Viernes 03 de Diciembre de 2021
Los envases post consumo, especialmente aquellos que en su composición son heterogéneos, generan un impacto ambiental negativo a lo largo de su ciclo de vida –es decir, en su etapa de producción, transporte, consumo y recolección–, cuando su gestión y disposición final no está regulada por una Ley de Envases.
Según estadísticas del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación se generan 1,15 kg diarios de basura por persona en Argentina, el 65% de los residuos sólidos urbanos se dispone en rellenos sanitarios; 35% de los residuos se dispone en basurales a cielo abierto y 20% de los residuos sólidos urbanos son envases post consumo.
A su vez se indica que el país existen cerca de 5.000 basurales a cielo abierto y sitios de disposición final irregular. Muchos de éstos se convierten en la fuente de trabajo de una gran cantidad de recuperadores y recuperadoras informales, quienes realizan tareas sin ningún tipo de elemento de protección personal, ni cuentan con agua potable para su hidratación y correcta higiene. Tampoco disponen de un área de trabajo segura, quedando expuestos en el frente de descarga del basural.
Estos sitios de disposición final irregular representan un riesgo para la salud de las personas de los centros urbanos circundantes y un foco de contaminación ambiental. Además, se calcula que el 10% de los envases plásticos termina en los océanos si no se los gestiona de manera eficiente.
Desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación sostienen como absolutamente necesaria una Ley de Presupuestos Mínimos de Gestión Ambiental de Envases y Promoción del Reciclaje Inclusivo, como parte de una serie de políticas integrales de promoción de la economía circular.
Esta Ley de Envases apunta a una gestión ambientalmente sostenible de los envases, desde su producción hasta su disposición final, a través de distintas iniciativas, ya aplicadas con éxito en diferentes países de América Latina y Europa.
La responsabilidad del fabricante sobre el producto se extiende a la etapa posterior a su consumo. Se alienta así a tomar responsabilidad objetiva por la gestión ambiental de los envases introducidos en el mercado.
Se incentiva al sector productivo a diseñar y fabricar productos respetuosos con el ambiente.
Se promueve la inclusión social de las y los recuperadores y se crean nuevos puestos de trabajo calificados para la gestión integral de los envases.
Se alienta el consumo de envases reciclados y reciclables en todos los sectores de la sociedad, generando conciencia y nuevas prácticas colectivas responsables y sostenibles.
El objetivo es aumentar la cantidad y variedad de materiales recuperados de los productos y minimizar el impacto ambiental de los residuos, alentando a los productores a asumir las responsabilidades extendidas de recolección, reciclaje y diseño de productos y envases con mayor nivel de reciclabilidad, mediante distintos incentivos. De esta manera, se busca prevenir y reducir el impacto de los envases sobre el ambiente y la salud de las personas.
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