Ana Viola es de Victoria, tiene 39 años y se recibió de abogada, además de ser maestra de Inglés; su mamá, Lidia Barbieri, de 65 años, es quien la cuidó y asistió siempre, ya que la joven tiene parálisis cerebral causada por la mala praxis al nacer, que limitó su movilidad física. No obstante, hace casi dos años la mujer sufrió un accidente cerebrovascular (ACV), con un derrame cerebral que le causó severas secuelas y necesita contar con el acompañamiento de alguna cuidadora domiciliaria. Como beneficiarias de Iosper, este servicio debería estar garantizado. Sin embargo, por el atraso de varios meses que la obra social mantiene con quienes brindan esta prestación no logran que alguien acepte el trabajo, y las mujeres quedaron desprotegidas.
Dos mujeres desprotegidas por incumplimientos de obra social
Por Vanesa Erbes
Todo se volvió cuesta arriba y la desesperación llevó a Ana a vender un terreno que era de su mamá para cubrir los costos de manera particular, pero el dinero se fue terminando y la angustia crece a diario por no tener acceso a un beneficio que le corresponde.
“Mi mamá tuvo un ACV y yo quedé en una situación de desprotección. Ella se ocupaba de todo”, contó a UNO, en referencia a los cuidados que requiere, ya que hay cosas que no puede hacer por su cuenta y que su papá, de casi 70 años, tampoco puede afrontar.
Con visible tristeza, explicó: “Recurrí al Iosper por el tema de cuidadoras. Me dieron un padrón nacional con el que trabajan, y debía cumplir un par de requisitos. Cuando empecé a llamar a las chicas que figuran en el listado, ninguna quería trabajar con Iosper porque tenían más de cinco meses de retraso en los pagos”.
“Traté de hacerlo a través de una prestadora. Me dieron un presupuesto con dos cuidadoras de lunes a viernes, con seis horas cada una, alguien a la mañana y la otra persona a la tarde. Y directamente a esa nota en Iosper no me la quisieron aceptar. Llamé gente por fuera del padrón y pedían muchos requisitos, pero tampoco querían trabajar por el atraso de Iosper en los pagos”, refirió, y aclaró que al consultar con colegas suyos no se animó a presentar un recurso de amparo, ya que “era bastante inviable, porque están saliendo muy pocos favorables y no se trata de una cosa de vida o muerte, sino de calidad de vida”, mencionó Ana, quien ya hizo pública su situación a fines de abril, sin tener solución de ningún tipo. Sobre este punto, señaló: “A ellos le habían salido en contra amparos por tema de medicamentos, que es un mucho más grave, y tenían miedo de que si perdíamos me embargaran el sueldo a mí, que soy jornalizada municipal”.
“No me quedó otra opción que vender un terreno que tenía mi mamá e ir solventando los gastos. Pero no puedo más”, lamentó.
Ya sin saber cómo obtener recursos para que su madre pueda sostener su calidad de vida medianamente, Ana puso en venta una silla de ruedas mecánica que le donaron y que ella utiliza para trasladarse, resignando un elemento tan necesario. “No tuve ninguna oferta y no la pude vender”, se resignó.
Y si bien sus amigas de la infancia crearon una fanpage con una cruzada solidaria para recaudar el dinero que ambas mujeres precisan, las donaciones no alcanzan a cubrir los costos. “Mis compañeras crearon un blog, y yo he intentado casi todo. Hay gente que me dice que mi papá tendría que vender su vehículo, pero esa no es la solución, porque lo necesitamos ante cualquier emergencia, y el tiempo que mamá estuvo internada, que fueron nueve meses, la única forma que tenía de ir a verla era que él me llevara, ya que hoy en día yo no puedo tomar un colectivo porque no me es fácil movilizarme”, comentó.
Por último, subrayó: “No es solamente pedir ayuda. Soy abogada, hablo dos idiomas, soy maestra de Inglés. Necesito otro trabajo a la tarde que me permita generar la plata que me falta para cubrir las cuidadoras de mamá”.
Quien desee colaborar con la familia, puede comunicarse a través de correo: [email protected], o realizar alguna donación a través de su cuenta: CBU 1430001713019824150011.
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Campaña solidaria para ayudar a Ana y a su madre
Ana y Lidia necesitan ayuda, ya que los costos para la asistencia de la madre son muy altos y su familia no puede afrontarlos, a pesar de que tiene jubilación y obra social.
Ante esta situación, un grupo de excompañeras y amigas de la escuela Secundaria de Ana crearon una fanpage: Helps Anna’s to take care of her Mom. Tal como publicó UNO el 30 de abril, allí expusieron el caso y lograron reunir algunas donaciones provenientes, en su mayoría, desde el exterior. Sin embargo, la ayuda económica que necesitan es permanente porque los costos para los cuidados son muy altos y sus dolencias son crónicas.
La idea es que algún organismo del Estado pueda tramitarles la asistencia que necesitan.
“Desafortunadamente, Lidia sufrió un derrame cerebral y se quedó con importantes desafíos físicos. Ella se encuentra ahora en una situación muy similar a la de su hija y necesita ayuda para completar las tareas diarias”, explican en dicho muro de Facebook, donde señalan: “Ana ha hecho todo lo posible para cuidar a su mamá en su casa, duchándola con el mismo amor incondicional y cuidado que recibió a lo largo de su vida. El dinero se está acabando, a pesar de los esfuerzos de toda la familia para ayudar, y se quedan con las facturas crecientes que pagar. Muchas personas han preguntado por qué la familia no ha enviado a la madre de Ana a una instalación de vida asistida; desafortunadamente, enviarla lejos significaría que Ana no podría visitarla, debido a sus propias limitaciones de movilidad física”.