Lucila Tosolino/De la Redacción de UNO
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La calle es cosa de mujeres
Taxistas e inspectoras de Tránsito: dos empleos que antes parecían exclusivos de los hombres, suman en la actualidad cada vez más mujeres. En Paraná, son alrededor de una decena de choferes y en la Dirección de Tránsito llegan a 30 trabajadoras.
“¿Quién podía pensar que en el siglo XXI la mujer iba a estar conduciendo y organizando el tránsito sin problemas en las calles de la capital entrerriana o distintas localidades de la provincia? Esto se debe a la lucha constante de las mujeres por ocupar un importante lugar en la sociedad y también por querer sentirse útiles. Además la sociedad está cambiando y es más permisiva”, afirmó a UNO la docente de Antropología de la Universidad Nacional de Entre Ríos María López.
Es cierto, hace dos décadas era inimaginable que la mujer se encargaría de trasportar pasajeros o de mantener el tránsito en orden. Ahora la realidad es otra.
UNO habló con dos mujeres que todos los días afrontan las actividades en donde antes eran excluidas. Ellas mismas se encargaron de destacar que no son las únicas, que tienen colegas que trabajan a la par.
Marita Almada de 43 años relató a UNO su experiencia: “Desde hace un año y medio que trabajo de taxista, antes era ama de casa y cuidaba mis dos hijos. Pero cuando me separé de mi esposo tuve que salir a trabajar, así fue que tomé coraje y me animé a conducir en las calles de Paraná y la verdad es que me encanta”.
La vida que llevaba antes Marita es muy propia del modelo femenino del siglo XX. Al respecto López indicó: “Antes las mujeres se quedaban en los hogares cuidando los niños, mientras el hombre salía a trabajar y traer el pan a la casa. Pero con el tiempo las mujeres tuvieron la necesidad de salir a trabajar y hacerse valer y además el costo de vida cada vez crece más y se necesita de un salario bueno para vivir, y como a veces con uno no alcanza se necesitan dos”, analizó la especialista.
Arriba del taxi, Almada cuenta cómo tomó la decisión de trabajar: “Como no había realizado una carrera universitaria era evidente que me iba a costar conseguir trabajo, pero como era titular de un taxi que antes lo conducía un chofer amigo, me hice cargo yo y salí a manejar a las calles”. Ella recuerda que todo salió bien, tenía el carné de conducir y todos los papeles en orden. Solo restaba mantener el control del vehículo, el trato con los pasajeros y enfrentarse a los prejuicios al volante.
La taxista habló de los patrones sociales: “Todos los días me encuentro con que hombres piensan que las mujeres no sabemos conducir y cuestionan mi trabajo, pero a veces cuando se están por bajar del auto admiten que manejo correctamente y hago bien mi trabajo. Sin embargo siempre van a existir las críticas y van a gritar barbaridades, pero con el tiempo uno se empieza a acostumbrar y a hacer oído sordo a lo que ocurre a su alrededor. Si escuchara todo lo que me dicen los pasajes o en la calle no podría vivir”, reflexionó la mujer, que encuentra la gratificación cuando llega a casa , ve a su familia y sabe que es el aporte sostén económico.
“La vida es cada vez más cara y para mantener a una familia con dos hijos muchas veces se necesita tener un buen sueldo, por eso he llegado a trabajar 20 horas seguidas sobre el taxi, ya que a veces hay mucho trabajo y el dinero es necesario”, indicó Marita, confirmando en gran medida lo dicho por López.
“Ahora estamos bien económicamente, estoy poco en casa y no puedo estar siempre con mis hijos, pero me reconforta saber que las mujeres se sienten más seguras viajando conmigo”.
Hace un tiempo que las chicas se animaron a tomar el volante. Respecto de sus colegas, la taxista paranaense comentó: “En la Cooperativa donde trabajo somos cinco, y sé que en Paraná hay otras cinco mujeres más, así que somos un total de 10. Además me comentan que en otras localidades de la provincia hay mujeres taxistas aunque no llegan a ser tantas”, dice con un dejo de tristeza.
Enseguida se repone y busca contagiar a otras mujeres para que se animen: “De todas maneras, no hay que descartar que algún día podamos ser más taxistas y ¡¡minemos las calles con autos rosados!!”, concluyó entre risas la taxista, jefa de hogar y madre de dos varones.
Unas 30 inspectoras ordenan el paso de los vehículos
A la par que las taxistas toman protagonismo en las calles de Paraná y en otros lugares de la provincia, las inspectoras de Tránsito no se quedan atrás. En la capital entrerriana ya son 30.
El director del Cuerpo Único de Inspectores de la Municipalidad de Paraná, Cristian Kamlofski, señaló a UNO: “Desde que asumí a mi cargo -en enero- le hemos dado un lugar cada vez más importante a las mujeres inspectoras de Tránsito, que llegan a un total de 30 mujeres que forman parte del total del equipo de trabajo”. Además agregó que están realizando algunas pruebas pilotos con mujeres inspectoras en el área de Colisiones, donde no había y los resultados fueron hasta el momento muy positivos.
