En algunos barrios de Paraná, la cuarentena no fue igual para todos. Mientras las actividades comerciales se vieron afectadas por el aislamiento, los kioscos de drogas siguieron abiertos como si nada. En distintos puntos de la ciudad, vecinos informaron a UNO sobre los movimientos que, debido al aislamiento, se notaron más en las distintas bocas de expendio de marihuana y cocaína.
No hay cuarentena que valga para los kioscos de droga en los barrios de Paraná
Un barrio que hace varios años viene siendo un punto caliente de la venta de droga en Paraná es Puerto Viejo. Allí se observan tareas en dos lugares específicos: uno en el sector de “arriba” del barrio, es decir en un domicilio al cual se llega por una calle que sube la barranca; y otro en una vivienda de la parte baja, cercana a la costanera.
Lo que más preocupa a los vecinos de este histórico barrio de la capital provincial es que los grupos narco utilizan a adolescentes para las tareas relacionadas al comercio de droga, e incluso sospechan que prostituyen a las menores. Donde más frecuentemente observan el ingreso y egreso de chicas, tanto durante el día como en la madrugada, es una casa que ha sido allanada el año pasado por narcomenudeo.
De lo que ya nadie se sorprende es quiénes son los principales vendedores de droga en la zona, ya que algunos han caído presos varias veces, pero al parecer continúan en la misma actividad delictiva. En este sentido, se señaló a una mujer que ha tenido un par de causas, y que ahora estaría asociada con un hombre que no ha sido condenado pero tiene una causa abierta por drogas. Distintas fuentes coincidieron en que lleva a una adolescente hasta el otro domicilio, en las inmediaciones de la pista de skate, desde el cual en horas de la noche la mandan a llevar, traer o vender droga.
Asimismo, la costa del río Paraná también parece un área sin dificultades para los narcotraficantes. Hace un par de semanas, había un grupo de personas pescando en el arroyo que observaron el momento en que llegó una lancha velozmente, frenó en la orilla y sus ocupantes bajaron dos mochilas que se las alcanzaron a dos hombres que estaban en motos. Estos, aseguran testigos, estaban uniformados.
Más allá de que muchos de estos personajes se mueven sin cautela por los controles policiales debido a la cuarentena, hay uno de los que vende drogas en la parte de arriba del barrio (y trabajaría en un área del Estado provincial) que decidió prevenirse y utiliza un motomandado para las actividades de narcomenudeo.
Además, la venta de drogas no parece ser la única que deja réditos, ya que también trascendió que en un domicilio ubicado cerca del badén de calle Medina, hay un hombre que anteriormente vivía en el barrio Pancho Ramírez, que se dedica al alquiler de armas.
En este contexto, en los últimos tiempos de crisis, vecinos de Puerto Viejo han visto crecer patrimonialmente a varios que han estado vinculados al narcotráfico, con vehículos, ampliaciones de viviendas, vacaciones en Brasil y nuevos comercios que han abierto y funcionan como pantalla para blanquear las ganancias.
La droga y sus secuelas
Otro punto sensible de la venta de droga desde hace al menos una década, es el barrio Lomas del Mirador II de Paraná. Hace siete u ocho años, era un foco de conflictos violentos y balaceras permanentes. Luego se pacificó la zona, aunque permanecieron algunos kioscos de droga o luego se instalaron otros nuevos. En estos tiempos de aislamiento obligatorio, no hay decreto presidencial que haga escarmentar a quienes regentean esos puntos de venta.
Vecinos de la zona aseguraron a UNO que los movimientos son iguales a los que se ven en tiempos sin cuarentena, pero ahora como la mayoría de las personas está adentro de sus casas, quizás son más notorios. Pero donde más lo observan es en los adolescentes y jóvenes que evidencian eso que algunos definen como consumos problemáticos. Hay tres o cuatro chicos que aparecen con más frecuencia en algún conflicto barrial por robarles a vecinos o a sus propias familias.
Además, los pasillos y escaleras del barrio parecen haber quedado fuera de las restricciones dictaminadas por las autoridades, ya que en horas de la noche y de la madrugada se convierten en centros de reuniones de muchas personas.
Kioscos por todos lados
En la zona oeste de Paraná, hay bocas de expendio de drogas por todos lados. Vecinos de los barrios Mosconi y La Floresta contaron a UNO que el movimiento en cada uno de esos lugares ha sido igual o incluso mayor que previo a la cuarentena. No es solo el ir y venir de personas de esos barrios que salen a hacer sus mandados, sino que resulta llamativo el ingreso y egreso de vehículos que paran en los lugares donde compran y se retiran en seguida.
Es más, como en muchas cuadras y pasillos hay kioscos de droga, algunos se desorientan y no saben bien dónde parar. El rumor que trascendió en las últimas semanas, que sería una de las causas del mayor movimiento, es la “calidad” de las sustancias que allí venden. “Pasan en unos cochazos”, definió una vecina. Desde el atardecer hasta la madrugada, los transas del oeste se llenan los bolsillos.
Por otro lado, otras fuentes cercanas a vendedores de droga sostuvieron que por estos días, con todo el Estado concentrado en afrontar el drama de la pandemia, están más confiados que antes para desarrollar sus actividades delictivas.