La sociedad argentina será protagonista hoy de una elección crucial para definir al nuevo Presidente en el balotaje entre Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza). Se llega a esta instancia luego de las elecciones generales, donde se impuso la fórmula Massa-Rossi por el 36,62%, aunque sin alcanzar los porcentajes requeridos por la Constitución Nacional. La Carta Magna establece que para que un candidato acceda a la máxima magistratura del país debe reunir más del 45% de los votos; o que obtenga el 40% de los sufragios y una diferencia porcentual mayor a 10 sobre la fórmula ubicada en el segundo lugar.
En una elección crucial para el país, hoy se definirá el nuevo Presidente
El 22 de octubre el segundo puesto lo ocupó el binomio libertario, encabezado por Milei junto a Victoria Villarruel, quienes reunieron el 30,03% de los votos. Los resultados de esa jornada dejaron sin chances a los representantes de Juntos por el Cambio (Patricia Bullrich), Hacemos Por Nuestro País (Juan Schiaretti), Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (Myriam Bregman).
Para la elección de hoy 35.844.334 personas estarán en condiciones de elegir como presidente a Sergio Massa o a Javier Milei, de ese universo de electores 1.168.033 serán adolescentes de entre 16 y 17 años, casi un 47% más que las elecciones nacionales de 2019.
Reforma “sui generis”
Por segunda vez en la historia política del país un primer mandatario nacional será elegido mediante este sistema: la primera experiencia fue en 2015 cuando Mauricio Macri (Cambiemos) se impuso a Daniel Scioli (Frente para la Victoria) por casi 700.000 votos. Casi tres décadas después de la última reforma constitucional se reedita el mecanismo de la segunda vuelta electoral para elegir a un Presidente, tras el fallido de 2003 por el desistimiento menemista. Más allá de esta particularidad, será la tercera vez en las urnas para los entrerrianos, luego de las PASO de agosto y las generales de octubre.
Pero es válido revisar los antecedentes de la historia política reciente respecto de definiciones donde hubo que recurrir a un sistema que se instauró en 1995, luego de la reforma constitucional que hace 30 años suscribieron Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Fue el 14 de noviembre de 1993 cuando ambos se reunieron cara a cara en la Quinta de Olivos y, después de una negociación, llegaron al denominado Núcleo de Coincidencias Básicas, como formalmente se conoció al entendimiento denominado Pacto de Olivos.
Este paquete, que incluyó varias modicaciones como, por ejemplo, la reducción del mandato presidencial a 4 años, puso en marcha el sistema de doble vuelta o balotaje. Sin embargo, la Argentina adoptó una variante “sui generis” del mecanismo que nació en Francia en 1832.
La primera elección nacional luego del estallido social de diciembre 2001, estuvo a punto de definirse en segunda vuelta, pero esa posibilidad no se concretó. En la primera vuelta de los comicios de 2003, Carlos Menem (Frente por la Lealtad/Ucedé), quien había gobernado el país entre 1989 y 1999, se impuso tras obtener el 24,45% de los votos (4.741.202 personas), un 2,20% más que Néstor Kirchner (Frente para la Victoria), quien obtuvo el 22,25% (4.313.131).
Así las cosas, el resultado de aquella elección configuró un nuevo despliegue de fuerzas entre los partidos políticos que no accedieron al balotaje: claramente esas agrupaciones decidieron respaldar la candidatura de Kirchner, (que llevaba de ladero a Scioli), un escenario al que se sumaron distintas encuestas que daban una diferencia abrumadora en favor del santacruceño. En esa coyuntura, y apenas cuatro días antes de la votación, Menem difundió un mensaje televisivo en el que comunicó su renuncia a participar de la segunda vuelta.
El antecedente de 1973
Sin embargo, antes hubo una situación muy particular. El balotaje como sistema estuvo disponible por primera vez en 1973, pero de una forma diferente. Por ese entonces, la dictadura militar presidida por Agustín Lanusse habilitó las elecciones libres, sobre la base de una reforma constitucional llevada a cabo un año antes, que modificó el sistema electoral para establecer que el presidente debía ser elegido por voto directo y mayoría absoluta de sufragios: más del 50%.
La norma, además, fijó que en el caso de no alcanzar ese porcentaje en los comicios debía realizarse un balotaje entre los candidatos que hubieran alcanzado más del 15%. El 11 de marzo de 1973, el candidato Héctor Cámpora, delegado de Juan Domingo Perón en esos comicios, alcanzó el 49,5% de los votos y postergó en el segundo lugar al radical Ricardo Balbín, quien tras sumar el 21% de los sufragios desistió de competir en la segunda vuelta en las urnas.
Para seguir con atención
Muchos de los análisis políticos que se elaborarán mañana estarán supeditados al resultado de la elección presidencial y a los efectos que ello pueda deparar en la configuración de un nuevo mapa de poder nacional, al igual que su traspolación a las provincias, con especial interés por lo que suceda en Entre Ríos. También deberá analizarse la situación de diferentes dirigentes a la luz del resultado de hoy. Así las cosas, los primeros nombres que surgen son los del gobernador Gustavo Bordet y el de su sucesor, Rogelio Frigerio, quien asumirá el 10 de diciembre.
Por el lado del actual mandatario, viene trabajando para avanzar en una transición ordenada con Frigerio y sus referentes en las diferentes áreas del gobierno provincial.
Pero de la misma manera, Bordet comenzó a planificar su futuro como legislador nacional y tendrá un central dando por hecho que seguirá siendo el líder del peronismo entrerriano. En el Congreso nacional compartirá gestión junto a los diputados Carolina Gaillard, Tomás Ledesma, quienes tienen mandato hasta el 2025. Mientras que la actual diputada, Blanca Osuna, renovó su mandato por un nuevo período.
