“No, pará un cacho”, le decía Sergio Daniel Romero a un hombre que le apuntaba con un arma de fuego en medio de una discusión en la cortada de la Villa 351 de Paraná. El agresor gatillaba y el revólver no respondía, hasta que un proyectil salió por el cañón e impactó en el pecho del joven de 29 años. La víctima murió minutos después cuando lo trasladaban al hospital San Martín. La Policía y la Fiscalía buscan al señalado por testigos del homicidio ocurrido en plena siesta de este miércoles, conocido como “Calorito”, según contaron vecinos del lugar.
Homicidio en la Villa 351: "Calorito", el principal sospechoso
Por José Amado
El fiscal Juan Malvasio y el personal de la División Homicidios se encuentran abocados a la investigación, a la localización del sospechoso y al esclarecimiento del crimen.
Todo comenzó alrededor de las 15, cuando Romero llegó a la casa de un vecino ubicada sobre la cortada, a unos 30 metros de calle Paracao. Él vivía 20 metros más adentro del barrio. Estacionó el Ford Fiesta gris, cuya propiedad no estaba del todo clara, ya que podría ser suyo o del vecino, o de ambos, y se pusieron a charlar sobre cuestiones “laborales” en la puerta de la casa, según sostuvieron. En ese momento irrumpió en la escena un hombre que vive en frente a esta vivienda, con quien tenían algunos inconvenientes desde hacía un tiempo atrás.
LEER MÁS: Paraná: mataron a un hombre en la villa 351
Se inició de esta manera una discusión que nadie imaginó que terminaría de la peor manera. El muchacho que se acercó e inició el altercado sacó de entre sus prendas un arma de fuego que se trataría de un revólver. Comenzó a gatillar contra Romero pero el arma no se accionaba. Mientras la víctima le pedía que se detuviera, un balazo finalmente se percutió y le alcanzó directo el corazón. El homicida salió corriendo, cruzó calle Paracao y se introdujo en el otro lado de la Villa 351. Vecinos del lugar contaron a UNO que se trata de “Calorito”.
Todo este relato es en base a testigos que podrían no ser del todo fehacientes.
El vecino de Romero lo subió al Ford Fiesta y lo trasladó al hospital San Martín. Al ingresar al playón de la Guardia por calle Carbó, un médico salió a auxiliarlo pero constató que ya no presentaba signos vitales. De esta manera, el fallecido no ingresó al nosocomio y tanto la Policía como el médico forense trabajaron en el lugar como una escena del crimen secundaria.
La principal era donde ocurrió la agresión mortal, donde el personal de la Dirección Criminalística no encontró rastros de manchas de sangre ni tampoco indicios balísticos.
En la primera revisación del cuerpo, se advirtió la herida de bala en el tórax, con orificio de entrada sin salida, por lo cual en la autopsia se podría encontrar el plomo. Personal de Bomberos trasladó el cadáver a la Morgue Judicial de Oro Verde.
Una pista que surgió en la pesquisa podría relacionar este homicidio con un hecho ocurrido el día anterior: la vivienda del vecino y compañero de trabajo de Romero había sido atacada a balazos, desde la casa de Calorito. Este hecho no fue denunciado, pero los peritos revisaron las paredes y rescataron tres plomos. Esta evidencia será cotejada con el proyectil que se podría recuperar del cuerpo de la víctima para una eventual comparación balística.
Romero vivía solo en el mismo barrio, separado de una mujer que también es vecina. Sus familiares aguardaban la entrega del cuerpo para darle cristiana sepultura. Mientras, se aguardaban datos fehacientes para la identificación del sospechoso y su captura (o bien su entrega espontánea).