Al respecto Diana Centurión, de 50 años, inspectora de Tránsito de la Municipalidad de Paraná, habló con UNO y contó cómo inició el trayecto para llegar a una profesión que le permitiera mantener el control de los vehículos en las calles de la capital provincial.
“Tengo un esposo, hijos y siempre me dediqué a ser ama de casa. Luego me surgió la posibilidad de trabajar en el municipio de Paraná en el área de Cultura y después me pasaron a Transporte. Este año cuando asumió, en enero, Cristian Kamlofski de director empezó a incorporar mujeres y así llegamos a ser alrededor de 30, yo soy la más grande. En nuestro lugar de trabajo, la más chica tiene 25 años”, relató Centurión.
La actual inspectora de Tránsito explicó que para ser inspectoras primero es necesario “agarrarle el gustito”, porque hay que estar las seis horas diarias de lunes a lunes. “Hay que hacer un curso, estudiar lo necesario y tener unos meses de prueba. Es difícil imponer autoridad cuando hablamos de trabajar en la calle”, reflexionó la empleada municipal.
“Al comienzo me fue muy difícil poder llevar adelante mi trabajo como inspectora, se me complicaba imponer mi autoridad en la calle y además muchos hombres no me respetaban por ser mujer, cuando te ven caminando hacia ellos con una libreta en la mano para registrar la falta empiezan a decir malas palabras, pero un día me planté firme delante de un señor que había estacionado mal y le puse una multa, y desde entonces me volví rígida en mi trabajo, ya nadie me pasa por encima”, lo cuenta y parece recordar la anécdota. Como ejemplo relató una situación tan increíble como demostrativa de lo que implica ver a una mujer trabajando en estos lugares: “Una vez un hombre pensó que era un chiste cuando le explicaba que estaba en falta y le iba a cobrar una multa, me dijo: ‘¿Señora usted de verdad es inspectora?’ Le respondí que sí pero sin embargo le costó entender que una mujer pudiera realizar tal trabajo”.
Diana aceptó que siempre va a estar expuesta a las críticas. “Más cuando hablamos de remarcarle una infracción a alguien, y más si es a un hombre grande”.
Ella sabe que no es un trabajo para todas las mujeres, si bien son muchas Centurión explicó que todavía faltan conquistar algunas áreas. “Las empleadas municipales queremos conducir las unidades móviles de la Comuna, algo que no se ha podido lograr hasta el momento, y que gracias a la concejala Adriana Torner, quien ingresó un proyecto de su autoría que obtuvo estado parlamentario quizás podamos dominar las calles y mantener todo bajo control”.
Entre risas, pícara, la inspectora de Tránsito advirtió: “Los vamos a tener cortitos a los hombres en el asfalto”.
Salen a trabajar y toman protagonismo
La docente de Antropología de la Universidad Nacional de Entre Ríos María López explicó que “hay que destacar que en los últimos 10 años aumentó la cantidad de mujeres que salen a la calle a trabajar y dejan en segundo plano su rol como amas de casa”.
López señaló: “Que las mujeres tengan ganas de trabajar las hace sentirse bien y realizadas. Es una tendencia de época que las mujeres trabajen y a la vez también se encarguen de los quehaceres del hogar. También, el aumento de la expectativa de vida, que sería tener mejor ingreso económico para tener mejor calidad de vida, por eso muchas veces las mujeres salen a trabajar para tener otro sueldo en el hogar”.
“Pero hay que tener en cuenta que este cambio social, de que la mujer estudie y trabaje se ha ido desarrollando desde hace más de 50 años, con un crecimiento progresivo y positivo, pero siempre expuestas a las críticas y los prejuicios”, dijo la docente.
“Muchos hombres están de acuerdo con estos cambios, aunque hay algunos que les cuesta acostumbrarse”.
La profesional sentenció: “Lo cierto es que de a poco las mujeres van a tomar protagonismo en esta sociedad patriarcal, se han ganado su lugar, con tal solo ver el papel de la mujer en la política nos damos cuenta de cómo va cambiando nuestro rol en la historia”.
La docente está segura de que “la lucha constante de las mujeres por no quedar subordinadas a los hombres ha dado sus frutos”.
Mujeres taxistas e inspectoras de Tránsito en Entre Ríos; conductoras de trolebús en Córdoba o subtes y colectivos de línea en Capital Federal son algunos de los trabajos en que las mujeres han adquirido protagonismo en las calles. Si bien aún son pocas, puede que en unos años lleguen a copar el asfalto, ya que, como dijo la taxista paranaense, Marita Almada: “Espero que algún día podamos ser más mujeres taxistas y minemos las calles con autos rosados”.