La actualización de las retenciones decidida por el gobierno de Alberto Fernández desató una reacción de sectores de la producción agropecuaria que parece funcionar más como un aviso de lo que puede ocurrir, que guardar relación con la magnitud de la decisión oficial.
La crisis lo justifica
Cuando el gobierno de Mauricio Macri decidió reinstalar las retenciones, sus voceros, entre ellos el senador nacional Alfredo De Ángeli, justificaron la medida en la situación de emergencia que se vivía en ese momento. “No nos queda otra que acompañar, pese a estar en contra de las retenciones, pero lamentablemente en este marco son necesarias para ayudar al país“, explicaba el chacarero estrella del conflicto de 2008.
Desde las PASO del 11 de agosto, cuando esos sectores advirtieron que Macri estaba lejos de lograr su sueño reeleccionista, circulan advertencias sobre la posibilidad de volver a cortar rutas por parte de los autoproclamados guardianes de la república. La república es el derecho a la máxima ganancia por encima de todo, según parece.
Si esta actualización del monto de los derechos de exportación, que los vuelve a poner en los mismos niveles que Macri hace un año (y que en caso de ganar, Macri también iba a realizar), genera esta reacción, a menos de una semana de asumido el nuevo gobierno; es de suponer lo que ocurrirá en el caso de una suba de los derechos de exportación por encima de los niveles que dejó el macrismo. A partir de allí, las posibilidades del gobierno nacional de sostener su política redistributiva pasarán en buena medida también por una cuestión argumentativa.
Si, como decía De Ángeli, las retenciones en 2018 se justificaban por la emergencia, no habría entonces mayores problemas en mantenerlas, si se considera que la emergencia no solo continúa, sino que se agravó. El 40,8% de pobreza que midió el Observatorio Social de la UCA no parece indicar que la crisis haya menguado. Mucho menos si se considera que entre los niños y adolescentes la pobreza llegan al 59,5%.
Seguramente resulta innecesario repasar otros indicadores como la destrucción de puestos de trabajo, la calidad de vida de la mayoría de los jubilados, la aparición de enfermedades originadas en la pobreza, entre otros.
La situación siguió empeorando y las medidas que impulsará el gobierno nacional buscan financiar la reparación de tamañas desigualdades, permitir la generación de empleo y asistir a los más desprotegidos.
El congelamiento del precio de los medicamentos, tras una rebaja del 8% es una medida que favorece a los sectores más castigados; el 30% de impuesto a los consumos en dólares en el exterior, por el contrario, graba a los sectores más pudientes. Del mismo modo, el aumento del porcentaje del impuesto a los Bienes Personales obedece a una lógica solidaria y contributiva.
Pueden no gustar, pero estas medidas eran de esperar por parte de un Presidente que avisó que su primer compromiso era terminar con el hambre, entiendo que además de ser un imperativo moral, es la garantía más firme para mantener viva la democracia”. No hay sorpresas. No hay palabra falseada como afirma De Ángeli, vocero exclusivo del sector agroexportador .
Tal vez uno de los desafíos del Gobierno sea evitar lo que ocurrió en 2008, cuando pequeños y medianos productores se embanderaron en el reclamo de los grandes y de los exportadores, bajo la consigna “Todos somos el campo” que tuvo incluso amplia adhesión en las zonas urbanas y explicó el triunfo electoral en 2009 de los agrodiputados.
Y en ese aspecto Entre Ríos posiblemente vuelva a ser un “laboratorio”, como lo fue en 2008, cuando se iniciaron las protestas contra la Resolución 125. Con miles de pequeños productores que necesitan tanto del auxilio del Estado como las pymes industriales que lograron sobrevivir estos años, porque ellos también son parte de las estadísticas de la pobreza.
El gobierno de Gustavo Bordet tendrá que jugar su propio partido, sabiendo que no será sencilla la pulseada, pero también con la certeza de que tras la gestión nacional de Cambiemos, el aval político a los que plantean volver a las rutas no es ni por lejos el que tuvieron en 2008.