"Una mujer de 60 años murió de un paro cardíaco sufrido luego de que dos motochorros le robaran el teléfono celular en la ciudad de Rosario, informaron fuentes policiales. El hecho, que se conoció ayer, ocurrió el sábado a la tarde cuando la víctima, identificada como..." ¿Importa el nombre? Esta noticia fue una de las tantas que pude leer ayer a la hora de recorrer diferentes sitios digitales. Y no fue la única. También leí con atención lo que sucedió en Córdoba, donde alrededor de 50 vecinos golpearon a dos motochorros hasta dejarlos inconscientes. Y la verdad es que sentí cierto placer al ver cómo quedaron los delincuentes. Lo confieso. Los casos del médico en Loma Hermosa y del carnicero en Zárate también los seguí con atención y lamento las situaciones de amenazas e incertidumbre que ambos viven por estas horas.
Estoy del lado del médico y del carnicero
21 de septiembre 2016 · 07:00hs
Foto: Captura de TV
El carnicero que atropelló y mató a un ladrón se mostró arrepentido.
No me interesan los formalismos legales ni el frío accionar de los fiscales, que buscaron el mínimo detalle para inculpar a los ciudadanos que hicieron justicia por mano propia. Pero así está nuestro país en materia de inseguridad. Hundido en profundizar las causas por las cuales una persona sale a delinquir y no en poner énfasis en la prevención y en evitar la connivencia policial a la hora de liberar zonas para facilitar el trabajo de la delincuencia.
Paraná no está exento de estas situaciones. Hay lugares donde ya no se puede andar de noche y no estoy siendo dramático. Lo cierto es que la inseguridad ya cansa. Y en este tema no se puede dejar conforme a nadie. Pero ante casos como los que detallé más arriba no hay que dudar a la hora de tomar partido. Mano dura para los delincuentes y mano dura para los funcionarios judiciales que miran para otro lado. Quizás muchos van a quedar con la boca abierta con esta afirmación, pero no me importa. No me van aquellos que anteponen los derechos humanos tomando una posición contraria a quien fue víctima de un robo. El delincuente que sale a robar sabe que está jugado, que puede pasar cualquier cosa. Y si me preguntan, prefiero que caigan mil delincuentes antes que un ciudadano que se rompe el lomo laburando. No creo en eso de que son personas que no han tenido oportunidades en la vida. Hay mucha gente que pasó y pasa situaciones límites y sin embargo se las rebusca, salen a "buscar el pan" como habitualmente se dice. No toman el camino fácil ante las adversidades. Hay muchas opciones antes de delinquir. Y si no es así escucho opiniones.
Es un tema que preocupa. El Estado no puede mirar para otro lado y debe tener medidas concretas en materia de seguridad. Que es una cuestión más profunda al análisis que uno puede llegar a hacer, no lo dudo. Pero mientras tanto, seguiremos teniendo casos de justicia por mano propia. "Vos querés que esto se parezca al Far West", me dijeron en una charla de amigos. No, pero tampoco quiero que gane el delincuente. No quiero más problemas para un ciudadano común, más de los que debe afrontar diariamente. Por eso, mientras no haya una política concreta sobre este tema, me pongo del lado del médico y del carnicero.