Nicolás Trotta/ Ministro de Educación de la Nación
Desafíos para la educación en tiempos de pandemia
Llegamos al Ministerio de Educación el 10 de diciembre de 2019 con una certeza: la educación es fundamental para garantizar el desarrollo y poner a la Argentina de pie.
Sabíamos que teníamos grandes desafíos por delante, lo que no esperábamos era comenzar a transitar una pandemia que pondría en vilo a todo el mundo, desafiando nuestra creatividad pero no nuestro compromiso. Debíamos cuidar la salud pero también había que seguir garantizando el derecho a la educación. ¿Cómo hacerlo? Sin dudas, ese fue el mayor desafío.
Trabajamos para dar continuidad a los procesos de enseñanza y aprendizaje. Lo hicimos desplegando un conjunto de estrategias, para que las alumnas y los alumnos de todo el país sigan estudiando, en un contexto inédito en la historia escolar de la Argentina y del mundo.
Convencidos de que la escuela es irreemplazable, como también lo es el rol de las maestras y los maestros en la construcción de conocimiento, el gabinete de Educación viene trabajando de forma mancomunada con las provincias a fin de asegurar el vínculo entre estudiantes, docentes y familias. También, llevamos adelante acciones interministeriales, gracias a lo cual junto con el Ministerio de Desarrollo Social, garantizamos los servicios alimentarios escolares en todo el país, coordinando la distribución de viandas o bolsones, y de esta forma garantizar el derecho a la alimentación, por citar un ejemplo.
Las estrategias y recursos educativos que hemos producido permitieron sostener los procesos pedagógicos durante todos estos meses de suspensión de clases presenciales.
Generamos vías de acceso a esos contenidos, mediante la puesta en línea de la plataforma digital seguimoseducando.gob.ar, y pusimos el foco en fortalecer la relación entre docentes y estudiantes. De la misma manera, buscamos herramientas analógicas que nos permitieran ingresar a los hogares de quienes no disponen de conectividad o de dispositivos digitales: imprimimos más de 54 millones de cuadernillos con contenidos y actividades escolares diarias, produjimos 1800 horas de Televisión y 1000 horas de clases radiales, para todos los niveles de la educación obligatoria emitidos en la TV Pública, PakaPaka, Canal Encuentro, canales provinciales y universitarios de todo el país, Radio Nacional y sus repetidoras, además de radios de alcance local, comunitarias, universitarias y campesinas.
A su vez, gestionamos la navegación gratuita de la plataforma Seguimos educando, de las webs de las universidades, y de las plataformas virtuales provinciales en teléfonos celulares, mediante un acuerdo con las compañías telefónicas.
Al mismo tiempo, desarrollamos la Plataforma Federal Juana Manso de educación a distancia para toda la comunidad educativa, que incluye aulas virtuales, un repositorio federal de contenidos educativos abiertos y un módulo de seguimiento e investigación a partir de la producción de datos abiertos. Esta es una más de las herramientas desplegadas para dar respuesta a la continuidad de la enseñanza en el contexto de la pandemia por el COVID-19, pero además para hacerla trascender y perdurar en el tiempo. La iniciativa integra colaborativamente las producciones de todas las jurisdicciones, promueve la soberanía digital a través del uso de software libre y el desarrollo de la industria nacional de software, y favorece la innovación educativa y la calidad en las prácticas de la enseñanza y de los aprendizajes.
Para poder dar respuesta a la necesidad de conectividad de las alumnas y alumnos, estamos distribuyendo computadoras en las provincias y municipios con mayor índice de vulnerabilidad. La gestión anterior interrumpió el plan Conectar Igualdad y hoy lo hemos retomado con limitaciones presupuestarias, pero con la convicción de la necesidad de continuar con la entrega de netbooks que no debería haberse interrumpido. Las políticas públicas que implementamos trascienden la conectividad y la compra de equipos, porque contemplan un esquema de desarrollo, crecimiento y estabilidad en los puestos de trabajo, en la sustitución de componentes, y beneficia a toda la industria mejorando los procesos de producción del país.
En las regiones donde la situación epidemiológica lo permite estamos haciendo el mayor de los esfuerzos por recuperar la presencialidad. El regreso a las aulas reviste un trabajo de una enorme complejidad y responsabilidad, porque sabemos que cualquier decisión que se tome puede impactar en la salud de nuestras niñas, niños y de toda la comunidad educativa. La escuela a la que estamos volviendo no es la misma que dejamos en marzo de este 2020, es un escenario distinto que implica aprender a incorporar en la cotidianeidad escolar normas de cuidado de la salud que el virus nos impone.
En lo que llevamos de aislamiento social obligatorio, algunas provincias retomaron las clases presenciales, en aquellas zonas con menor circulación o nula de COVID-19, y bajo los protocolos establecidos y aprobados por los referentes de educación de las 24 jurisdicciones del país, en el marco del Consejo Federal de Educación (CFE). Este fue en caso de Formosa, La Pampa, San Luis y Santa Fe, que continúan con la presencialidad. La situación fue abordada siguiéndola muy de cerca y no dudamos en volver al esquema de clases no presenciales, como ocurrió en San Juan, Catamarca y Santiago del Estero, cuando la situación epidemiológica así lo impuso. Otras provincias - entre ellas, Entre Ríos, Chaco y Provincia de Buenos Aires - también volvieron a las aulas para fines de octubre, priorizando a los estudiantes que vieron vulnerada la continuidad pedagógica durante la cuarentena y en estos casos, como ocurrió con los anteriores, tampoco vacilaremos en patear el tablero y volver a foja cero si vemos que la comunidad educativa corre peligro de contagiarse. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), comenzamos a implementar actividades presenciales de revinculación para aquellos estudiantes que tuvieron escaso, o directamente nulo, contacto con las escuelas de nivel primario y secundario.
Entre todos los desafíos que tenemos por delante, la reorganización del ciclo lectivo es el que nos ocupa. Vamos a promocionar los saberes que hemos podido garantizar, lo que en consecuencia implica un esquema de reorganización en 2021 y 2022. Evaluaremos el enorme esfuerzo que las niñas, niños, familias y docentes vienen realizando, y pondremos a dialogar este ciclo lectivo con los siguientes años para asegurar todos los saberes de la educación obligatoria.
El diálogo de todos los sectores públicos y privados que hemos podido construir se traduce en políticas federales consensuadas y unánimes. El gabinete de Educación comenzó a llevar adelante una serie de reuniones bilaterales con los equipos de las 24 jurisdicciones del país, para organizar el próximo ciclo lectivo y llevar certeza a las familias, para trabajar en planes de infraestructura y equipamiento, entre otras iniciativas.
Entendemos a la salud y a la educación como derechos y concebimos al Estado como el garante de los mismos. Tenemos la certeza que continuar con los procesos de aprendizaje y enseñanza - priorizando el bienestar de toda la comunidad educativa - es un deber para evitar una mayor profundización de la desigualdad. A la escuela le pedimos mucho y para que pueda dar respuesta, tenemos que destinarle mayor inversión como lo establece el presupuesto 2021. A mayor necesidad, mayor presencia del Estado. La concreción de las políticas públicas en hechos concretos necesita más inversión y consensos a largo plazo.