La única verdad es la realidad sentencia uno de los más populares eslóganes del peronismo histórico. Y 70 años más tarde la cita tiene una vigencia que puede abrumar. La agenda noticiosa basta y sobra para reconocer que la calidad de vida de las personas se desgrana miga a miga como pan seco. Un pantallazo parcial que apenas incluye pocas noticias publicadas revela que las necesidades están lejos de estar satisfechas y que es la clase dirigente la principal responsable.
Fíjese señor candidato
21 de febrero 2019 · 22:13hs
Por caso, ayer UNO editó en su portal de noticias que "una familia de barrio Vicoer 46 Viviendas, ubicado en calle Tibiletti y Doctor Martínez en Paraná, logró el miércoles impedir el octavo robo a su casa. Fue con la colaboración de los vecinos, que inmovilizaron a uno de los dos delincuentes hasta la llegada de personal de la comisaría 15ª, con jurisdicción en el lugar".
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Se trata de gente que vive literalmente con miedo cuando sale de su casa, cuando regresa y cuando están dentro. Les pasa a las víctimas y a sus vecinos. Y para ir acortando camino en el breve análisis vaya la aclaración de que la Policía no tiene la culpa de que este puñado de personas pasen sus días y sus horas atemorizadas. La seguridad es muy necesaria pero no será la solución instalar más policías en el lugar; por más que los vecinos los pidan. Pasará, y es sabido porque usualmente es así, que por un tiempo capeará la calma a fuerza de pacificación pero el asunto no quedará saldado. Ocurre que la culpa es de los dirigentes que aprueban desarrollos urbanos que diseñan barrios solo con casas. Se olvidan de planificar el transporte urbano y dejan a miles de personas sin servicio o bajo condiciones de precariedad. Se olvidan de los que mantienen la iluminación y la higiene pública y permiten calles a oscuras por las noches y el crecimiento de yuyales que ofician de guaridas para los cacos. En definitiva, los que viven en esos barrios tienen sus obligaciones, las hipotecas por las que responden, pero reciben muy poco de sus derechos. Si algún político en campaña llega a darse una vuelta por el barrio en cuestión el consejo es que vaya con algo más que promesas y sonrisas. Y que se apronte a responder incluso por la realidad de los que viven en los asentamientos linderos donde otras tantas familias de indigentes viven sin agua, luz, cloacas, salud ni educación.
Que la gestión nacional puso a la vida de los argentinos patas para arriba y que en general cada día se vive un poco más empobrecido es una verdad de perogrullo. La masa salarial completa padece por tal incompetencia. No te la tienen que contar para saber que la economía familiar está en demolición. El del barrio Vicoer es un caso; podría haber sido cualquier otro. El empobrecimiento de los paranaenses se palpa en el crecimiento de los asentamientos, en la falta de oportunidades de trabajo y en la precariedad de los servicios vitales para el transcurrir de la vida cotidiana. Los políticos en campaña se van a curar en salud de clase si salen a enfrentar estas cuestiones que los definen como dirigentes. Y más claro está que el deber cívico de la hora es poner en consideración estos grandes temas a la hora de votar; porque como se sabe, este año hay que ir a las urnas al menos cuatro veces.