Hay un momento en que ella vuela. Está a centímetros del piso, pero de repente abre sus brazos y despega hacia la felicidad. Agostina no puede caminar, pero sí flotar de alegría, sonreír como si paseara sobre una alfombra mágica y cumplir su sueño de bailar. El arnés sostenido por su profesor de gimnasia, Mariano Salas, la transporta hacia los tres minutos más emocionantes de su vida.
La historia formal dirá que hubo un día de agosto, de un año donde las alegrías universales se compartían por la redes sociales, en que Agostina Andreata, de 7 años, alumna del colegio del Carmen y San José de Catamarca, con una malformación genética que la obliga a andar en silla de ruedas, pudo participar de una coreografía en homenaje a José de San Martín.
Puede que en el futuro pocos recuerden que hubo un ángel detrás del ángel. O muchos, porque los ángeles son como los pájaros, no les gusta cantar solos, suelen andar en bandadas y ayudarse ante los vientos bravos. Hubo una modista, Gabriela Zelarrayán, que le tomó las medidas a Agostina y le dibujó un modelo de arnés capaz de sostenerla sin apretarle el pecho. Hubo también una historia de confianza y amor, la de los padres de la nena, Lucho y Julieta, que dieron la autorización para el despegue. Y hubo un grupo de compañeros de colegio que festejaron cada progreso de Agostina y ensayaron con paciencia y espíritu de inclusión todos los movimientos del baile para el día del estreno.
Mariano le "prestó sus piernas" a Agostina y a todos nosotros (los que vimos el video que se hizo viral) nos prestó los ojos para comprobar que pequeños inventos a veces llevan el perfume de un milagro.
Como si fuera un personaje de Roberto Arlt, apasionado por las invenciones y las curiosidades científicas, Mariano se ató el arnés a su cintura, sujetó a Agostina con la fuerza del cariño, la hamacó entre sus piernas, probó los giros de la coreografía y juntos se dejaron llevar por la música.
Fue Julio Cortázar, llamado a prologar las obras completas de Arlt, el que se fijó en esta característica creativa de los personajes del escritor, que testeaban artefactos bélicos, máquinas "capaces de imprimir lo que se les dicta oralmente" y hasta un señalador de estrellas. "Se sabe que Arlt murió mientras trabajaba en su improvisado laboratorio, a punto de lograr un procedimiento que hubiera evitado un drama de la época que hoy resulta inconcebible: el corrimiento de las mallas en las medias de las mujeres", destacó Cortázar sobre su colega.
El momento cumbre de Mariano también llevó un buen tiempo de preparación. Casi nadie sabe que durante años Mariano fue el "payaso Nano", un animador infantil famoso en la provincia por sus destrezas: en plena fiesta de cumpleaños se arriesgaba a saltos mortales hacia adelante, hacia atrás, y a dobles flip flap. La agilidad de ese payaso de 1,85 metro de altura le venía de la práctica de deportes: fue pivot en básquet, nadador, y practicaba algo de gimnasia artística para completar su formación como profesor. Pero no ganaba la sonrisa de los niños por la perfección, sino por los tropiezos. El más festejado era la caída de su peluca gigante cuando trastabillaba en el aire.
¿Y cómo acertó los movimientos de la coreografía escolar? Ningún inventor es un improvisado, y menos los que se dedican al rubro de la sonrisa infantil: lo mamó en su casa, porque su mamá Silvina es una experta bailarina, su hermana Shirley es profesora de ritmos y su otra hermana, Florencia, fue animadora infantil. Con ella formaba el dúo de payasos "Nano y Florentina" y salían a trabajar por los paisajes de Catamarca, con mil distintos tonos de verde esperanza.
Mariano es soltero, tiene 29 años, es hincha de Boca, se recibió de profesor de gimnasia en 2013, entró al colegio de suplente y enseguida le llamó la atención una nena del jardín en silla de ruedas que era pura luz. Este año la tuvo por primera vez. Y sintió que algo especial tenía que hacer. Se le ocurrió lo del arnés, recorrió ortopedias, pero como nadie lo ayudó con su invento terminó en la casa de su amiga costurera, con 600 pesos que sacó de su bolsillo para comprar la tela, los abrojos y un cinturón de seguridad. Entre los dos buscaron videos por Internet para estudiar el mejor modelo. Lo encontraron, lo diseñaron, pero faltaba algo. Mariano hizo agregar un corazón en la pechera: "Cuando Dios pensó en el amor se inspiró en vos. Tu profe", escribió.
Mariano trabaja doble turno, en dos escuelas, y junta con los dos sueldos 19.000 pesos. Es devoto de la Virgen del Valle y "ayudante extraordinario" de los fieles que viajan todos los meses a Salta para rezarle a la Virgen de los Tres Cerritos. Ahí le toca limpiar baños y cargar personas en sillas de ruedas.
Pesa 109 kilos y toma todas las mañanas el colectivo 109 (atención los que creen en señales), aunque desde que el video del baile con Agostina dio la vuelta al mundo lo paran para saludarlo hasta los vendedores de churros.
En su provincia hay montañas, no playas, pero él igual juega al beach volley. Se arregla con unos médanos y un poco de imaginación. No anda por el mundo buscando recompensas, aunque el del kiosco decidió darle fiado y un patovica lo encaró en un boliche para felicitarlo.
"¡San Martín, un gran patriota!", se lee en el salón de actos donde se filmó la sonrisa redonda de Agostina. Nadie imaginó que al lado del prócer ahora pelea también un superhéroe. La semana pasada, en un discurso en la plaza de Valle Viejo, Mariano emocionó tanto a los vecinos que hizo que un ladrón devolviera un celular que se había "extraviado". Seguramente no quiso robarlo. Solo pretendía ver otra vez el video de Agostina volando.
Fuente: Clarín