Marcelo Rey tenía 38 años, era de Lanús, pero desde unos años vivía en Brasil, en Morro de São Paulo, una de las localidades turísticas más conocidas del norte del país. Allí trabajaba como cajero del Bar do Peter II, cuyo dueño era otro argentino.
El joven argentino fue salvajemente asesinado a golpes luego de ser atacado por un brasileño, que, según las primeras versiones, lo acusaba de haber ido a ese lugar a robarle el trabajo a los habitantes de la zona. Ese habría sido el detonante del conflicto.