El anuncio de la multimillonaria inversión anunciada por la empresa Sur Energy y con el aval del CEO de OpenAI, despierta resquemores que dan cuenta de un anuncio de legitimación política para el gobierno de Javier Milei a días de las Elecciones 2025 Legislativas.
Inversión de OpenAI en Argentina genera interrogantes políticos y geopolíticos
El anuncio de inversión en un centro de datos de inteligencia artificial de OpenAI en la Patagonia, implica una legitimación política a días de la elecciones
Lla inversión de OpenIA en la Ptagonia Argentina podría interpretarse como un reacomodamiento geopolítico instrumental donde la ubicación de la infraestructura digital se convierte en un instrumento de alineamiento internacional. En la foto: el CEO de Open IA Sam Altman con Donald Trump.
El anuncio de la multimillonaria inversión anunciada por la empresa Sur Energy y con el aval del CEO de OpenAI, despierta resquemores que dan cuenta de un anuncio de legitimación política para el gobierno de Javier Milei a días de las Elecciones 2025 Legislativas.
OpenAI, el gigante detrás de ChatGPT, anunció una alianza estratégica con Sur Energy, que crearon en EEUU dos empresarios e inversores argentinos, para impulsar la construcción de un mega centro de datos de inteligencia artificial en la Patagonia, denominado Stargate Argentina, con una inversión total estimada de hasta 25.000 millones de dólares.
Tras el anuncio se expresaron dudas sobre la idoneidad y las credenciales de Sur Energy, una empresa poco conocida que se presenta como respetuosa del ambiente cuando se sabe que cualquier data center de IA consume millones de litros de agua en el lugar donde se instala.
En un artículo firmado por Irma Argüello, especialista en seguridad internacional y gobernanza ética de IA, publicado en Perfil, se destacan la dimensión geopolítica del acuerdo ya que la inversión podría estar alineada con el reciente pacto financiero de Estados Unidos con Argentina y su interés en la expulsar a China de la región. Finalmente se plantea un dilema ético para OpenAI sobre "la prudencia de asociarse con líderes en contextos políticos frágiles y de baja seguridad jurídica". En un artículo firmado por Irma Argüello, especialista en seguridad internacional y gobernanza ética de IA, publicado en Perfil la .
La comunicación oficial incluyó un video del CEO de OpenAI Sam Altman, quien destacó una "alianza visionaria" destinada a colocar al país en la frontera del futuro digital. No obstante, la lectura del acuerdo merece un análisis crítico que contemple los contextos político, geopolítico y corporativos. Aunque la inversión millonaria se presenta como brillante noticia de desarrollo productivo, existen detalles cruciales sobre la participación de los socios: ha trascendido que OpenAI se comprometería a comprar todo lo que se produzca en el centro de datos, lo cual, en realidad, no constituye un aporte de capital directo.
También se presentan dudas sobre el socio local y el financiamiento ya que la responsabilidad de conseguir la empresa constructora y conformar el pool de financistas, recaería en Sur Energy. A pesar de que Altman catalogó la empresa como una de las principales energéticas del país, la compañía ha sido descrita como poco conocida y sin credenciales visibles en infraestructura tecnológica de la magnitud anunciada.
Por otra parte se señala el contexto electoral y la Influencia Geopolítica. En efecto, la difusión pública y el aval de Altman ocurren a pocas semanas de las elecciones nacionales, en un momento en que el gobierno nacional enfrenta denuncias, baja de candidatos y traspiés económicos. Este hecho convierte la noticia en un gesto de legitimación política, otorgando reputación al gobierno de Javier Milei a través de la imagen de "innovación compartida" y en el marco del recientemente anunciado swap de 20.000 millones de dólares de Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU uan de cuyas condiciones sería sacar a China de Argentina. En este contexto, la inversión tecnológica podría interpretarse como un reacomodamiento geopolítico instrumental donde la ubicación de la infraestructura digital se convierte en un instrumento de alineamiento internacional.
Por último se destacan cuestionamientos sobre la responsabilidad institucional de OpenAI, que se presenta como una organización comprometida con desarrollar IA "para beneficio de la humanidad". En este caso se la acusa de contribuir a "blanquear liderazgos polarizantes o inestables". Se indica que el desarrollo tecnológico debe apoyarse en procesos transparentes y marcos regulatorios sólidos, y no solo en relaciones personales y tiempos electorales.