embajada de China al Consejo Nacional de Bomberos para los directores nacionales. Había que enviar el currículum y llenar algunas planillas, y luego nos llegó la noticia desde la misma embajada de que habíamos sido seleccionados el director nacional de Operaciones, que es del cuartel de Villa María, Córdoba; y yo, que ocupo el lugar de subdirector”.
Enseguida empezaron los preparativos, y refirió: “Tuvimos que hacer la visa, pero como fuimos con una invitación directa desde China, fue muy rápido el trámite. Luego nos enviaron los pasajes y junto a dos bomberos de la Policía Federal viajamos a Beijing, haciendo escala en Francia”.
No fue sencillo comunicarse con Aarón, debido a la poca señal de la red social WhatsApp en aquellos lados del mundo, y considerando que entre China y Argentina hay una diferencia de 11 horas. Allá estuvieron una semana en Beijing y otra en Shenzhen. Sobre esta experiencia, el bombero entrerriano aseguró: “La verdad, es muy difícil poner en palabras lo que hemos vivido. Desde la capacitación, pasando por el valor humano de las personas que nos asistieron, y por todos los lugares que nos llevaron a conocer o a los que fuimos nosotros mismos”.
Sobre la comitiva que participó en el seminario, contó: “Éramos 34 participantes en total de 10 países: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Chile y Uruguay".
En torno a las actividades, destacó que además de la formación, pudieron conocer diversos aspectos de la cultura del país anfitrión: “La agenda de actividades era ajustada, pero nos llevaron a realizar visitas culturales, como por ejemplo visitar el Templo del Cielo, la Ciudad Prohibida, y muchos otros sitios, aparte de las concurrir a lugares de gestión de emergencias, como por ejemplo la estación de rescate del metro”.
En este marco, explicó que la capacitación que tuvieron consistió en todo lo que refiere a desastres naturales, tormentas, tifones, tsunamis, sismos e inundaciones. “Vimos cómo se aborda antes, mientras y después de cada caso”, indicó, y comentó: “Nos mostraron muchísimo en cuanto a la gestión. Ellos invierten gran cantidad de dinero, tienen muchísimo personal y destinan mucho tiempo a esto, y por supuesto que tienen una vasta experiencia en cuanto a la gestión de todas las emergencias. En Argentina no trabajamos diferente a ellos, sino de manera muy similar, con la diferencia que ellos tienen más recursos económicos y algunas otras cosas, tal vez disciplinares, que deberíamos manejar y resolver nosotros acá”.
Experiencia y aprendizaje
“Toda la experiencia fue fantástica; y en cuanto a la capacitación, fue realmente excelente. En todo lo que se refiere a gestión de las emergencias, nos llevaron a lugares donde muy pocas personas pueden entrar, como por ejemplo el Comando de Emergencia de Shenzhen, que es una ciudad muy joven que tiene 44 años. Era antes una villa de pescadores y desde hace dos años es la localidad con más crecimiento demográfico del mundo: hoy cuenta con 23 millones de personas, 18 millones que son nativos y el resto es gente que van a estudiar”, precisó Aarón.
Asimismo, comentó: “Nosotros estuvimos alojados en la Facultad del Sur, que es la más importante de esa zona de China, adonde asisten 40.000 estudiantes. Es impresionantemente grande, era prácticamente otra ciudad dentro de Shenzhen. Es una ciudad universitaria con líneas de colectivo internas solamente para quienes la integran. Tuvimos un edificio para hospedarnos con habitaciones individuales, y para movernos teníamos que tomar un colectivo si íbamos a una cafetería donde servían siempre el desayuno, el almuerzo y la cena. Y después otro colectivo o caminar para ir a los salones de conferencia donde se dictaban las clases”.
Pensando en compartir la experiencia y los aprendizajes adquiridos con sus pares argentinos, aseguró: “Tenemos contacto con el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir) en Argentina, y ya trabajamos hace mucho en conjunto desde la parte de la Coordinación Única de Operaciones (CUO) de Bomberos. Mientras hacíamos ahora este curso estuvimos en comunicación con ellos para coordinar y juntarnos para charlar respecto a cómo se trabaja acá en nuestro país y cómo se trabaja allá, y qué se puede mejorar acá en función de lo que pudimos ver, así que re bien”.
Conocer otra cultura
La mayoría de las tardes, luego de las 18, tenían tiempo libre para salir a conocer las ciudades en las que estuvieron. “Pero debíamos tener en cuenta que por más que allá es verano, a las 18 cenan, es decir que ya es tarde esa hora para ellos”, aclaró.
También mencionó cómo se manejaban con el tema del idioma, y afirmó: “Nos arreglábamos con lo poco que sabemos de inglés y con el traductor del teléfono, y además con muchas señas. Por otra parte, durante toda la capacitación teníamos intérpretes, que nos traducían todo, y en muchas ocasiones nos acompañaron cuando salíamos y nos ayudaban también en la traducción. Cuando nos íbamos solos sí era interpretación. En Shenzhen y en Beijing había letreros en chino y a la vez estaban traducidos en inglés, y por eso entendíamos cómo manejarnos en metro y otras cuestiones”.
Acerca de lo que más le llamó la atención en cuanto al aspecto gastronómico, aseguró que lo sorprendió que “no comen casi harina de trigo y casi nada de azúcar”.
También habló de otros aspectos que lo asombraron: “Lo más llamativo en los baños públicos es que más que nada utilizan letrina. Otra cosa que me sorprendió muchísimo fue el silencio o la baja contaminación auditiva en la ciudad, tanto en Beijing como en Shenzhen, donde podíamos caminar en la calle y charlar como en voz baja, porque la mayoría de los autos son eléctricos y evidentemente tienen una legislación fuerte en cuanto al ruido: es muy poco el sonido que generan, pese a la gran cantidad de vehículos que circulan”, subrayó.
Un viaje extenso
Fueron muchas horas de viaje hasta llegar a destino, y también al regresar a la Argentina, adonde arribaron el martes al atardecer y pasaron la primera noche en Buenos Aires para mitigar un poco el cansancio y el jet lag.
Acerca de este periplo, contó: “Tuvimos un viaje de 13 horas de Argentina a Francia, y 11 horas más de Francia a Beijing. Después, de Beijing a Shenzhen eran tres horas de ida y tres de vuelta. O sea que al volver hicimos este itinerario: desde Shenzhen hasta Beijing fueron tres horas; ahí tuvimos 11 horas de espera para ir de Beijing a Francia, y fueron 11 horas más de vuelo. Después tuvimos una escala de siete horas en Francia, y sumamos 13 horas más de vuelo hasta Buenos Aires”.
De todas maneras, en esa escala aprovecharon para conocer en París algunos de los lugares más emblemáticos del mundo: “Como tuvimos siete horas de espera, también tuvimos la posibilidad de conocer la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo. No pudimos ir a Notre Dame y otros lugares porque el tiempo era acotado”, concluyó, visiblemente feliz por haber podido concretar este viaje, lleno de aprendizajes en lo personal y lo profesional.