Científicos de Rusia buscan virus prehistóricos en el permafrost, la capa de suelo congelada que está derritiéndose por el cambio climático y alberga animales que contienen virus y bacterias prehistóricos que podrían liberarse con el deshielo.
Rusia: científicos buscan nuevos virus en el permafrost
Se le llama permafrost a las capas de suelo que se encuentran permanentemente congeladas, pero no cubiertas de hielo o nieve. Este tipo de ambientes se pueden encontrar en áreas alrededor de los polos como Canadá, Alaska, Siberia, Tíbet y Noruega, así como en algunas islas del océano Atlántico, del sur de las islas Georgias y de las islas Sándwich del sur.
El permafrost también se conoce como permahielo, gelisuelo, permagel o permacongelamiento, debido a distintas traducciones que se han hecho del nombre. Estas capas están compuestas por distintos materiales que durante miles de años han acumulado grandes reservas de carbono orgánico.
Actualmente, debido a los efectos secundarios del calentamiento global, el permafrost ha presentado una disminución en sus áreas. Cuando este se descongela, se libera dióxido de carbono y metano. Pero no solo eso, sino que también se empieza a reconocer que en estas capas de suelo congeladas se almacenan distintos tipos de virus y bacterias que han estado como “dormidos” por cientos de años y que podrían comenzar a activarse si el hielo se sigue descongelando.
Por ejemplo, en agosto de 2016 en una península en el Círculo Polar Ártico, un niño de 12 años murió y al menos veinte personas fueron hospitalizadas después de haber sido infectadas por ántrax. La teoría es que hace más de 75 años un reno infectado por la bacteria murió y su cuerpo quedó atrapado bajo una capa de permafrost. Después, cuando una ola de calor descongeló esta parte del permafrost, el ántrax infeccioso se liberó e infectó el agua y el suelo cercanos, afectando el suministro de alimentos. En ese momento, más de 2,000 renos se infectaron y también algunos humanos. Este podría ser solo uno de los muchos casos que podríamos vivir si no se hace algo al respecto. Ya que, por citar un ejemplo, el Ártico se calienta 2 veces más rápido que el promedio mundial, poniendo en peligro la vida silvestre local y liberando grandes cantidades de carbono a la atmósfera.
Además, en un estudio en 2011 Boris Revich y Marina Podolnaya advirtieron: "Como consecuencia del derretimiento del permafrost, los vectores de infecciones mortales de los siglos XVIII y XIX pueden volver, especialmente cerca de los cementerios donde fueron enterradas las víctimas de estas infecciones". Otro ejemplo de esto podría ser la epidemia de viruela que sucedió en la década de 1890. Debido a que sus cadáveres fueron sepultados bajo la capa superior de permafrost en el río Kolyma, que ahora comienza a presentar signos de derretimiento, podrían reactivarse estos virus.
En ese sentido, las investigaciones que están haciendo los laboratorios rusos en Siberia (donde también han aparecido unos cráteres muy extraños) de virus como el paleovirus, el cual se toma de cadáveres de animales extintos preservados en el permafrost, podría ayudar a comprender comprender mejor el funcionamiento de los virus, su resistencia al paso del tiempo y su evolución para mejorar el conocimiento sobre ellos.
En este tipo de suelos se han encontrado perfectamente conservados mamuts lanudos, lobos del Pleistoceno, etc. Y también se han encontrado hongos, virus y bacterias, algunos capaces de sobrevivir tras millones de años.
En un estudio realizado en 2014, los investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia descubrieron el el Pithovirus sibericum, que llevaba al menos 30,000 años congelado, fue capaz de infectar amebas, que fueron sus víctimas diseñadas en el laboratorio, tras "revivirlo" en el mismo lugar. Aunque el caso específico de este virus no es dañino para los humanos —que a veces saben reaccionar ante un virus, pero a veces no— su capacidad de permanecer congelado durante milenios ha aumentado las preocupaciones de que el cambio climático pueda provocar que se liberen virus mortales.
Informe TVE sobre los cráteres de Siberia