En 2014 Gustavo Aguiar armó sus bolsos y se trasladó hacia Panamá. En ese país defendió el arco de Plaza Amador, equipo que compite en el máximo nivel. Una lesión lo alejó del arco, pero no de los campos de juego. Recibió una propuesta que le permitió continuar ligado a la pasión popular. Modificó el chip para ejercer como formador en el International Scholl of Panamá.
Gustavo Aguiar, entre la formación y el profesionalismo
Por Matías Larraule
UNO / Juan Ignacio Pereira
De vacaciones en Paraná, Gustavo Aguiar visitó la redacción de UNO.
“Actualmente estoy dirigiendo en las categorías Sub 16 y Sub 18 masculinas junto al profe Daniel Aquino. Estamos trabajando en conjunto. No hay diferencias, los dos somos los líderes del equipo. Y este año se dará la oportunidad de dirigir una Sub 14. La intención es que esos chicos, cuando lleguen a la Sub 16 y Sub 18 tengan la misma metodología de trabajo”, explicó Aguiar, en diálogo con Ovación.
Durante todo el año se distancia a 7.000 kilómetros de su familia. “En Panamá tengo todo: Asado, mate, amigos, pero me falta la familia. Con ellos estoy en contacto permanente a través de la tecnología. De todos modos se extraña compartir un mate, una comida y hablar de cualquier tema”, diferenció. Asimismo, el Pupi se hizo un tiempo en el período de vacaciones para visitar la Redacción de UNO.
“La próxima semana comenzaremos a preparar la temporada 2023 porque en febrero tendremos un viaje a Honduras a un torneo que se llama Asca. Es un torneo centroamericano de colegios internacionales. En dos semanas comenzamos con los entrenamientos y empezaremos a adaptarnos a la cancha natural porque los torneos que disputamos en Panamá son en césped sintético. En la escuela tenemos una cancha de esas característica reacondicionada en el periodo de vacaciones. Empezaremos a trabajar sobre esa superficie. Estamos ilusionados porque tenemos equipo para competir en el torneo”, indicó.
El fútbol escolar tiene sus particularidades. “Muchos padres dejan el país por sus trabajos en empresas multinacionales. Eso no nos permite desarrollar un proceso de formación para trabajar junto a ellos desde los 10 hasta los 18 años. A la vez vienen chicos que han jugado en otros colegios internacionales o en clubes y se puede sacar provecho máximo a eso. Hay veces que debemos trabajar desde cero. En la escuela le damos a todo la oportunidad de estar o que lo intenten en los entrenamientos. En los torneos se va definiendo el equipo y se saca a los chicos con mejores condiciones”, detalló.
La metodología de trabajo incluye diferentes etapas. “Trabajamos con niños y niñas desde los 4 hasta los 18 años en donde toda la parte de fútbol se divide en bloque. Los más chiquitos es todo pedagógico. A medida que van creciendo se mecha la pedagogía con la formación y aprendizaje de las reglas. Cuando pasan de Sub 12 a Sub 18 se agrega la parte competitiva para que tengas responsabilidades. El fin no es ganar siempre, sino que aprendan, disfruten, y sepan valorar los momentos cuando están en la escuela porque cuando asistan a una universidad y se carguen de estudio tal vez no tengan la posibilidad de practicar deportes”, explicó.
Otro nivel
A fines de la temporada pasada Aguiar recibió un llamado para formar parte del cuerpo técnico de Tauro FC, tricampeón de la Liga de Fútbol Femenina. Con el Albinegro disputó, además del campeonato local, la Copa UNCAF, el certamen que reúne a los campeones de Centroamérica. “Fue una hermosa experiencia”, describió.
“El escenario es diferente. Como entrenador a nivel formativo uno debe tener un equilibrio muy lineal en el trato con los chicos y demás. En el nivel competitivo y profesional uno tiene que tener la presión de hacer las cosas bien, de trabajar y de tratar de darlo todo porque depende del resultado. Fue muy poco el tiempo que estuve en Tauro, pero esa experiencia despertó un gusto diferente. Generó la adrenalina de los partidos, de analizar el partido, al rival y la planificación de cada juego. No son mundos diferentes, sino cosas diferentes. A los chicos tratamos de enseñarle y en el profesionalismo enfocamos más en ganar”, diferenció.
Primera estrella
Gustavo Aguiar formó parte de una generación que, el 18 de diciembre, celebró el primer título del seleccionado argentino de fútbol. Pupi lejos de su país, pero rodeado de la comunidad que reside en Centroamérica.
“Lo viví con mucha ansiedad y nerviosismo. El título es una caricia al alma por la situación que atraviesa el país. También me puse muy feliz por Messi, por Otamendi, por Di María, que venían sufriendo y recibiendo palos, y por la camada de jugadores increíble que tenemos”, subrayó.
“Me tocó ver la final del Mundial 2014 y las dos copas américas que se perdieron. La sufrí muchísimo. Lloré, me frustré. Soy muy futbolero, me corre por la sangre, y vivo los partidos con mucha ansiedad. Esto fue un desahogo para todos. Después de tanto lucharla y sufrir al fin y al cabo se terminó logrando”, añadió.
“En Panamá hay una comunidad Argentina muy grande. Soy muy amigo del embajador Marcelo Lucco que es una persona muy amistoso. El día previo a la final realizamos la despedida de año. Lo único que se dijo fue si salimos campeones nos encontramos en un lugar. Después del partido el embajador nos citó a festejar en tal lugar con choripanes y hamburguesas para todos. Y así fue”, concluyó.