El 27 de junio la noticia del fallecimiento de Santino Romero, de 10 años, en una tragedia vial conmocionó a Paraná y a todas las instituciones deportivas. El nene jugaba al fútbol en Palermo y, además, cuando iba a visitar a su abuela al barrio Bajada Grande, disfrutaba sus tardes en la escuelita de fútbol que se instaló en el mismo patio de su nona.
Santino Romero: Sentido homenaje en el patio de su abuela
Por Alan Barbosa
UNO/ Alan Barbosa
Santino Romero: Sentido homenaje en el patio de su abuela.
UNO/ Alan Barbosa
María de los Ángeles Scetta, abuela de Santino, y un sentido mensaje.
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Santino Romero: Sentido homenaje en el patio de su abuela.
Ovación se acercó al reducto ubicado sobre calle Baxada del Paraná al final y vivió en primera fila el homenaje sentido que le realizó la familia, encabezada por María de los Ángeles Scetta, y seguida por sus compañeritos de fútbol en Comedor Gurises Costeros Cristian Ríos. El nombre hace alusión a un niño que perdió la vida y esa es la manera de recordarlo.
Durante el homenaje hubo una suelta de globos blancos hacia el cielo. En cada uno de ellos compañeros, familiares y allegados dejaron un sentido mensaje para Santino. Una vez finalizado eso se reunieron en la cancha y realizaron un picadito entre dos escuelitas de la zona, que se reunieron para cerrar el día a puro fútbol, como le gustaba a Santi.
“Esta es una grata manera de recordar a mi nieto. A él le encantaba venir a jugar a la pelota acá, con sus compañeritos”, comenzó María de los Ángeles.
“Sus primeros juegos con la pelota fueron en esta cancha. Fue partícipe y vio crecer esto que hoy tenemos para los chicos. A pesar de que él jugaba en Palermo, siempre me decía ‘abuela, cuando necesites un jugador voy a estar’. Santino era un chico muy solidario, compañero y le gustaba atajar”, agregó.
“A Santino siempre le gustó ser parte de esto. El comedor es una familia y nosotros lo vivimos como tal. Los 365 días del año estamos trabajando, acobijando y dando amor a los niños y su familia. A raíz de lo que pasó, mucha gente del barrio, de los clubes y de Paraná hicieron sentir su presencia y estoy agradecida a ellos”, contestó.
María prosiguió agradeciendo a cada una de las personas que se hicieron presentes y dejando un mensaje para su nieto en cada frase.
“Tenemos que seguir. Estamos quebrados, con las alas rotas. Santino tenía que seguir con nosotros, así que ahora vamos a seguir por él. Por sus sueños, por el fútbol, por la escuelita, por sus metas”.
“Queremos que Santino siga presente, como siempre lo hizo. Nuestra familia se derrumbó pero él nos va a dar la fuerza necesaria para seguir adelante”, agregó la abuela, entre lágrimas.
Luego del fallecimiento de su nieto María pensó en cerrar el comedor y darle fin a la escuelita de fútbol. Sin embargo, contó que volviendo a su casa vio una pelota de fútbol en el medio de la cancha y al acercarse sintió una brisa de viento pasar por al lado de ella. Para ella, esa fue la manera en la que Santino le comunicó que siga adelante con el fútbol.
“El deporte es una herramienta muy útil para los niños y sobre todo para el crecimiento de uno mismo como ser humano. El de compartir, ganar, participar, reír, llorar. Sucede siempre en el ámbito deportivo y es satisfactorio ver cómo interactúan con otros barrios, se hacen amigos, conocen gente”.
En relación al merendero que funciona en el barrio Bajada Grande, María informó: “Hace 14 años que tenemos este comedor, y alrededor de cuatro años que tenemos la cancha. Fue un sueño realizado para todos nosotros. Antes había pasto, yuyos y espinas, pero con la colaboración de toda la gente del barrio y el espíritu de los más chicos hoy podemos decir que tenemos una cancha de fútbol”.
“Acá, en la escuelita, vienen tres categorías: de 6 a 8 años, de 9 a 12 y de 13 a 17 años”, informó la abuela de Santino.
“En el comedor asistimos a alrededor de 30 gurises, que juegan al fútbol en tres categorías diferentes. Además asistimos a las familias de los alrededores, así que somos varios los que estamos día a día”.
“Es un lugar que une a muchos corazones”, cerró María.
















