“Con las personalidades ni un café se toman si están trabajando” ordenó Guillermo Alfieri a sus estudiantes de Redacción en la Facultad de Comunicación. Y acto seguido dio una clase acerca de la distancia que se imponía mantener entre periodistas y entrevistados. En el aula la cuestión se entendió como un asunto medular; luego ya en los medios y ejerciendo el oficio de informar supe que la instrucción no era tan lineal. Empero, la sentencia sirve para comprender que irse al otro extremo, hacerse el amigo del protagonista, distorsiona y perjudica la tarea del cronista.
Redactar los hechos simplemente garantiza respeto por la noticia
Alfieri mismo recordó el asunto años después y admitió que se le había ido un poco la mano. Como sea, visto en perspectiva, este maestro que supo marcar una época en los medios entrerrianos; y que cultivó a mi juicio y si se me permite la transgresión en mi calidad de exmilitante político, un fino y delicado desprecio por el peronismo en general; enseñó a trabajar en los diarios a cientos de personas de un modo que hoy en día es difícil de encontrar.
Quizá sea una cuestión inherente a la formación académica, tendencia del momento o yerro en el control de calidad de contenidos en las redacciones; pero cierto es que aquella enseñanza hoy se destaca por ausencia. En aquel sentido ponían énfasis dentro de redacciones que ya no existen; tal el caso de la revista El Gráfico, donde se consideraba falta grave tutear a un entrevistado. Entre un punto y otro es posible crear una biblioteca de ejemplos concretos. La manera de mostrar los hechos cambió, incluso ahora hasta abundan noticias sin hechos, una barbaridad.
Como sea, lo importante no radica en si se trata de usted o se tutea al protagonista; sirve si tiene algo para decir que valga la pena. En estos días arrecian las producciones de fútbol donde no se habla del deporte; las noticias judiciales sin denuncias efectivizadas o, las más comunes: se dan sentencias en la prensa mucho antes que las expresen los jueces.
Hay medios donde han cambiado las formas, pero también los propósitos. La mera exhibición de los sucesos fue reemplazada por análisis y opiniones que suelen no sostenerse en hechos, la materia prima del cronista. Quienes defienden en estas horas la información como un bien social son los que logran el respeto del lector; concepto que no tiene que ver con popularidad o audiencia; esos resortes están ligados a la administración de herramientas integradas a las gestión integral de un medio de prensa.
Quizá un punto por el que empezar a reescribir la historia sea tratando con formalidad a los protagonistas, pero esencialmente respetando los hechos. Tomando la distancia necesaria que imponía como concepto Alfieri para sus alumnos.