La incesante suba de los precios de los alimentos afecta sobre todo a los hogares de menores ingresos. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) difundió el miércoles que en febrero el valor de la canasta de consumo de los sectores indigentes aumentó el 5,1%, y el porcentaje superó la inflación promedio del 3,8%. A su vez, el organismo indicó que en 12 meses acumula un incremento del 59,1% frente a un 51,3% promedio.
El crecimiento de la pobreza se advierte en Paraná en la demanda de ayuda social
Los sistemas solidarios de contención que realizan su labor a partir de donaciones reciben cada vez más personas en busca de comida
29 de marzo 2019 · 06:57hs
Los datos señalan un deterioro de la situación de los sectores más vulnerables. Esta semana también la Universidad Católica Argentina (UCA) dio cuenta de que la pobreza multidimensional urbana pasó del 26,6% al 31,3% de la población entre 2017 y 2018. En su último informe "Enfoque de Pobreza Multidimensional basado en derechos", elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA –que mide las carencias en alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, educación, empleo y seguridad social, y las relaciona con ingresos– revelan además que se redujo la cantidad de hogares sin acceso a cloacas, bajo contaminación o con viviendas precarias. Y ayer se conocieron las estadísticas oficiales de pobreza, difundidas por el Indec.
Paraná no escapa a este contexto y la pobreza muestra su costado más cruel en los sectores más débiles, que sufren la carencia de alimentos. En los últimos meses creció la demanda de ayuda social en instituciones que funcionan solidariamente como redes de contención. En Cáritas Arquidiocesana dan cuenta de que se advierten "más necesidades". Patricia Romero, su directora, contó a UNO: "Hay más demanda en todo sentido, pero más que nada se nota en el tema de alimento".
A la par de las carencias en los hogares, también a las instituciones u ONG que brindan colaboración les cuesta conseguir donaciones para sostener su labor: "Básicamente nos manejamos con donaciones de instituciones, empresas o de particulares, que llegan y se reparten a las Cáritas parroquiales, que funcionan en los barrios, y que distribuyen con la gente que tienen en su comunidad, y siempre es escaso. Antes había más empresas que donaban pero ha mermado muchísimo; la gente dentro de todo lo que puede colabora, pero las necesidades son muchas".
A su vez Romero refirió que en diversos puntos de la ciudad la situación de pobreza se incrementó: "En los barrios más vulnerables siempre hay más requerimientos de ayuda. Nos dividimos por decanatos, y en el que abarca Bajada Grande, Guadalupe, Cristo Peregrino, el barrio San Martín de Porres y San Francisco las necesidades se multiplican. Después está también la zona de Capibá, San José Obrero, en todo Arenales", sostuvo.
La referente de Cáritas también comentó que siguen trabajando de manera sostenida, tratando de dar respuesta a la mayor cantidad de personas posible: "Seguimos adelante más que nada teniendo la convicción de que acompañamos en lo que podemos, porque también es muy frustrante no poder solucionar un problema que crece. Somos conscientes de que no podríamos abarcar a todos los que necesitan ayuda y de que no podemos hacer más sin tener tantos recursos", dijo, y agregó: "Por ahí cuando hay algún ingreso puntual, como la Colecta Anual que se realiza en el mes de junio, se puede expandir la asistencia, pero no tenemos mucho tampoco. Continuamos apostando a lo que podemos acompañar y ver qué se puede generar junto con la comunidad. No bajamos los brazos, pero tampoco pretendemos solucionar cuestiones que nos trascienden".
En este marco, recordó que reciben donaciones en las Cáritas parroquiales: "Pueden preguntar en la secretaría de su barrio qué necesitan y qué día se pueden acercar. Se está recibiendo sobre todo donaciones de alimentos", indicó.
La situación es similar en otras agrupaciones. A menudo la ONG Suma de Voluntades solicita donaciones para poder dar continuidad a su obra tanto en las recorridas nocturnas en las que aportan un plato de comida ya no solo a personas en situación de calle, sino a gente que se acerca porque perdió el empleo, o que tiene algún trabajo pero con ingresos que no alcanzan para alimentar a su familia.
Por su parte Héctor Yedro, referente del comedor comunitario que funciona desde hace más de 15 años en la parroquia Guadalupe, situada en la zona oeste de la capital entrerriana, refirió: "Se están acercando muchas más personas a buscar la comida y nosotros lo que hacemos es responderle en la medida en que podemos. Porque la Provincia nos hace un aporte con la tarjeta social, pero con los aumentos de precios de los alimentos lamentablemente no alcanza para toda la gente que llega a buscar una vianda".
Al igual que la directora de Cáritas Arquidiocesana, observó: "Antes nos llegaban donaciones desde distintos lugares, como algunas empresas, y ahora ya no. Con lo que podemos tenemos que ir tirando y solucionando la demanda".
Actualmente los voluntarios del comedor comunitario preparan a diario unas 200 viandas para 50 familias en promedio, tratando de que sea un menú nutritivo. Y aunque llegue más gente en busca de un plato de comida, es lo que pueden brindar. "Hay gente que por ahí consigue algún trabajito, alguna changa, y le deja la porción para otra persona", destacó Yedro.
Por último, lamentó: "A uno le duele que venga gente joven porque no tiene otra opción. Hacemos lo imposible tratando de ayudar y quisiéramos darles a todos, pero no alcanza. Es muy difícil en este momento".