En ese contexto, Bordet podrá fortalecer su vínculo con Edgardo Kueider, senador nacional, su mano derecha y que se desempeñó como secretario General de la Gobernación en la primera gestión oficialista: “En política como en la vida hay ciclos. Pero tampoco, de ninguna manera, me voy a retirar, ni dejar de lado la actividad política. Voy a ser diputado nacional y estaré trabajando fuertemente en el Congreso para defender los intereses de nuestra provincia”. La declaración denota las intenciones de uno de los tres concordienses que gobernaron Entre Ríos en los últimos 20 años.
Si bien se trata solamente de conjeturas, la dinámica tan vertiginosa de la política como cambiante pondrá al gobernador electo, Rogelio Frigerio, en el desafío de llevar adelante una gestión con un Gobierno nacional de diferente signo político. Seguramente ese será el aspecto que más le preocupa, el hecho de saber con qué presidente deberá entenderse desde el 10 de diciembre, con qué matriz ideológica y con que práctica política deberá lidiar entonces.
Radiografía política
Gustavo Córdoba es analista político y junto a Paola Zuban dirigente la consultora Zuban-Córdoba y Asociados con más de 30 años de trayectoria en el mercado de la comunicación electoral. Consultado por UNO respecto del panorama político y social que podría deparar el resultado de la segunda vuelta entre Massa y Milei planteó: “La resignificación más importante será la ideológica. ¿Qué significa eso? Que el centro democrático es el que está bajo amenaza o tensión, y aparentemente es lo que más ha sufrido. En todos los lugares donde ha habido derecha radicalizada, extrema y moderna, se ha reconfigurado la oferta electoral acorde a los tiempos, equivalente a Jair Bolsonaro o Donald Trump.
Hay una persistencia de un ataque al centro y en lugar de ser una pelea entre la derecha y la izquierda, o entre progresismo-conservadurismo, lo que se está dando en la Argentina es una pelea de la derecha radicalizada versus todo el resto del espectro ideológico”.
En otra intervención Córdoba calificó el escenario “como interesante porque muestra la habilidad de Macri al juntarse con Milei, haciendo explotar a Juntos por el Cambio porque no existe más. Dependiendo el resultado, si gana Milei o Massa, que va a pasar con todos los gobernadores que han obtenido en este turno: la clave del ordenamiento político pasa por quien gane en el balotaje”.
De darse un hipotético triunfo de LLA, en el abordaje de Córdoba “diría que va a ser un Gobierno extremadamente débil, primero porque no tiene gobernadores, no tiene intendentes, no tiene presencia en las Legislaturas provinciales. Tampoco tiene presencia determinante en el Congreso nacional; ni siquiera tiene el auxilio de Macri. Podrá tener 10 o 12 senadores nacionales, sumando a sus representantes en la Cámara de Diputados. Pero el primer panorama de gobernabilidad que va a tener Milei por delante va a ser de extrema complejidad y debilidad. Más allá que pueda gobernar sin el Parlamento durante el primer año, ya que puede reconducir el Presupuesto de este año y gobernar hasta que se le acaben los fondos. Ahí va a necesitar la sanción de una Ley de Presupuesto”.
Luego consideró que el candidato libertario “va a tener que mostrar su capacidad para entender la política, capacidad de negociación y de conciliación de intereses. Esos son atributos que están ausentes en su oferta política. La complejidad con la que amanecería la Argentina el lunes después de un eventual triunfo de Milei, presentan interrogantes que pueden a llegar a ser mayúsculos”.
El entrevistado ensayó una mirada invertida, es decir con Massa como el candidato más votado en la elección decisiva. En este punto sostuvo que “en primer lugar se daría la desaparición de La Libertad Avanza como espacio político. Para el resto de las vertientes de poder, incluido Massa y las demás fuerzas, quedaría el desafío de construir nuevas identidades políticas, que representen esta nueva cuestión que se ha visto reflejada: la incapacidad de la política tradicional de entender el desafío que les ha presentado Javier Milei. Con nuestra consultora hace mucho tiempo afirmamos que Milei era hijo legítimo de la política argentina porque hubo dos gobiernos, ideológicamente opuestos, que económicamente no estuvieron a la altura de la sociedad argentina. Desde ahí se alimentó el germen de Milei, entre la bronca, la frustración, la decepción y el enojo”.
De la misma manera interpretó que de ahora en más el rol del oficialismo “estará sujeta al surgimiento de líderes del peronismo de centro, que podrían ocupar un rol relevante en una especie de reconstrucción del PJ a nivel nacional. Pensar que el movimiento pueda desintegrarse o no pueda tener la capacidad de regenerarse a partir de esto es no conocer al peronismo. Si lo pienso en términos territoriales”.
Sin “pruebas de fraude”
El secretario de actuación electoral de la Cámara Nacional Electoral (CNE), Sebastián Schimmel, sostuvo: “Son versiones absolutamente infundadas” las presentaciones sobre un presunto fraude en las elecciones que realizó La Libertad Avanza (LLA), de cara al balotaje. “Ni siquiera en las redes acompañan con fundamentos, pero que generan este clima que intenta ser de desconfianza”, dijo el funcionario en declaraciones a Radio Mitre. El jueves LLA hizo una presentación informativa ante la jueza federal María Romilda Servini de Cubría referida a la transparencia del proceso electoral, pero el viernes, tras ser convocados por la Justicia para la ampliación de esas irregularidades, las mismas no pudieron ser ampliadas ante la ausencia de elementos. Los apoderados de LLA, Karina Milei y Santiago Viola, presentaron un escrito en el cual advirtieron sobre posibles hechos de fraude en las elecciones generales celebradas el 22 de octubre, donde Massa fue el candidato más votado.