Ocho años después de la publicación de Laudato Si', el Papa Francisco vuelve a clamar por la necesidad de un "camino de reconciliación con el mundo" en su nueva Exhortación Apostólica "Laudate Deum", publicada este 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís, un ejemplo de santidad y respeto por la casa común.
"Laudate Deum": el grito del Papa para responder a la crisis climática
“No tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”, con esta afirmación comienza, prácticamente, "Laudate Deum", la sexta Exhortación Apostólica del Papa Francisco, que se centra esta vez en la crisis climática y que ha sido publicada el 4 de octubre de 2023, fiesta de San Francisco de Asís.
"Laudate Deum ('Alaben a Dios') es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo". Con estas palabras concluye la nueva exhortación apostólica del Papa Francisco. Un texto en continuidad con la encíclica más amplia de 2015 Laudato si'. En 6 capítulos y 73 parágrafos, el Sucesor de Pedro se plantea precisar y completar lo ya afirmado en el texto anterior sobre ecología integral, y al mismo tiempo lanzar una voz de alarma y una llamada a la corresponsabilidad ante la emergencia del cambio climático, antes de que sea demasiado tarde. La exhortación mira en particular a la COP28 que se celebrará en Dubai a finales de noviembre y principios de diciembre. Escribe el Pontífice: "con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre" y "es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas". Es uno "de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial" y "los efectos del cambio climático son soportados por las personas más vulnerables, ya sea en casa o en todo el mundo".
El primer capítulo está dedicado a la crisis climática mundial. "Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes", explica el Papa. Que observa cómo "en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra", una "enfermedad silenciosa que nos afecta a todos".
Además, Francisco afirma: "es verificable que determinados cambios en el clima provocados por la humanidad aumentan notablemente la probabilidad de fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos". El Pontífice, tras recordar que si el aumento de la temperatura supera los 2 grados "se derretirían totalmente las capas de hielo de Groenlandia y de buena parte de la Antártida, con enormes y gravísimas consecuencias para todos", sobre los que minimizan el cambio climático, responde: "lo que estamos verificando ahora es una inusual aceleración del calentamiento, con una velocidad tal que basta una sola generación -no siglos ni milenios- para constatarlo". "Probablemente en pocos años muchas poblaciones deberán trasladar sus hogares a causa de estos hechos".
El Papa incide, una vez más, en la urgencia de “dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales, especialmente para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común”. Sólo así podremos, apunta el pontífice superar el riesgo de “quedarnos encerrados en la lógica de emparchar, colocar remiendos, atar con alambre, mientras por lo bajo avanza un proceso de deterioro que continuamos alimentando”.
Laudate Deum concluye con una llamada a la responsabilidad personal subrayando que “no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración en la forma de vida y en las convicciones de las sociedades, y no hay cambios culturales sin cambios en las personas”.