Antes de la pandemia, era habitual celebrar un casamiento, un cumpleaños, algún bautismo o una despedida de año con una fiesta importante que permitiera compartir el gran momento con amigos y allegados. Sin embargo, a partir de marzo de 2020 hubo drásticos cambios en el sector de los organizadores de eventos, que al no poder trabajar durante largos meses se vieron severamente afectados.
Organizadores de eventos advierten que hay menos festejos
Gentileza: Juan Carlos Ortega
Organizadores de eventos hoy buscan subsistir.
Una vez habilitada la actividad, tuvieron que reprogramar los compromisos contraídos con anterioridad, y según contó a UNO Juan Carlos Ortega, presidente de la Asociación Civil Cámara de Eventos y Afines de Entre Ríos –organización que nació a partir de la crisis del sector tras la llegada del coronavirus y que obtuvo personería jurídica en noviembre–, en la provincia hubo unos 6.000 emprendimientos del sector que debieron cerrar por no poder afrontar la difícil situación económica, producto de la falta de ingresos por las restricciones, y hoy quedan apenas unos 3.500, muchos de ellos subsistiendo ante una fuerte caída en la demanda y la imposibilidad de planificar una fiesta a mediano o largo plazo sin perder frente al índice inflacionario.
En este marco, Ortega indicó: “Es un sector que genera numerosas fuentes de trabajo, pero la situación hoy es caótica, porque bajó mucho el poder adquisitivo. Ya no se hacen más fiestas de 100 personas, sino que se redijeron a 50 o 40 invitados, y ya si hay 60 es un fiestón”.
Como uno de los referentes con mayor trayectoria en el sector gastronómico en Paraná, manifestó que una de las principales dificultades que enfrenta en su actividad es el costo de los insumos, ya que muchas veces las fiestas se organizan con muchos meses de anticipación y hasta que llega la fecha se registran fuertes aumentos que deben absorber en su mayor parte para no perder clientela. “Tenemos que lidiar contra la inflación y además con al gran cantidad de impuestos que hay que pagar: hoy tenés el salón de fiestas y después tenés Sadaic, Aadi Capif, hay que abonar el policía adicional o el guardia de seguridad, y todo eso conlleva a un mayor costo de la actividad”, lamentó.
En cuanto a la mercadería, precisó: “Hoy un kilo de pulpa común está alrededor de 900 a 1.000 pesos, una gaseosa de marca está entre 150 y 200 pesos; y los salarios de quienes nos contratan están iguales o tuvieron apenas un aumento. En estos días se anunciaron incrementos de sueldo pero no fue para todo el mundo y eso hoy se nota en la cantidad de gente que viene y pregunta, y que después hacen números y por más que quieran hacer la fiesta no les da”.
“Hace poco pasó la época de recepciones y estuvo re flojo, porque cuando las habilitaron los padres no tuvieron tiempo de prepararse y organizarse con los gastos y demás. En Paraná habrá habido unas 30 recepciones, cuando antes había 300. O sea, que la demanda para estos eventos en particular solamente fue del 10%”, aseguró el empresario gastronómico.
Por otra parte, de acuerdo a lo que comentó, hoy una tarjeta para un festejo arranca en los 3.900 pesos e incluye entrada, primero y segundo plano, postre y bebidas. No obstante, observó: “A ese servicio ya deberíamos estar cobrándolo 5.000 pesos para que me quede una ganancia y no se puede, porque a la gente no le alcanza para pagar más. O sea que estamos remarcando con un 12% o un 15% y eso es prácticamente estar trabajando al límite. En mi caso, me pasó que con la última suba de la carne no gané ni perdí, sino que salí derecho”.
“Ahora viene el aumento de luz, y una boleta que tenemos que pagar en el sector es de entre 60.000 y 70.000 pesos. Estuvimos casi dos años parados, sin ninguna ayuda, y nos estamos adecuando a estas nuevas tarifas, porque necesitamos trabajar, aunque no nos quede casi nada de ganancia”, señaló.
Si bien aclaró que cada servicio gastronómico u otro relacionado a los eventos pauta con su cliente cómo se abonará el mismo, recordó que tradicionalmente se realizaba una seña para reservar la fecha y quienes hacían su fiesta iban pagando antes hasta cancelar. “Hoy en día es muy difícil calcular cuánto cobrar. En el caso de mi servicio pusimos una cláusula en el contrato donde se estable un reajuste, que es un porcentaje. El año pasado habíamos puesto a lo sumo un 30%, pero resulta que las cosas subieron un 50%. Perdimos prácticamente un 20%. Nadie sabe como va a ser la inflación este año y no sabemos qué hacer”, concluyó.