José Amado/ De la Redacción de UNO
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Juicio por un crimen: “En el Gaucho todos saben de armas”
“Era una guerra campal, y lo sigue siendo, con los gomerazos no se puede salir ni a colgar la ropa”, contó una testigo en el juicio por el homicidio de un chico en el barrio Gaucho Rivero de Paraná. Ricardo Miguel González tenía 14 años y recibió un balazo en la cabeza en una de las batallas que tuvieron lugar en la zona de las calles 1.311 y 1.008, entre dos familias enfrentadas por motivos que solo ellas saben. Héctor Santiago El Oso Godoy, Gerardo Gustavo Tatita Godoy, Sandro Daniel Toledo y Jesús Santana,apodado Chilo, son los acusados de disparar las balas contra sus rivales, una de las cuales resultó ser mortal para la víctima.
El 10 de mayo de 2012, el feroz tiroteo que duró varias horas pudo haber sido uno más de los 17 episodios violentos denunciados en la Policía y la Justicia anteriormente. Pero este, a diferencia de los anteriores, tuvo un saldo trágico. Para los vecinos es una muerte que se pudo haber evitado si quien debía actuar intervenía a tiempo. Luego del crimen, como sucede cada vez que se produce un hecho similar por enfrentamientos entre vecinos, los acusados se tuvieron que ir del barrio y la sed de venganza de los allegados a las víctimas incendiaron y demolieron su casa.
Hay testigos que afirman haber visto a los acusados portando armas y efectuando disparos en los momentos previos a la muerte de Miguel, pero nadie pudo ver quién gatilló la bala que mató al chico. Por las dificultades para comprender la forma en que se produjeron los tiroteos y la muerte de Miguel, el martes se hará una inspección judicial en el lugar.
La versión de las víctimas
Adrián Zacarías tiene 20 años y ese día estaba con Miguel en la batalla contra los vecinos. Ayer contó en el juicio su versión del hecho: “Como a la una y media o dos de la tarde lo iba a acompañar a mi hermano a una curación por un tiro. Escuchamos unos disparos y nos volvimos. A mitad de cuadra lo vimos a Tatita y a Chilo que le estaban tirando a mi tío. Tatita tenía una escopeta 16 y el Chilo un arma de puño, una 32. Estaba toda la gente mirando en la vereda, llegamos a mi casa y dejaron de tirar, se calmó un poco. Mi mamá y los vecinos llamaron al Comando. Vino la Policía pero ni caso, iba como paseando, les dijimos lo que pasaba y decían ‘bueno vamos a ver, nosotros no podemos hacer nada’. Se fueron y a los 10 minutos empezaron a tirar de nuevo, nosotros empezamos a juntar piedras y les tirábamos a la casa del Oso”.
El joven recordó que las balas de los rivales “impactaban en las paredes de casa, en el techo, en el tanque de agua. Nosotros tirábamos con gomera. Me fui a la esquina, tiré un par de gomerazos y volví para mi casa”.
Un poco después, según recordó Adrián, salió nuevamente a intercambiar proyectiles con los vecinos. En un momento dado se agachó y vio a Toledo y a Tatita con armas. Luego miró para su otro costado y lo vio a Miguel tirado en el piso. “No le veía disparo por ningún lado. Lo dimos vuelta, hasta que le toqué atrás de la cabeza y tenía sangre”, contó el joven. Comenzaron los gritos, alguien llamó a una ambulancia, pero nunca llegó a auxiliar al chico baleado. Emiliano, hermano de Adrián, buscó una cobija para apoyar la cabeza de Miguel. Otros dos amigos llegaron en una moto, lo subieron al medio entre el conductor y el acompañante y lo llevaron al centro de salud Ramón Carrillo. De allí lo derivaron al hospital San Martín, pero Miguel no resistió y murió.
El muchacho reconoció haber tenido un arma que le sacó la Policía por un tiroteo tiempo atrás. “Es un barrio muy conflictivo, ahí todos conocen de armas. Yo en un tiempo tenía una carabina calibre 22, dos o tres meses antes del hecho me la sacaron en un allanamiento, por abuso de arma”.
La madre de los jóvenes Zacarías también declaró, y recordó que tiempo atrás “con Santiago Godoy éramos muy buenos vecinos”. Luego sobrevinieron los conflictos: “Era una guerra campal, y lo sigue siendo, con los gomerazos no se puede salir a sacar la ropa. Y si uno va y les dice a los padres -de quienes les tiran piedras- puede ser agredido verbal y físicamente”.
“Si tenés huevos andá y sacalos vos”, dijo un policía
Los problemas entre las familias enfrentadas en el barrio Gaucho Rivero tenían un par de años de historia, y las numerosas denuncias que se radicaron en la comisaría novena y en la Fiscalía dan cuenta de la grave situación. Sin embargo, al parecer ninguna autoridad pudo con la violencia, o no se estuvo a la altura de las circunstancias. Un reflejo de esta situación es la respuesta del personal de la comisaría novena el mismo día del asesinato, pocos minutos antes. Tras los primeros disparos, los vecinos llamaron a la Policía, y según los testigos que declararon ayer en el juicio la respuesta no fue la esperada.
Cuando llegaron, les plantearon la situación a los uniformados y un policía de apellido Pérez le habría dicho a Adrián Zacarías: “Si tenés los huevos bien puestos andá y sacalos vos”.
Por su parte, Emiliano Zacarías: recordó una frase similar: “El oficial Pérez nos dijo que si teníamos los huevos bien puestos que vayamos, ya sabíamos lo que teníamos que hacer. Se pegó la vuelta y se fue”.
La madre de ambos jóvenes contó cuando llegó el patrullero: “Les dije que temía por la vida de mis hijos. El oficial nos dijo: ‘Ustedes saben cómo se termina esto. Me fui a hacer la denuncia a la Fiscalía”.
Datos
* El juicio se desarrolla en la Sala 2 de la Cámara del Crimen, y el tribunal está integrado por Ricardo Bonazzola -presidente-, Marcela Badano y Marcela Davite.
* Héctor Godoy, Gerardo Godoy y Sandro Toledo son defendidos por Mario Figueroa.
* Jesús Santana es defendido por Miguel Cullen y Guillermo Vartorelli.
* El fiscal de Cámara es Rafael Cotorruelo, y el abogado querellante es Walter Rolandelli.